Capitulo 1:
-Muy bien, hay que empezar, me llamo Emily, ¿tú cómo te llamas? No, no, es ridículo.
-Ey que tal soy Emily, choca esos cinco.
-Oh genial Em ahora hablas contigo misma y prácticas como decir una estúpida frase sin sentido, recuerda que no importa que crean de ti, eres única y al que diga lo contrario le rompes el maldito hocico. Muy bien estoy...
-Emily, cariño es hora de irnos el vuelo parte en una hora y ya es demasiado tarde para llegar, como te presentes será grandioso, todos morirían por tenerte de amiga.- dijo mi padre.
-¿Escuchaste todo?- dije cubriendo mi rostro con ambas manos. Soy una estúpida olvidaba que a través de estas paredes se oye todo, estúpida, estúpida.
- Las paredes oyen, literalmente.- río, él siempre se reía por todo lo que sucedía, era demasiado optimista para mi gusto.
Me recordaba un poco a mí antes de lo de mamá. Yo pensaba en unicornios y amores reales, pero la vida no es así. Los amores reales al igual que los unicornios, existen solo en las películas y en los libros, y esto definitivamente no es un libro ni una película; esto es la vida real y en ella esto no existe y jamás existirá. No es como en un estúpido cuento de hadas, la vida es cruel y dañina, le gusta jugar con los personajes que en este juego llamado vida nos encontramos. Por lo menos, él que escribe mi vida se divierte jugándome malas pasadas constantes.
- ¿Sigues ahí Em?- dijo papá algo irritado, me conviene bajar ahora.
Bajé corriendo las escaleras junto con mi mochila, traía algunas cosas que llevaría dentro del avión; nuestras maletas ya estaban en el auto y el resto ya estaba en Chicago desde hace dos días. La mudanza ha sido rápida.
Mañana ya sería un nuevo comienzo, nueva ciudad, nueva gente. Eso necesito, un respiro, salir de este agujero.
El camino al aeropuerto fue silencioso, ninguno de los dos pronunció palabra. Algo que agradecí internamente, así podría disfrutar del camino intentando almacenar en mi memoria los restos de la ciudad que dejaba atrás. Conecté mis auriculares, puse mi canción favorita, apoyé mi cabeza en la ventana y me concentré en apreciar ese vecindario; esas calles llenas de recuerdos, los niños corriendo, mi viejo instituto y la heladería favorita de mamá pasar ante mis ojos. Una lágrima rebelde se desprendió de mi ojo y la sequé rápidamente antes de que mi padre pudiese notarla. Dejaba atrás estos recuerdos, no estaba segura que era lo que quería pero definitivamente era lo que necesitaba.
Llegamos justo a tiempo, después de todo mi padre tenía razón y no faltaba mucho para que saliera nuestro vuelo. Luego de abordar ya estamos listos para despegar, realmente estoy nerviosa y mi padre lo nota.
-Tranquila cariño, te prometo que todo nos ira bien a ambos, esto es lo mejor que podemos hacer. Ya no queda nada para nosotros aquí.- dice mientras acaricia mi mejilla, yo solo me dispongo a asentir y oigo el anuncio de despegue.
No sé en qué momento me quede dormida, pero sentí unos pequeños golpecitos de mi padre que me hicieron despertar y darme cuenta que estaban preparando todo para aterrizar. Ni siquiera noté que habíamos llegado, solo espero que ésta haya sido la mejor decisión no quiero más dolor en mi vida.
Luego de esperar las maletas salimos en busca de un taxi para ir a nuestro nuevo hogar.
-Calle walabiss 337, por favor.- dijo mi padre al chofer. Observé el camino en silencio a pesar de los nulos intentos de mi padre por entablar una conversación conmigo.
Sonaba mi playlist favorita mientras el paisaje de Chicago, mi nueva ciudad, se paseaba ante mis ojos. Entramos a un vecindario tranquilo y pequeño, casas elegantes con buena fachada y un aroma familiar que se respiraba en aquel lugar. Algo me hizo sentir en casa, recordar momentos de mi infancia que me hicieron sonreír. Eso era justo lo que necesitaba, paz, después de todo ese caos.El auto se detuvo. Llegamos, al fin llegamos. Es un lugar bastante lindo con una buena fachada, un pequeño jardín delantero, con un camino de mármol hacia la entrada rodeado por bellísimas flores de colores, un garaje al lado del mismo, y una pequeña tranquera que daba a un jardín compartido, bellísimo, parecido a un bosquecito, desde luego que iría a explorarlo en bien me acomodara.
-Adelántate, te alcanzo en un momento.- dijo papá bajando nuestras maletas del taxi. Tomé mi maleta y entré.
Adentro era mucho más grande de lo que parecía, y me gustaba, tenía un pequeño recibidor, con algunas plantas, un perchero y unos paraguas. Luego estaba el living con un juego de sillones negros de tres cuerpos, en medio una mesa ratona de vidrio con un simpático canastito con flores y un plasma en la pared, la puerta hacía la cocina, a un baño de invitados y una escalera que iba hacia las tres habitaciones de arriba cada una con su respectivo baño, una decoración bastante contemporánea, diría yo. Me encantaba, mi padre había contratado a una buena decoradora.
Subí a mi cuarto a desempacar, ya estaba casi listo asique solo tuve que guardar la ropa que trajimos, algunas cosas que ya no habían traído para aquí y me dispuse a darme una ducha relajante de sales en mi nuevo baño.
Luego de una hora salí dispuesta a explorar ese lindo jardín.
Me seque y vestí con un pantalón de jean oscuro rasgado en las rodillas, una camiseta de un Mickey degollado negra, una sudadera azul, y mis vans negras. Ya estaba lista para explorar.
Salí al jardín y comencé a caminar por el pequeño sendero, de seguro vendría seguido aquí esto me fascinaba. Divise un pequeño banco debajo de un gran árbol, corrí hacia él, al llegar vi que no estaba vacío y por lo que veo no era la única que tenía acceso a este jardín.
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Entre Tu Mundo Y El Mío (Rescribiendo)
Teen FictionLuego de que su madre muriera Emily Westh, una adolescente de 17 años queda a cargo de su padre, el cual nunca estuvo presente, gracias a que su trabajo lo mantenía viajando constantemente; por lo que podríamos decir que se quedo SOLA. Su mejor amig...