Capítulo 1. Oscuridad y vacío.

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La escuela de magia de Äudaber, la más prestigiosa de la ciudad-puerto Tariasqë y famosa como ninguna aún fuera de la nación de Balcannia.
Dentro de ella entrenaban a aquellos jóvenes que habían desarrollado su atributo y habían decidido volverse buenos magos o en su defecto, aquellos que desean descubrir el suyo.
Sai Dirge es el nombre de cierto taumaturgo de 16 años de edad que en esta ocasión veía por la ventana.

"El mar" decían sus pensamientos "Hay algo más allá de este gran puerto, pero a nadie parece importarle"
Un campanazo lo hizo quitar del océano Krinx sus olivas ojos y centrarse en salir a tomar un refrigerio ya que empezó su descanso.
La academia era un lugar verdaderamente grande pero para Sai, que sería todo menos un novicio, era confusa.

-Oye, Dirge -Lo llamó una voz conocida por todos. -El maestro Kino dijo que no entregaste el reporte de alquimia.
-Oh! Eso... -respondió Sai con aire de risa -Es que ayer estuve muy ocupado -dijo mientras se rascaba la cabeza.
-Ayer? ¡Pero si según el lo dejaron hace una semana!- Replicó ella, enojada.
-¿Ah? -dijo Sai confundido. -Oh! Claro- se aclaró mientras reía.
-Oye, K!- Llamó una voz del pasillo -No pierdas tu tiempo andando de tutora de sin atributos.
-Inútil yo? -se airó Sai.
-No lo escuches, Sai -Trató de calmarlo Katleya- Solo está tratando de llamar la atención.
-¿Oh que pasa, la mejor estudiante te tiene que defender?- Se burlaba el abusón.- Das pena ajena.
Sai no pudo contenerse e intentó arremeter contra el desagradable sujeto, el cual sonriendo maliciosamente se hizo a un lado y con un movimiento cubrió su brazo derecho en hielo fino y lo estrelló en el rostro de Sai, derribándolo. Una multitud se aglomeró alrededor de la escena y los alentaban a seguir, solo Katleya parecía pedir que parasen, pero claro, su voz era ignorada.

-!Vamos, levantate, quiero ver lo que vales¡- gritaba el abusón cada vez que con un golpe de hielo derribaba a Sai, quien seguía solo tratando de golpearlo a puños, sin éxito.
Súbitamente un gran chorro de agua sobre ambos, paró la escena; El profesor Waki se presentó de imprevisto.
Moldeando agua y atándola como cuerdas a las extremidades de los que peleaban, los atrajo hasta sí y con un gesto sarcástico en su rostro habló con su voz de anciano sabio.

-Ustedes dos están en Graaaaandes problemas.
Los soltó de su atadura de agua y tomándolos por los cuellos de sus chaquetas los arrastró a la oficina de la decana.

La decana, una mujer que no mostraba ni asomo de su verdadera y milenaria edad, siempre vestida con una túnica blanca sencilla y un cinto púrpura alrededor de su vientre, cuyos potentes ojos completamente blancos enmarcados por su blanco cabello recogido en una coleta alta, hacían estremecer al más valiente.
-Profesor Waki -saludó al verlo entrar con ambos jóvenes. -¿Qué puedo hacer por ustedes?
-Estos dos jóvenes estaban ocasionando una riña en un pasillo- explicó Waki sin acelerarse en absoluto.
-Esto es inaceptable- dijo la decana cambiando de actitud drásticamente.- inaceptable.
El profesor Waki se retiró no bien puso la queja sobre los chicos, ya que nadie quería ver furiosa a la decana, no solo por su posición, sino por su poder.
-Ustedes dos son aprendices -decía la decana tratando de contener sus ganas de carbonizarlos a ambos. -Una competencia sana es una cosa, pero una lucha ocasionada por que si no es digna de dos hechiceros prometedores.
-El no es un hechicero- interrumpió el agresor con su profundo acento. -no tiene atributo alguno, solo lo aceptaron aquí por que sus padres lo abandonaron a la puerta...
Sai quiso defender su honor, aunque su acusación fuera verdadera, el no iba a dejarse humillar así, pero no hubo necesidad.
-¡Silencio, Ymir¡- se sofocó la decana, llamándole por su nombre mientras un aura blanca empezaba a brotar de sus ojos.-no eres muy diferente, tus padres te enviaron aquí no solo por tu herencia del hielo, sino también necesitabas disciplina.
Sai apenas pudo contener la risa al ver la rabia en el rostro de Ymir.
-Señor Dirge, por favor retirese, vaya en paz -dijo la decana mientras recuperaba la calma. -En cuanto a usted, señor D'orei, tengo que hablar seriamente con usted.
Sai se levantó y mostrándole a Ymir una burlesca sonrisa se fue sin decir nada.
Era ya hora de clase, pero a Sai le daba lo mismo, ya que estaba fuera y libre de culpa, pensó que no sería mala idea retirarse a su dormitorio por el resto del día, después de todo, quedaba poco de clase, y el nunca sintió ganas de estar en el estudio básico de agua que debían tomar aquellos que no tenían aún atributo.

The Power Within: Ira De La Creación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora