Capítulo 5: Recordando Nombres.

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POV Lauren

Tres horas encerrada en este tren. Lo único bueno es que, de momento, no parecía que hubiera algo que distrajese a la pequeña que tenía mi mano agarrada y que leía tranquilamente un libro en su móvil mientras yo seguía con mi libro. La literatura era increíble, y aún más con un libro real entre las manos.

Era muy agradable estar así... notando nuestras manos juntas durante tanto tiempo, sin apartarlas ni un segundo. Tal vez la morena no solo hacía el loco. En seguida en mi mente apareció nuestra imagen en una casa sentadas así. Quítate eso de la cabeza Jauregui, ella estaría solo así si estuviese vegetal, zombie, tetrapléjica, sedada, drogada, en contra de su volunt-basta. Camila era una aventurera nata. Ella cantaría en cualquier rincón antes que quedarse viendo la tele, conocería a miles de personas antes que comprometerse sólo con una, arriesgaría su vida si eso la da una nueva aventura... así era la joven a mi lado. No es que yo me viera precisamente cantando los malditos 30 ponys – melodía que no se me quitaba de la cabeza – en cualquier sitio o hablara con gente que me da mala espina. Mi cordura me impide ser una aventurera come bananas como ella. Aunque cada uno es feliz con su vida. Supongo.

Pronto noté como las piernas de Camila se juntaron rápidamente y se retorció un poco en su asiento carraspeando su garganta. ¿Acaso estaba incómoda en esa posición? Tosió un poco y se relamió los labios con su mirada fija a la pantalla. ¿Qué estaría leyendo? Noté como su respiración se volvió pesada, por un momento nos imaginé en el baño del tren, con nuestras respiraciones agitadas y pidiendo más en el oído de la otra. Maldita sea... ya no podía ni parar toda la cantidad de obscenidades que pensaba, maldita come bananas.

Intenté echar un vistazo al móvil de la de ojos chocolate, que ahora estaban un poco más oscuros. Pude leer: Mirror, Mirror. No me sonaba el libro, asique comencé a leer lo que ella:

"Las manos de ella amoldaron mi cabello para que no me molestara y tiró su cabeza hacia atrás disfrutando del momento. Por necesidad comencé a bajar su única prenda, ella no se resistió y dejó que lentamente nos pusiera en la misma situación. Ella se arrodilló, yo traté de pararla, pero sus manos ya habían separado mis piernas y me sujetó ambas manos para que no opusiera resistencia. Sentí su lengua pasar por mi centro y comencé a sentir ese calor inexplicable."

Mierda, Camila estaba leyendo lectura erótica justo a mi lado. ¿Qué coño iba a hacer? Ella podría estar ahora mismo con sus bragas empapadas y- Joder Lauren tranquilízate, no está haciendo nada malo ¿No? Miles de amas de casa se han leído 50 sombras de Grey encima de una lavadora en marcha y no ocurre nada. Sus maridos siguen siendo felices, y ellas también y- basta en este momento no se trata de eso. Se trata que una autentica belleza a mi lado está caliente ahora mismo y fácilmente podría mover mi mano y liberarnos a ambas del calor y disfrutar de su cuerpo pero... No Lauren no, aquí no, ahora tampoco. Piensa en los Ponys, ¿Por qué los pandas serán mas feos que los ponys? ¿Porqué 30 ponys? Los ponys no llevan ropa solo trenzas de colores... ¿Qué tipo de pony sería Camila? Oh no... los ponys andan a cuatro patas y no tienen ropa. Justo me imagine a Camila como un pony... cuatro patas y desnuda para mi goz-JAUREGUI CENTRATE.

- Lauren – dijo Camila en bajo desorientándome y haciendo que perdiera el hilo. Pero no ayudaba puesto que su voz diciendo mi nombre hizo que me la imaginara de otro modo, pero igual de indecoroso, tampoco ayudaba su voz que se había vuelto más ronca debido a la excitación - ¿En qué estás pensando?

- Uhm... - me puse nerviosa. ¿Qué coño la decía? Mis manos empezaron a sudar y ella lo notó puesto que una mano seguía cogida a la mía – En que el tren está yendo muy lento ¿No crees?

- Ah... yo que creía que estabas leyendo conmigo mi novela – se acercó a mi oído y con su mano libre dejó el móvil en la mesita que teníamos y acarició sutilmente mi cuello con sus dedos para luego tirar suavemente de mi cuello hacia ella – la cordura tuya siempre haciendo de las suyas ¿No? – soltó mi mano dejándola sobre su muslo previamente y viajo hasta el dobladillo de mi camiseta metiendo su mano y haciendo que abriera la boca para poder coger un poco de aire puesto que estaba reprimiendo mi respiración que ya sonaba a algo parecido a jadeos suplicantes. Nunca me había visto cara a cara así con el deseo antes, y  se veía terriblemente ansioso por apoderarse de mí. 

Cordura contra Deseo |Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora