El ruido de algo cayendo al suelo me despertó de golpe. Cuando abrí los ojos me di cuenta de que el despertador no estaba en su sitio, si no en el suelo, hecho pedazos. Podía añadir otro más a la colección de relojes estrellados contra el piso.
Me levanté de la cama con un gran cansancio en el cuerpo. Me había pasado toda la noche dando vueltas en mi cama, pensando en lo que había ocurrido ayer.
Arrastrando los pies y chocándome con los marcos de las puertas, entré en el baño. Esta mañana sí me ducharía. Me desnudé por completo, entré en la bañera y até mi cabello en un moño para que no se empapara con el agua. Podría quedarme horas y horas debajo del chorro de la alcachofa, pero ni a mi madre ni a mis profesores le harían gracia que faltara un día a clase.
Salí rodeada por una toalla de algodón marrón y caminé hacia mi cuarto mucho más despejada que hacía diez minutos. Abrí el armario y elegí mi ropa. Unos vaqueros negros y una camiseta blanca por encima del ombligo, acompañada por un collar largo y unas vans del mismo color.
Solté mi cabello y lo peiné con las manos. Las suaves ondulaciones caían por mis hombros como cascadas. Me pinté un poco en el baño y comprobé la hora. Otro día que no me daría tiempo a desayunar en casa.
Colgué mi mochila de un hombro y salí de casa. Mi boca formí una gran 'o' cuando vi a quiénes estaban delante de mi casa. Lea y.. Harry.
- ¡Janis! ¡Ven, sube, que te llevamos! - Gritó mi mejor amiga sentada en el asiento del copiloto de ese elegante - y al parecer caro - ferrari rojo.
Pero al contrario que ella, yo no miraba a Lea, sino a él. Me estaba observando con un semblante serio y de desaprobación bajo sus lentes negras de la marca Rayban.
- ¿Vas a plantar tu culo en el asiento o nos vamos sin ti? - La voz del muchacho entró en mis oídos como brocas taladrando una pared. Solo asentí y me senté dónde él me había dicho.
Hubo un silencio bastante incómodo a lo largo de todo el viaje, excepto cuando Lea se quejaba porque el viento estaba despeinando su repeinado moño.
Harry estacionó delante del instituto y ambas nos bajamos.
- ¿Tú no vienes? - le pregunté un poco extrañada, seguro que a sus padres no les gustaba la idea de que se fuera con su coche y faltara a clases.
- Me la soplan los estudios, date cuenta ya. - Deslizó sus gafas por el puente de su nariz para poder observarme. El color de sus ojos se había vuelto mucho más oscuro, y el blanco que rodeaba sus iris tenía un cierto tono rojizo.. ¿estaba drogado? ¿bebido?
Lea enganchó mi brazo con el suyo y tiró de mi hacia la puerta principal. Cuando vi que Harry se había ido en su coche, me giré por completo para encontrarme con la escena más rara de mi vida.. ¿Harry? Pero.. ¿No acababa de irse?
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¿No acababa de irse Harry? ¿Cómo que ha vuelto a aparecer? Lo veréis en los próximos capítulos :3