La caja oscura

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Estoy corriendo por un bosque, ando descalzo. Aunque me entierro ramitas y piedritas en la planta del pie sigo corriendo. Volteo y veo que un grupo de personas me persigue. Llevan escopetas, pistolas, antorchas y cuerdas. Creo que me quieren matar. Estoy sudado y sediento, pero no importa. Sigo corriendo. Las personas están a punto de alcanzarme. Escalo un árbol, al parecer he ganado la partida.
Un tipo con una sierra comienza a cortar el tronco del árbol. No sé qué hacer. De repente el árbol cae, salgo volando y me estrello en el piso. El tipo con el hacha se acerca a mi.
-¡Qué quieres de mí!, ¡Déjame en paz!
De repente me despierto gritando. Fue mi típica pesadilla. Al parecer estoy en una caja oscura que se mueve. Después de unos minutos, la caja se detiene y la abren. Me sacan de ella unos tipos con bata y tapabocas. Me inyectan algo, creo que es sedante. Me quedo dormido.
(...)
Vuelvo a despertar, ahora en una habitación. Estoy acostado en una cama, veo una televisión, una mesita, una ventana, una lámpara y algunos libros. Me asomo a la ventana. Veo un patio con unas cuantas jardineras en el que pasean varias personas, todas vestidas de azul. De repente tocan mi puerta.
-Buenos días- entra una enfermera y me deja una bandeja de plata encima de la mesa.
-¿Dónde estoy? ¿Quién es usted?
-No se preocupe, jovencito Daniel, usted está a salvo. Es un centro de rehabilitación.
-¿Y por qué rayos estoy en un centro de rehabilitación?
-Yo no puedo saber eso, pero le recomiendo que salga a pasear, para que se acostumbre.
Me deja una tarjeta encima de la mesa, junto a la bandeja de plata. Tomo la tarjeta, es la tipo llave para entrar a la habitación. En la bandeja está mi desayuno: un cereal con manzana picada. Prefiero no comer hasta saber que es seguro. Tomo la tarjeta y salgo de mi habitación. Mientras salgo me pregunto qué me quiso decir la enfermera al decirme que estoy a salvo.

El centro de rehabilitación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora