Capítulo 4

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Capítulo 4:

Alguien carraspeo sacándonos de ese trance. -Se puede saber ¿qué está ocurriendo aquí? – dijo el sr Mies, oh, oh...

En ese momento sonó el timbre de final de hora, ¿conocen la frase salvada por la campana? Bueno en este momento aplica a la perfección, tomé mis cosas y salí de allí lo más rápido posible. Éste día ha estado lleno de momentos incómodos.

Llegué a mi casillero y camino a este no pude evitar notar que todos me observaban, murmuraban y reían. ¿A caso tenía algo en la cara? Dejé mis cosas y les di una mala mirada a todos. Cogí mi libro de biología y cuando estaba por irme me topé un lindo chico de ojos color miel, cabello rubio, un poco más alto que yo, bastante fornido por lo que dejaba ver su ajustada camiseta blanca.

-Hola Fresita.- dijo, ¿pero que les pasaba a todos aquí? Le di una mala mirada dispuesta a responder.

-¿Pero qué demonios les sucede a todos? ¿Es por ser la tipa nueva? Pues déjame decirte que ya me estoy hartando de este estúpido lugar, ¿Tengo una fresa en la cara para que todos me llamen de esa estúpida manera? Ni me respondas de seguro eres como todos los imbéciles de aquí.- dije casi gritando, estaba furiosa.

- Perdóname no quise ofenderte, y si tienes una fresa.- lo mire frunciendo el ceño y río.- no en la cara pero si en la espalda.- dijo mientras quitaba de mi espalda un dibujo de una fresa con una flecha hacía arriba y al final de la hoja decía "Atte. Walker." Eso es todo me las pagaría. No podría explicar la bronca que siento en este momento. Yo no sería su nuevo juguete.- por cierto, no soy un imbécil, me llamo Augusto Rivas.- dijo sonriente, que estúpida, lo insulté y no tenía la culpa. Que buena eres haciendo amigos Emily, me di un golpe mental por eso y le de mi sonrisa apenada para intentar solucionar las cosas.

-Lo lamento mucho Augusto, no fue mi intención, solo que ha sido un día difícil.- dije apenada.- por cierto soy Emily Westh.

- Te entiendo, yo el año pasado fui el nuevo aquí y a decir verdad no es nada fácil. Walker les hace su "iniciación," como él le llama, a todos. El año pasado colgó mi bóxer en el asta de la bandera.- dijo encogiéndose de hombros.- un placer Emily.- dijo con una linda sonrisa.

- Pero conmigo no lo hará tenlo por seguro. Si quiere guerra eso tendrá.

-Me agradas chica, ven vámonos a clase.- dijo empezando a caminar conmigo.

- ¿Qué clase tienes ahora? – dije caminando junto a él.

-Biología, al igual que tú.- dijo señalando mi libro.

Entramos en el salón y divise a Sam, me despedí de Augusto y fui a su encuentro.

-Vaya veo que no pierdes el tiempo.- dijo mirando en dirección del rubio a mis espaldas.- recién llegas y ya te paseas con toda una guapura.- dijo riendo.

- No sé a qué te refieres.- dije riendo.

El resto de la mañana transcurrió tranquila; llegó la hora del almuerzo y fui a la cafetería junto con Augusto y Sam, la verdad me habían caído súper bien. Agradecía no estar sola.

Los chicos cogieron su almuerzo y yo todavía no me decidía, por lo cual les dije que vayan escogiendo una mesa y que luego los alcanzaba.

-¿Me persigues Fresita? – esa odiosa voz.

-A ti jamás, y creí haberte dejado claro que conmigo no se juega, pero veo que no lo entendiste.- dije mientras volcaba un postre de chocolate en su cabeza. Una sonrisa se formó en mis labios mientras veía como caía sobre éste el chocolate.

Su cara de victoria se transformó a una de enfado mientras veía como caía el chocolate por él. En cambio la mía quedó con una hermosa sonrisa victoriosa.

-Esta me las pagas Westh.- dijo tomando un puñado de puré de papas y arrojándomelo, lo esquivé y reí, pero por mala suerte le dio a otro chico que estaba allí. Eso fue el pie para lo que se desató después.

-¡Guerra de comida! – gritaron, y ahí empezó todo. Con Jaden nos miramos y nos agachamos, empezamos a caminar en cuclillas hacía la salida y cuando estábamos a punto de llegar vimos unas piernas frente a nosotros. Levanté la vista y maldición el director estaba observándonos de brazos cruzados.

-Si-len-cio.- gritó y eso bastó para que pararan, pero ¡oh no! Un tiro fallido le pegó en todo su traje gris, ahora manchado con puré de calabaza.- ¿Quién inicio esto? – Dijo serio, en ese momento todo el mundo nos apuntó a nosotros que ya estábamos parados.- Walker, Westh a mi oficina ¡ahora! - dijo gritando lo último.

Ambos nos levantamos y lo seguimos. Nos pidió que nos sentáramos con una seña y así lo hicimos. No quería enfadar más a este hombre.

-Me quieren explicar qué paso ahí.- dijo más como afirmación que como pregunta.

-Yo no fui.- dijimos al unísono ambos. Giré a verlo furiosa.

-Ya que a ambos les gusta hablar al mismo tiempo, organizar revoluciones de comida y agotar mi paciencia, serán grupo para todo. En todas las materias que les toque juntos, en biblioteca como ayudantes, y en la limpieza de la cafetería ya que deberán limpiarla por lo que resta del mes.- su voz era firme y su rostro irradiaba ira.- ah, y es por todo el año escolar, asique acostúmbrense porque si uno se mete en problemas, no asiste, cumple o algo no es de mi agrado, ambos – dijo señalándonos – estarán castigados y no irán al baile de graduación.

Jadee – esto no es justo.- dije con evidente enojo.

-La vida no es justa señorita Westh debería acostumbrase.

Dicho esto se levantó abrió la puerta y nos hizo una seña para salir de allí, esto no era justo, no quiero estar junto a él. Me levanté rápidamente y vi a mi padre afuera, oh no la que me espera ahora.

Mi padre no dijo nada solo comenzó a caminar esperando que lo siguiera, cosa que por supuesto hice.

*NARRA JADEN*

Me levanté después de ella y la vi irse junto a su padre. Maldita sea el director Foker sí que se había pasado esta vez. Es que esa estúpida niña, es la primera que me rechaza, la primera que me enfrenta. Maldita sea soy Jaden Walker, todas las chicas se abren para mí. Pero por alguna razón no tenía poder en ella, no caía a mis pies y eso me enfurecía pero a su vez me atraía más y más. La iba a conseguir, la quería bajo de mí gimiendo mi nombre. Es que solo verla me ponía.

Necesitaba descargarme.

-Hola amor, al final no llamaste.- oí una voz ronroneándome a mis espaldas, su voz era irritante. Como olvidarla me persiguió hasta que me la follé. Solo dije de llamarla para que no me siguiera molestando, obvio no lo haría, nunca lo hago.

-Hola, Carolina ¿cierto? – dije mientras volteaba.

- Carola.- me corrigió enojada.- ¿Ya me olvidaste bombón? – dijo fingiendo tristeza y poniendo un patético puchero.

-Cierto disculpa. ¿Cómo me olvidaría de ti? Si la chupas como nadie.- dije agarrándola por la cintura y pegándola a mí, recuerdo que su voz me hartaba y decidí metérsela en la boca a ver si así la cerraba e hizo algo mucho mejor. Reí ante ese pensamiento.- Ven vamos a algún lugar ¿quieres? – dije mientras caminaba con ella afuera. Asintió y empezó a lamer el lóbulo de mi oreja.

Nos metimos en mi auto y salí camino a algún hotel, pero ella no perdió el tiempo y comenzó a desabrochar mi pantalón y a masajear mi polla.

-¿Molesto? – dijo haciéndose la inocente.

- Claro que no.- y dicho esto metió mi pene en su boca, haciéndome gruñir un gemido.

Sin duda esto me liberaría de esos ojos azules de la pelinegra, su figurita, esas tetas y ese trasero que esta para azotarlo.

La rubia me hizo gemir quitando todo pensamiento de ella.

Entre Tu Mundo Y El Mío (Rescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora