No, no soy vecino de Michael Phelps

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—Y entonces, Kyle sacó el dinosaurio de su caja y este le escupió jugo de uvas. Fue fantástico, deberías haber visto su cara.

Estaba almorzando con Austin. La verdad, era muy agradable sentirme acompañado, y no estar sentado y ser invisible en una conversación. Él me estaba contando historias de sus hermanos Kyle, más grande y Sam, más pequeño.Yo era hijo único, por lo que su relación con sus hermanos me parecía todavía más ridícula.

Precisamente me narraba la historia de cómo él y Sam hicieron que Kyle mojara sus pantalones del susto, cuando una melena color miel se acercó y se sentó junto a Austin.

—Hola Aussie, hola Oliver. ¿Les importa si almuerzo con ustedes?

—Zoe, no me llames Aussie.

—Tomaré eso como un sí Aussie.

Austin rodó sus ojos y volvió a su plato de lasaña.

¿Zoe era amiga de Austin? Esto hacía las cosas chorromil veces más fáciles (Y sí, chorromil es a partir de hoy un número).

—Oye, ehm, Zoe. Mira,  yo... esto, quería darte las gracias. Ya sabes, por el verso y todo.

—No hay de qué.

Austin se llevó un tenedor repleto de comida a su boca y dijo:

¿Efsfives fofezía, Olifev?

—Por el amor de dios, Austin, traga antes de hablar—Lo regañó Zoe.

Austin siguió sus indicaciones.

—Pregunté si escribías poesía, Oliver.

Me sonrojé. Torpe. ¿Por qué mencioné el verso? Se suponía que la poesía era mi secreto. Apreté las manos por el nerviosismo. Pero ya no había vuelta atrás.

—Yo... sí. Me ayuda a concentrarme.

—Genial. A mi madre le encanta la poesía, así que desde muy pequeño me encanta leerla.

Zoe lo miró confusa.

—¿Tú, poesía? Yo pensé que eras más del tipo "cómics de Marvel y Tintín".

—Se ve que no me conoces nada, Zo-zo.

Zoe hizo una mueca al escuchar su nuevo sobrenombre.

Siendo honesto, a mí también me sorprendió que le gustara la poesía. Con sus movimientos nerviosos hiperactivos, no me lo imaginaba con una Oda de Gabriela Mistral en sus manos.

Conversamos el resto del almuerzo. Me enteré de que Zoe era hija única como yo, y nos pasamos basicamente todo el almuerzo escuchando maravillados las historias de Austin y su familia.

Tuve clases con Austin después del almuerzo, así que fuimos pareja para el trabajo de Lenguaje. Teníamos que hacer un ensayo sobre un libro que hayamos leído en el verano. Yo tenía un montón, pero Austin sólo había leído el periódico, por lo que lo mandé a su casa con Bajo La Misma Estrella en su mochila. Un libro fácil, rápido, y con el que se podría ver la película en caso de emergencia.

Ya estábamos yéndonos cuando Alaska, que estaba en mi clase, se me acercó junto con una chica rubia, alta, de ojos verdosos.

—No puede ser, ¿¿eres Horace Colins?? ¡¡Wow, es que es como, lo más cool del mundo que seas vecino de Michael Phelps!!—Prácticamente gritó la rubia.

—Eh, creo que te equivocas, yo-

Ni siquiera me dejó terminar, porque ya estaba formulando su nueva frase.

—Sandy me dijo, que su primo dijo que su mejor amigo dijo que su hermana dijo que su vecina te conocía.

—¿Ah sí? Mira, me parece muy bien, pero-

—Ah, que tierno, quiere negarlo para ayudar a su amigo superestrella. Está bien, entiendo. Tú NO ERES— dijo ella guiñándome un ojo— amigo de Michael Phelps.

—No, yo NO SOY ami-

—Genial Omar Jenkins, es genial que seamos amigos.

—De hecho, es...

Quise recordarle de una buena vez mi maldito nombre, pero ella ya se iba. Alaska me miró con cara de "Perdón-por-ella-no-tiene-idea-de-nada".

—Ya conociste a Roxanne, la noviecita de Jasper. Sí, es un poco zafada, pero qué se le va a hacer— Se colgó su mochila al hombro, se desperezó y empezó a caminar hacia la puerta.—. Bueno, Omar Jenkins, me parece que es hora de marcharnos. ¿Austin, vienes conmigo?

—Claro, pero debemos ver si nuestro compañero Horace Colins quiere venir.

Entrecerré los ojos, haciéndoles saber que sus bromas eran graciosísimas (Por favor, nótese el sarcasmo) y pregunté.

—Supongo que iré. Pero ¿A qué lugar vamos?

—"Let me take you down, 'cause I'm going to Strawberry Fields."— medio dijo, medio cantó Austin.

Fruncí el ceño, confuso. Traduje la frase en mi mente "Déjame llevarte, porque voy a los campos de fresas." Pero no hay campos de fresas cerca.

¿Cómo dices?

Alaska lo empujó suavemente y explicó:

—A Austin en general le gusta decir citas completamente aleatorias en el día. Muchas veces, letras de canciones— se volteó y le dijo a Austin— ¿De quién es ésta, Aus?

—Lennon y McCartney. Un clásico.

Sacudí la cabeza, pero debo decir que me sentía cómodo con Austin.

Y eso es algo genial.





N/A

He vuelto!! *hace baile de la felicidad*.

Pero en fin, espero que les vaya gustando esta historia, porque a mi me encanta que les guste <3.

Nos vemos chic@s!

Eli.

(Austin en multimedia)

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