–Lo lamento, profesor, yo... voy a sentarme– murmuró la chica de los ojos ambarinos.
Se sentó detrás mío, en la última corrida. El rubor no abandonaba sus mejillas.
–Ah, miren, tenemos alumno nuevo....
Mier... coles.
–Pasa al frente y cuéntanos algo sobre ti.
PorqueporqueporqueporquemadremíaPORQUÉ.
Avancé lentamente al frente de la sala, mirando al piso. Al llegar al frente, con las manos sudadas y temblorosas, comencé a hablar.
– Ehh... yo soy Oliver Connor, tengo 14 años y vivo con mi madre–...y mi ahora padrastro...–. Me gusta... ¿Nadar? y... eso, supongo.
Bien, no revelaste nada por lo que te podrían molestar. Has superado la primera prueba.
– Interesante, Oliver. Pero me pica al curiosidad, así que te pregunto; ¿Por qué te transferiste en medio de el año escolar?
Hasta allí llegó mi racha de suerte.
No podía decirle a toda la clase, ¿estaba loco? Qué digo, qué digo, qué digo...
– Bueno, yo vengo de una escuela Europea, así que nuetro año escolar terminó en Junio.
No era toda la verdad, pero no era tampoco una mentira.
– ¡Ah, grandioso! ¿Entonces usted debe ser un as en el idioma inglés, no es así?
Mientras no pidas una demostración estamos en buenos términos, hombre.
— ¿Qué tal si haces una pequeña demostración?
Hijo de pu... ma. Hijo de puma.
– Ehm... uh, Hi, my name's Oliver and I will be your classmate?– Eso significa; "Hola, soy Oliver y seré su compañero", para los que no sepan– ¿Está bien, profesor?
–Bien, gracias Oliver. Puedes sentarte.
Caminé hasta mi puesto, con las palmas sudadas, pero aliviado de que no hubiera sido objeto de burla. Vi que la chica... ¿Zoe se llamaba? me miraba sospechosa...
En el instante en que me senté, una bolita de papel me golpeó el hombro. La recogí del suelo y la leí:
¿A qué vino eso? Todo lo que dijiste fueron mentiras. ¿Por qué te ocultas? Z.
Oh oh. Me descubrió. Le mandé de vuelta un nuevo mensaje.
A algunos les gusta tener una vida privada. O.
Me respondió casi al instante.
Ja. Eso no va a pasar si estás en esta escuela. Pero no te culpo. Yo hice lo mismo en mi primer día. Z.
Se te debe hacer más fácil . Soy un desastre al hacer amigos. Te juro que no es bonito. O.
¿Quién dijo que yo no fuera igual? De hecho, por eso te mando notitas.Y sí, noté tu ansiedad... tus mejillas sonrosadas te delatan. Z.
Eso sólo sirvió para hacer que me sonrojara más aún.
¿Tanto se nota? Ay dios. Pero ya paremos de pasar notitas o el profe nos va a pillar. O.
Ok, señorito estudiante, que ya paro. Pero espera, te dejaste esto en la biblioteca. Z.
Con esa última nota venía otro papel. Al abrirlo me llevé una sorpresa. Era mi poema sobre papá. Sentí ardiendo la cara, e inmediatamente lo embutí en mi mochila.
Ey. Eso era personal. O.
Ay, perdón. Es que me había gustado mucho, pero prometo que no veo tus cosas más, ¿OK? Z.
No le respondí.
Al fin terminó la clase y me fui a guardar mis cosas. Pero sentí unos pasos acercándose a mí y un susurro en mi oído:
– "Junto las mías tus pisadas..."
Zoe se fue de la sala sin volver a verme. Pero sus curiosas palabras me dejaron perplejo. De pronto, algo encajó en mi cabeza. No tuve que sacar el papel de mi mochila para comprender.
"Me hace falta tu calor,
tu sonrisa, tu mirada.
Y recuerdo con dolor,
junto las mías tus pisadas. "
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¿Contraseña?
Ficção Adolescente¿Sabes qué? A veces, lo importante en la vida no es tener mucha compañía que te apoye. A veces, una sola persona te puede ayudar más de lo que pueden mil. A veces, sólo tienes que abrir tu corazón. ¿Cómo puedo describirme a mí mismo? Alegre no. Simp...