Lea tiraba de mi brazo de una forma brusca y dolorosa, pero no podía centrarme en el daño que me estaban causando sus dedos, tenía algo mucho más importante en lo que pensar. ¿Harry? Yo misma vi con mis propios ojos que se había marchado hará ya unos cinco minutos. ¿Cómo es posible que le haya dado tiempo a aparecer de la nada en la puerta del insitituto? ¿Cómo se había cambiado de ropa tan pronto? ¿Y el cambio de estilo? ¿A qué venía todo esto? Me estaba volviendo loca, por más que preguntaba no encontraba ninguna respuesta que fuera coherente con lo que mis ojos estaban presenciando. Comencé a notar un agarre mucho menos duro, hasta que llegué a no sentir nada y Lea interfirió en mi campo de visión. Ahora sólo la veía a ella.
- ¿Se puede saber que te pasa? - Colocó los brazos en jarra a la altura de sus caderas, en esa posición me recordaba muchísimo a mi madre.
- Quítate un momento, por favor, es urgente. - Intenté esquivarla, pero ella se anticipaba a mis movimientos.
- Hasta que no me digas que te pasa, no pienso dejarte, como si tenemos que perdernos el día de clase y estar aquí tooooooda la santa mañana aquí. - El tono de su voz se volvió mucho más agudo al final de la frase. No podía perder clase, pero por otro lado tampoco quería contarle lo que pasaba por mi cabeza.
- Lea joder, confía en mí, que no es nada malo. - La miré a los ojos, intentando convencerme a mí misma de que eso serviría para dejarme ir.
Mi amiga suspiró y se echó a un lado, permitiéndome ver que Harry.. o la supuesta persona que era Harry, nos estaba observando. Coincidí con su mirada sólo unos segundos, hasta que comenzó a andar. Mi pulsó se aceleró, ¿y si venía para preguntarme por qué le estaba analizando con la mirada? No podía decirle: 'es que acabo de ver a un tío igualito a ti hace diez minutos'. Siguió acercándose, y mi corazón cada vez latía más rápido, pero para mi asombro, no se paró delante de mí, sino de Lea.
- ¡Lea! ¡Cuándo tiempo! Estás mucho más guapa. - la sonrió de una manera mucho más distinta de como me miró a mí ayer en clase.
- Harry, me alegro mucho de verte, sigues igual que siempre. - río leve y al parecer, a 'Harry' también le hizo gracia su comentario.
Entablaron una conversación frente a mí. Tenía ganas de irme de allí y sacar mis propias conclusiones, se vieron ayer y ahora esta conversación.. pero mis piernas no reaccionaban ante mis órdenes. Miré mis zapatos y apreté mis dedos pulgares contra la suela de estos.
- Tú debes ser Michelle, ¿no? - La voz del chico captó mi atención y levanté mi cabeza. Tenía el mismo tono de voz que ayer, pero mucho más suave y pausado.
Fui a contestar, pero Lea se me adelantó antes de que pudiera hacerlo.
- La conociste ayer, ¿no lo recuerdas? - Podría jurar que el tono de mi mejor amiga era más superficial que de costumbre. Estaban tratando de esconder algo de lo que no querían que yo me enterase.
- Oh, sí, claro - sonrió - es que ayer estaba cabreado y no me fijé muy bien. - Volvió a sonreirme y peinó su cabello con las manos.
Ahí es cuando me fijé en un detalle más. Sus ojos estaban mucho más claros y la expresión de estos parecían desprender amabilidad. Por mucho que una persona esté cabreada o enfadada, la personalidad y el físico no cambian.. ¿oh sí? Oh no, claro que no. Nunca ha pasado y nunca pasará.
El timbre que avisaba la hora de entrada sonó como todos los días, demasiado puntual. Lea besó mi mejilla y luego la de Harry y corrió hacia su primera clase, educación física. De nuevo, esta pregunta recorrió mi cabeza, ¿de qué mierda conocía Lea a Harry? Parecían tener confianza, y eso no se coge en sólo un día.
- ¿Cuál es tu primera clase? - No me había dado cuénta de que andaba por los pasillos sin fijarme en nada, ni en nadie, hasta que el chico de cabello rizado, habló.
- Mmm.. griego. - le miré con un poco de desconfianza.
-Yo tengo matemáticas, pilla en el mismo pasillo, ¿quieres que te acompañe? - mostró de nuevo esa fila perfectamente alineada y blanca de dientes en su boca.
- Mmm.. no gracias, puedo llegar sola. - Dirigí mi mirada al frente para divisar el aula de la asignatura que me tocaba.
- Bueno, pues en ese caso, nos vemos luego Michi. - Me rozó suavemente el brazo con los dedos y adelantó el paso hasta entrar en clase de matemáticas.
¿Michi? Esto ya era demasiado raro. Nunca me había escapado del colegio, pero hoy iba a ser especial. Retrocedí sobre mis propios pasos y me paré frente a las taquillas. Si Lea conocía tan bien a Harry, debería tener sus datos en la agenda. Bingo. Tras introducir el código de su puerta, busqué entre los libros y abrí el que estaba buscando. H.. H... H.. Nada. No había nada. Probé con la S. Quizá le había guardado como Styles.. pero tampoco había nada. Suspiré agoviada y golpeé la agenda contra la puerta de la taquilla. Un papel salió de entre las hojas, y me agaché para cogerlo. Al leerlo sonreí con orgullo, tenía la misma letra que Harry cuando me dió su número. No podía fallar ahora. Leí la dirección, memorizándola. Dejé todo en su sitio tal y como estaba al principio, y fijándome en que nadie me observaba, salí del instituto como una bala.
Caminé por las calles principales girándome de vez en cuando por si veía a alguien conocido que me pudiera delatar. Entré por el último callejón y me paré delante de la casa. Una casa muy grande pero con un aspecto antiguo e inhabitable. No lo dudé dos veces y me acerqué a la puerta. Sinceramente, estaba muy nerviosa, podía saber lo que andaba buscando ahora mismo, pero en cambio no estaba segura, ¿sería mejor retroceder? Pero para eso, ya era tarde, había pulsado el timbre.
No escuché ningún ruido procedente del interior. Claro, ¿cómo iba a haberlo? Harry estaba en el instituto, dando una clase de matemáticas rodeado de compañeros, cámaras y profesores. No había nadie más, sólo eran paranoyas. Pero.. escuché una rama crujir bajo los pies de alguien, y una voz que la seguía.
- ¿Qué haces aquí?