Cordura contra Deseo |Camren|

Capítulo 3: 30 Ponys.

POV Lauren

Ya había pasado una hora de viaje, solo 7 horas más y era libre. Libre de esos ojos, ese cuerpo y esa inteligencia extraña que me había demostrado tener Camila. Realmente no sabía que pensar, siempre había pensado que las personas que hacían lo que querían en el momento que querían eran unas inconscientes y gente sin cerebro ni intelecto, Camila era diferente.

- ¿En qué piensas Ojitos Serpiente? – Camila estaba mirando por la ventana del tren, pero se giró a verme directamente a los ojos. Siempre nos mirábamos a los ojos y por mucho que eso pareciese intimidante con Camila era más bien excitante.

- Mis ojos son verdes... - y también color azul, y verde oscuro, y claro, y una galaxia entera de colores cromáticos entre el verde y el azul, pero no iba a presumir de mis increíbles ojos ahora – ¿Y por qué me dices Ojitos Serpiente?

- Porque eres rastrera y venenosa como una serpiente – dijo seria. Me congelé ¿Pensaba eso de mí? – ¡Tranquila Ojitos! Eres un oso amoroso, yo lo sé, aunque tengas esa pinta de aburrida y seca darks – no sé qué prefería que me dijera sinceramente... - Ojitos Serpiente es mi apodo para ti – No me digas Camila... aplaudo a raudales tu inteligencia y ayuda en datos que ya sé. Ella se quedó callada como si ya hubiera dado su explicación.

- Pero... ¿Entonces por qué el apodo? – repetí con cautela. Realmente me intrigaba qué pasaba por esa cabecita.

- Digamos que vivimos en Hogwarts. Tu serías de Slytherin y yo de Gryffindor y nuestro amor estaría prohibido. Nos enamoraríamos después de odiarnos y mis amigos me darían de lado por tu culpa y ... - Este argumento me sonaba mucho a algo.

Tras desvariar siglos y siglos Camila se calló y concluyó – Serías Slytherin porque usas tu cerebro, pero para el mal – Y se quedó tan contenta mientras sacaba otro plátano. En serio de donde narices saca Culobello tantos plát-BANANAS MALDITA SEA. Mi cerebro está sucumbiendo a su estupidez, es como estar cerca de un virus letal, o peor.

- No soy malvada o algo por el estilo – musité porque, en cierto sentido, no quería que ella pensara que era mala... y realmente no sé por qué necesitaba que lo supiera.

- En el mundo de J.K. Rowling los malos son Slytherin por sus propias razones, pero en mi mundo los que piensan y no actúan son malvados y te estrujan y envenenan con su aburrimiento – la morena estaba tan relajada por todo siempre, incluso diciéndome esas burradas sin tacto alguno.

- No soy aburrida, y es cierto que pienso más que actúo, pero así no tengo riesgo.

- Es decir, no tienes vida – se había acabado ya el plátano, ¿Cómo los puede comer tan rápido? Tendría práctica en comer cosas alargadas y... Jauregui no vayas por esos caminos en tu mente, era más urgente centrarme en lo que me había dicho – Sin riesgo te estás perdiendo lo mejor de la vida. Y si no eres aburrida... Canta ahora mismo, aquí y ahora, en alto.

- No pienso cantar aquí para demostrar que no soy aburrida... ser una alocada no significa que seas divertida – me hundí en mi asiento cruzando los brazos de vergüenza, algo en mí sabía que me iban a volver a mirar dentro de poco por culpa de Culobello. Ya sé que no es el mote más adecuado, pero con esa faldita y ese culo no sé cómo su madre la deja salir, de ser su madre yo la seguiría a todas partes, incluso por el mundo, cuidándola de que no la toquen y haciéndome amiga de sus amigas para infiltrarme en su vida y que nadie tocara a mi pequeña Culobello.

- Es mejor parecer tonto y ser listo que parecerlo y no serlo, así tienes tu vida controlada realmente – dijo ella sin más. Pensé que todo había acabado cuando ella se levantó y se subió a la mesa. Colocándose la ropa miró a su alrededor y comenzó a hacer un movimiento estúpido de brazos modo aspersor mientras cantaba – QUIERO 30 PONYS Y LOS QUIERO RIGHT NOW, NO SON PA' MAÑANA Y LOS QUIERO RIGHT NOW – oh no... encima de cantar no puede cantar una cosa menos estúpida – SOLO QUIERO 30 PONYS PA' LLENAR EL ESTABLO, QUIERO 30 PONYS CON LAS TRENZAS DE COLORES – en seguida estaba más roja que un tomate mientras la de ojos chocolate seguía cantando y bailando en la mesa.