Capítulo 10: Jugando con Extraños.

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POV Lauren

Me senté con Camila, ahora Santana López, y traté de calmarme para jugar al juego que quería mi ahora... ¿Amante? No sabía ni cómo etiquetar eso... ¿Qué éramos? ¿Qué estaba haciendo realmente?

- Veamos, veo un serio problema de comunicación entre vosotros dos – Camila los apuntó.

- Verás... nosotros no... - intentó aclarar el chico. Era un joven de unos 25 o 27 años, ojos claros, pelo corto y una sonrisa con hoyuelos que reconocí que era encantadora.

- Vosotros no os miráis. Ni habláis. Ahora mismo poned vuestros móviles en la mesa boca abajo y atended a la clase mis pequeños alumnos – por alguna extraña razón el chico le estaba siguiendo el juego. Espero que no fuera porque le gustaba mi Culobello... La sonreía demasiado, y no iba a permitir que me comieran terreno ahora que me había atrevido a besarla.

El castaño miró a la chica, la cual estaba realmente alucinada con todo esto. Yo también lo estaría, de hecho, lo estuve cuando Camila Cabello entró en mi vida. Él le dio una sonrisa de medio lado para que ella se relajase y se sintiese más cómoda. Parecía que no se conocían muy bien.

- Sé que la doctora López puede a veces entrar muy fuerte, pero la prometo que no es una loca como aparenta ser – dije para calmar a la rubia con ojos chocolate (pero nunca tan preciosos como los de mi... maldita sea, ¡¿mí que?!) – llevo poco tiempo trabajando con ella pero... es una persona de fiar.

La rubia se fio de mis palabras y de mi tono. No sabía por qué, pero estaba siguiendo el juego a Camila, cosa que ella me agradeció con una sonrisa y un guiño.

- Comencemos todo esto. Quiero que se miren durante un minuto, luego haced lo que queráis. Eso sí, siempre con protección lo que queráis hacer – callé a la morena de un codazo – Ouch, está claro que mi asistente y pareja Pierce no aprueba que os diga cosas mal sonantes.

¿¡QUÉ!? ¿HA DICHO PAREJA? Oh dios que está pasando ¿Es una de sus bromas? ¿Es el juego en el que estamos jugando? ¿De verdad quiere ser mi pareja? No, no, no, estaba en shock, estaba en blanco, estaba con la batería a 0. Mi mente tenía su circuito neuronal colapsado y roto por sus palabras. Ella notó como mi cara se quedó blanca y cogió mi mano fuerte por debajo de la mesa para luego llevarla hasta su cara y darle un dulce beso que me calmó un rato.

Los chicos estaban haciendo mientras el ejercicio que Camila les había mandado. Él parecía más valiente y atrevido que ella, puesto que la rubia casi ni podía mirarlo sin sonrojarse. Amor juvenil... que bonito. Tras un minuto de reloj el chico sin más dilación cogió la cara de la de ojos marrones y la besó.

Camila sonreía triunfante y yo sólo podía mirar incrédula que aquello hubiera dado resultado.

- Bueno señorita Pierce, hemos hecho un trabajo exce- se oyó como, de un manotazo, la rubia cruzaba la cara al de ojos claros.

- ¡Estoy a punto de casarme con tu hermano! ¿Qué narices te crees que haces? – y con esas la chica se levantó olvidándose su móvil en la mesa.

El joven se frotó la mejilla enrojecida de dolor y nos miró. Ambas estábamos quietas y, por primera vez, yo no fui la única en quedarse sin palabras, la mujer con recursos y opciones que era Camila se había desvanecido.

- Bueno... lo siento por eso – dijo Camila y le dio una palmada como pudo al chico en la espalda – Míralo por el lado bueno, ya han dejado de mirar sus móviles – me miraba con una sonrisa pilla olvidando por un momento que ahí se encontraba el castaño destrozado.

- Cam-Santana... no creo que sea nada bueno lo que ha pasado... - dije susurrando, hice algo así como una estupidez puesto que por mucho susurro el chico que estaba en frente se enteraba de toda nuestra conversación.

Cordura contra Deseo |Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora