#13

105 16 1
                                    

Volver a casa era todo lo que había querido desde el momento en que me secuestraron, pero cuando bajé del avión... No podía. No podía ver a nadie, oír a nadie, sentir a nadie. No quería dar explicaciones, no quería recordar.

Me despedí de Stef no sin antes darnos nuestros números y prometer que nos veríamos, ese mismo día si era posible, y fui en taxi hasta casa, pero no entré. Paseé por la ciudad, mi ciudad. Volvía a oler esa mezcla de plantas por los parques, con monoxido de carbono de los autos. Volvía a oler la panadería de, ahora que recuerdo, era la panadería del tío de Martina, una ex-amiga. Debo mencionar que no hay peor olor para una hambrienta que la de una panadería. Pero no quería entrar, no me atrevía. No quería comer.

—¿______?

Me preguntaba porqué la gente tenía que aparecerse cuando quería estar sola, cuando quería disfrutar de lo que se sentía estar de vuelta.

Suspire, dibujé una sonrisa y me giré. — Ey, hola.

—¿Donde has estado? Todo el mundo decía que estabas muerta— si su rostro no demostraba confusión, entonces nada mas en el mundo podría hacerlo.

—Pues, por ahí— me encogí de hombros — Sobre mi muerte...creo que tendré que pedir unas buenas disculpas, es que en realidad todo había sido fingido.

—¿Fingido?

—Si, para poder escapar.

—¿Escapar?

—Con mi...novio.

—¿Tienes novio?— se sorprendió.

—Tenía.

—Oh, lo lamento. Creo...

—Como sea, creo que ya es hora de volver a casa, que bueno haberte encontrado, Mati.

—Igual, saludos a tu familia.

Mati había sido uno de los dos únicos  novios que tuve. Él había sido muy querido por mi familia...quizá mas por ella que por mi. Su papá había sido compañero de universidad de mi mamá, él consiguió un buen puesto de trabajo en una empresa, se casó y nació Mati. Formó parte de mi infancia, siempre fue muy amable pero jamas me llegó a gustar del todo. Hasta que la pubertad lo benefició de vergas. Entonces me pidió para salir con él, y como Mau estaba saliendo con alguien...decidí hacerle lo mismo. Toda la familia lo adoraba, así que nuestra relación terminó durando un poco mas de lo que debería haber durado. De todas maneras nada terminó mal, es un chico súper simpático y comprensivo. Quizá porque es un año mas grande que yo, o quizá porque simplemente es buena persona.

Cuando menos me imaginé, ya estaba en la puerta de mi casa. Casi me doy vuelta para no Entrar, pero la puerta se abrió de golpe. Mi mamá estaba usando un delantal naranja, por el que se secó las manos en cuanto me vio. Sus ojos estaban abiertos de una manera exagerada y su boca se abría levemente reflejando su asombro.

—Espero que no hayan tirado abajo mi habitación — solté.

Los sollozos de mi mamá empezaron de inmediato. Sus ojos se tornaron colorados y las lágrimas brotaron como si se tratase de una catarata. No pude evitar sentirme culpable, ni mucho menos con la historia que debía contar como razón de mi desaparición. La abracé fuerte, sabía que era lo que necesitaba. Ella no habló, y yo tampoco. Al poco tiempo, mi padre apareció tras nosotras, luego de haber escuchado los sollozos de mi madre. Él tampoco dijo nada, y no pude ver su expresión porque mantuve los ojos cerrados para no llorar, pero estaba segura de que estaría sorprendido. Caminó hasta nosotras y simplemente se unió al abrazo. No se cuánto tiempo estuvimos así, pero les aseguro que no me pareció suficiente. Cuando nos separamos, mi madre se secó las lágrimas con el dorso de la mano, sorbió sus mocos y habló;

Fantasmas del Pasado (Screamau&Tu) #2 ImpossibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora