Capítulo 6.

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Me quedé totalmente quieta y fingí pensar que esa pregunta no iba dirigida a mí. Volví a tocar al timbre y grité un nombre equivocado, no quería que pensara que estana aquí por otra cosa.

- Eh niña, no te hagas la tonta. - No podía confundir esa voz en ningún lugar del mundo. No podía ser él.

Pensé dos veces antes de girar sobre mis propios talones y encontrarme cara a cara con aquel hombre. Estaba delante de mí, vestido con pantalones y camiseta de uniforme policial, observándome con esos ojos de un color verde oliva.

- Vuelvo a preguntártelo, ¿qué haces aquí? - Dio un paso al frente, y yo retrocedí otro quedando así, mi espalda pegada a la puerta de la casa.

- Venía a buscar a una amiga.. pero veo que no está. - Saqué las fuerzas de donde no las había para responderle. Estaba asustada y nerviosa.

- ¿Te crees que soy gilipollas o que me chupo el dedo? - Enarcó una ceja sin retirar su mirada de la mía.

- No, de verdad, no te estoy mintiendo.. - Aclaré mi garganta para intentar bajar el nudo de nervios que atravesaba esta.

- ¿Qué quieres? ¿Qué llame a tu madre y le diga que te has escapado del colegio? - Sacó su móvil del bolsillo y lo desbloqueó.

- ¡Thomas no! ¡No quiero que mamá se entere de esto! Por favor.. - Mi voz se había mezclado con ruego y súplica. No podía dejar que mi madre supiera que mientras ella estaba fuera, yo me dedicaba a hacer cualquier cosa menos a estudiar. Me castigaría de por vida, y no por Thomas, su ex novio y a su vez, persona que intentó amargarme la vida desde que mi mamá dejó su relación con él.

- Dime que has venido a hacer aquí y fingiré no haber visto nada. - Hizo el amago de volver a guardar su celular, pero sólo era una broma para ver la expresión de mi rostro.

Ya no sabía que decirle, le tenía miedo. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos y mis mejillas comenzaron a ponerse de un color rosado. De repente, una voz rompió el silencio que nos unía.

- Ha venido a verme a mí. Han dado día libre en el instituto y tenemos que hacer un trabajo. 

Esa voz.. esa era su voz, la voz de Harry. Busqué su mirada hasta que coincidí con ella. No era el del instituto.

- ¿Y tú eres..? - La voz de Thomas se enfrentó a la de Harry con un cierto tono de recelo.

- Un compañero de clase de Historia. - A pesar de que las palabras ibas dirigidas a Tom, los ojos de Harry no perdían ni un detalle de los míos.

Thomas se giró hacia mí y me dedicó una expresión de vengaza. Acabaría contándoselo a mamá, aunque verdaderamente, ya no nos unía nada.

Cuando Tom se alejó por completo, Harry recorrió la distancia que nos separaba, parándose uno o dos pasos frente a mí.

- Ahora te lo pregunto yo, ¿qué haces aquí? - Su voz parecía ser una daga clavada en mi costado, y a pesar de sentirme intimidada, contesté.

- Venía a verte. - Luché por seguir mirando sus ojos.

- Me has visto en el instituto. - Humedeció sus labios deslizando la lengua entre estos ligeramente abiertos.

- Ese no eras tú. - Le desafié, aún sin saber de dónde había salido esa fuerza.

Harry pareció formar una sonrisa de medio lado en su rostro y chasqueó la lengua y después los dedos. Mi teléfono móvil recibió un mensaje, pero ni siquiera lo saqué del bolsillo de mi pantalón.

- Contéstalo. - Me ordenó.

Sin decir ni una sola palabra, saqué el celular y leí el mensaje, era de mamá:

'Cariño, acabo de llegar, la reunión fue más corta de lo que esperaba, me he encontrado a Thomas de camino a casa, hoy comerá con nosotras. No te despistes después del instituto, besos, mamá xx'

Suspiré. Si mamá había vuelto, y encima estaba con Thomas, tenía un doble problema: ni podía volver a casa y tenía que aguantar al imbécil ex novio de mi madre un día más.

- Pasa. - Me giré para comprobar de que había abierto la puerta. Ya no sabía ni con quien estaba hablando. Entré como él me dijo y miré el interior de la vivienda. Decoración algo clásica para un chico tan jóven, quizá fuera decorada por sus padres, o por algún otro familiar.

- ¿Por qué no has ido al instituto? - Apoyó su cuerpo sobre una pared que daba a lo que parecía ser el cuarto de baño, cruzando sus brazos sobre el pecho.

- Tenía que asegurarme de algo. - Le observé y me senté en el borde de un sofá de cuero blanco.

- ¿Y bien? - Volvió a enarcar una ceja. Ese gesto me ponía más nerviosa de lo que estaba.

- Nada. - Esta vez fijé la mirada en mis rodillas mientras jugaba con mis dedos sobre mis muslos.

- Janis, no me mientas, ¿qué sospechas? - Su voz pareció suavizarse, pero su rostro decía todo lo contrario.

Tragué saliva. ¿Qué reacción tendría si le cuento todos los quebraderos de cabeza que había llegado a pensar?

- Tú no eres Harry, o el otro no es Harry, alguno de los dos no sois Harry. Vi como después de irte tú, un chico igual que tú estaba al minuto en la puerta del instituto. Lograste engañar a todo el mundo, pero a mí no.. y a Lea tampoco. - Apretó su mandíbula al escucharme pronunciar estas palabras. Parece que había dado en el clavo.

- Oh, mi querida Lea, sigue igual que siempre. - Soltó una risa leve a la vez que se pasaba las manos por el pelo, ignorándo totalmente mi declaración.

- ¿De qué la conoces? - Me levanté del sofá. Quería saber que pasaba con Harry, pero aún más, que hacía Lea en todo esto.

- Todo a su debido tiempo, muñeca. - Guiñó un ojo que hizo que me estremeciera un poco.

Suspiré, pero esta vez de los nervios, al ver que aquel chico se acercaba cada vez más y más.

- ¿Qué quieres de mí? - Se colocó delante de mí y le levantó la cabeza desde mi barbilla.

- No lo sé - mentí - pero sí quiero saber una cosa. - Susurré mirandolea los ojos.

- Dispara. - Imitó mi tono de voz.

- ¿Qué Harry eres ahora? - Tragué saliva y mi pulso se aceleró mucho más de lo que estaba.

- Dime tú, ¿qué Harry crees que soy?

Two Realities.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora