Capítulo 3: Otra gota en el mar.

42 3 2
                                    

En el centro de toda la academia se encontraba su impresionante coliseo que aparte de servir de campo de pruebas también llevaba a un sistema de túneles subterráneos, algunos llevaban a otros campos de entrenamiento y otros a ciertos lugares de la academia. Túnel 7, izquierda, izquierda, arriba, derecha y derecho era el campo favorito de muchos, pues estaba ambientada como un precipicio que daba al mar, afortunadamente hoy estaba libre y Sai, Katleya e Ymir estaban listos para ponerse a prueba. 

-Bien -comenzó Ymir quitándose el abrigado chaleco azúl turquí mostrando su pálido abdomen bien moldeado- empezamos.
Antes de que Sai y Katleya pudieran ponerse cómodos, un mensaje telepático sonó en sus cabezas.

"Sai Dirge, favor presentarse en la oficina del profesor Waki lo más pronto posible"
Todos cruzaron miradas confundidos, ¿qué había hecho Sai para que lo estuvieran mandando a llamar?

-Tal vez solo quiera darte un consejo, o quiera decirte algo sobre las clases -dijo Katleya tratando de tranquilizar las cosas.
-Bueno, no es problema de todas formas -dijo Sai disimulando sus nervios- cerca de aquí hay un túnel que conduce cerca de su oficina... Volveré pronto, ustedes vayan entrenando.
-¿No quieres que vayamos contigo? -preguntó Katleya.
Ymir estuvo a punto de decir una objeción, pero la mirada de Katleya lo hizo guardar silencio.
-No -respondió Sai- es algo solo mío.

Sai dio media vuelta y se fue trotando para ahorrar tiempo, mientras que Ymir hacía brotar una estalactita a manera de lanza y Katleya conjuraba una espada menor.

Bloque 41; el túnel llevaba justo a la entrada y la oficina del profesor Waki estaba en el tercer piso, Sai suspiró y con desgano se dispuso a caminar cuando de pronto en el piso 2 vio lo que parecía ser un billete de 100 karis y decidió ir por el, pero no bien se lo hubo guardado, escuchó pasos acelerados que venían hacia él y antes de que pudiera preguntarse que pasaba fue derribado por una colisión.
No bien se hubo recuperado del choque sintió rabia y casi a ciegas exclamó:-¿Qué diablos te pasa, idiota?, fijate por donde...
Sai se quedó pasmado al ver que le estaba gritando a una niña que no aparentaba más de 11 años de cabello blanco hasta la cintura, muy esbelta y llevaba un vestido corto de color negro de mangas largas y muy abiertas, su piel era bastante blanca y aparentemente suave y  que resaltaba mucho sus azules ojos. Ante semejante regaño la niña que no se había levantado del suelo tras el choque, casi al borde de las lágrimas se disculpó una y otra vez con su voz que también la hacía parecer menor.

-Lo siento, los siento, lo siento, lo siento -repetía hasta el hartazgo.
Sai no supo reaccionar y en un esfuerzo por hacer que no llorase, también soltó una metralla de disculpas y frases sin sentido.
-Perdoname, chica no tenía derecho a hablarte así, de verdad perdona.

De golpe los dos se detuvieron, literalmente. Ya que una chica de aproximadamente 15 años muy similar a la pequeña, pero diferente en sus proporciones y su cabello que no era blanco, sino rojo y recogido en una trenza gruesa hasta media espalda, además esta vestía pantalones de tela de color oscuro debajo de un chaleco rosa oscuro, de una violenta patada en el pecho con sus botas azul turquí apartó a Sai de la niña.
-¿Quien te crees para estar molestando a mi hermana? –preguntó airada la chica mientras se cuadraba en una postura de artes marciales.
Sai no terminaba de entender la situación y era difícil hacerlo cuando sencillamente no podía casi hablar bien por las distracciones que le suponía el físico de su atacante.
-N-no, te estas llevando una mala impresión, e-esto no es...
-Mis ojos están aquí arriba -le interrumpió la voz enojada de la chica.
Sai levantó la mirada del prominente busto de la chica para verla a los ojos, tenía marcas sobre los mismos ojos de su hermana, solo que había marcas pintadas en su rostro, parecían líneas de color fucsia oscuro que iban desde los párpados hasta la quijada.
Sai no podía mover un músculo; estaba confundido y un poco asustado. "¿Cómo demonios acabé metido en esto?" se preguntaba a si mismo "¿Es que soy un imán para abusones o qué?"
-Para, Onee-chan –interrumpió la voz de la niña pequeña. -él no quiso hacerme nada, fue un torpe accidente por mi culpa.
Sai suspiró aliviado al ver que eso fue suficiente para hacerla quitar su postura de ataque.

The Power Within: Ira De La Creación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora