Un viernes tuve un examen de lógica a las 12:50, estaba sentada por ahí con mi amiga y frente a nosotras había un chico escuchando música. Como se suponía que yo estaba estudiando no había visto que se trataba del Sujeto. Era un día muy caluroso y, por ello, el Sujeto se movió de donde se encontraba para sentarse bajo la sombra, pero se sentó precisamente a un metro y medio de donde me encontraba.
Fue un momento en el que pensé muchas cosas, incluso en acercarme y hablarle de una vez, pero no pude. Me había prometido a mí misma mejorar mis calificaciones porque no estaba resultando nada fácil, entonces ¿por qué en vez de estudiar estaba fijándome en lo que él hacía? Era algo involuntario, mi intención no era espiarlo, pero cuando estaba cerca yo no sabía lo que hacía.
Cuando estaba cerca me ponía nerviosa. Me acostumbré tanto a encontrarlo en muchos sitios, que cuando no aparecía por ahí me invadía una tristeza extraña. Tenía muchas ganas de hablarle, pero algo me lo impedía y por eso nunca lo hice, esa clase de cosas siempre me resultaba difícil.
Antes de salir de vacaciones por la Navidad, el profesor iba a revisar cuadernos de nuevo y me pidió que le ayudara, el sujeto también le estaba ayudando. Cuando recuerdo ese día, ahora no puedo evitar reírme de mí. Ya casi terminábamos de revisar todos los cuadernos, recuerdo que estuve pendiente de cuántos compañeros faltaban, pero de repente, mientras yo revisaba algunos cuadernos, ya casi se habían ido todos. Y en un parpadeo más ya no quedaba nadie.
El ambiente se quedó en completo silencio, sólo estábamos el profesor, el Sujeto y yo, y nadie decía absolutamente nada, pero estaba consciente de que yo no debía estar ahí, así que recogí mis cosas, me despedí del profesor y, deseando poder decirle algo al Sujeto, salí corriendo , literalmente, del salón. En 30 segundos ya estaba en el laboratorio de física, fue como huir porque me sentí rara en un espacio con esas dos personas, estaba nerviosa, confundida y con deseos de decir algo, pero una vez más no pude hacer nada.
Por esto y varias situaciones más del futuro, mis compañeros comenzaron a decir que era la consentida del profesor, yo ni siquiera sabía que decían estas cosas, hasta que comenzaron a decir cosas más extrañas, como que al año siguiente yo iría con el Sujeto y el profesor a otros salones, o como que ahora el chico, a quienes ellos llamaban 'el hijo del profesor', me odiaba porque le había quitado su lugar. Eran cosas realmente extrañas, que ahora me causan demasiada gracia, aunque medio año después, cuando ya conocía más de The Strokes, me rodearían de más "chismes" al decir que por mi gusto de The Strokes había sacado 10 en esa materia. No comprendía por qué, hasta que alguien me dijo que al profesor también le gustaban The Strokes, y lo comprobé cuando en una clase puso su disco, el 'Comedown Machine'.
Cuando llegaron las vacaciones de Navidad cometí una locura más al enviarle al Sujeto una solicitud en la red social. De alguna manera había pensado en hablarle ya, pero tampoco quería cometer más locuras. A partir de ese momento empecé a darme cuenta de que ya no era la misma persona. Cada día que pasaba conocía algo nuevo de The Strokes, y me agradaba la idea de que cada descubrimiento se diera como en una relación amorosa, todo a su tiempo, sin apresurar las cosas.
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El Sujeto
RandomLos años pasan, los recuerdos permanecen y los sentimientos se confunden. ¿Cuánto tiempo será necesario para olvidar a alguien que fue importante? En el baúl de mis recuerdos aún se encuentran bien acomodados muchos momentos de felicidad que tienen...