Capítulo 1 | Un capullo más

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Me apoyó con delicadeza en la pared, sus manos encajaban a la perfección en mis caderas, sus ojos me inspeccionaban con dulzura y una chispa de pasión. Me sonrió. Me acerco a él y cuando estaba apunto de besarme sonó mi amado despertador.

Una ya no podía soñar con su amor platónico en esta vida.

La vida podía ser muy puta cuando se lo proponía.

Tire la almohada al suelo y suspire para acto seguido levantarme de la cama. Hoy me esperaba un día lleno de sorpresas y aventuras.

¿Os lo habías creído? ¿Aventuras? ¿Sorpresas? Eso en mi vida no existía, eran los padres. Pero fuera bromas, mi vida era monótona no, lo siguiente. La única diversión que tenía eran mis sueños. Quizás por eso uno de mis placeres favoritos era dormir.

- ¡Vamos a llegar tarde estúpida!

Esa voz armoniosa que me llama es mi hermano que por tener coche y saber conducir se creía que me podía mangonear a su antojo. Se equivocaba.

- ¡Ahora voy hermanito!

En realidad no se equivocaba. La verdad es que no quería andar hasta el instituto. Era una hora a pie. Nadie soporta eso. Menos yo. ¿Os he dicho ya que mi deporte favorito es dormir?

Me vestí lo más deprisa que pude y hice lo que la gente hace en el baño cada mañana al despertarse. Mi madre me dio unas tostadas las cuales me lleve en la mano y salí corriendo hacia el coche de mi hermano.

Se pasó todo el camino diciendo que no podía tardar tanto por las mañanas. Que tenía que llegar a la universidad para ver a su nueva novia mañanera. Si, mi hermano era un puto mujeriego, de esos hombres que se piensan que somos objetos. Eso pensaba de todas menos de mí o eso esperaba.

Cuando llegamos me despedí de él con un golpe en la cabeza. Se lo merecía. Por capullo.

Además, era el primer día de clase. No estaba especialmente entusiasmada.

- Buenos días señorita Anaïs.

Mire a mi profesor de filosofía y conteste con una mirada neutra ante su saludo. Era un puto guarro. Se pasaba las horas mirando a todas las alumnas del instituto. Seguro que ahora mismo me estaba mirando el culo.

La clase transcurrió con normalidad. Sorprendente. Estaba estupefacta ante tanta normalidad. Vuelta al sarcasmo. Debería crearme un canal de YouTube de esos hablando sobre el sarcasmo. Ganaría millones.

Cuando terminaron las clases vi a un chico que se encontraba apoyado en mi taquilla.

- Estas apoyado en mi taquilla, puedes quitarte por favor.

- Perdona.

Justo se acercó a mí una de las chicas más putas del instituto que por algún casual se empeñaba en hacerse mi amiga o quizás solo intentaba arruinármela. Le gustaba mi hermano, esa también podía ser otra opción.

- ¡Cuanto tiempo cielo! Qué guapa estás, estás más delgada. Ya te hacía falta la dieta porque el año pasado...

Tan maja ella como siempre.

- Sin embargo tú no has cambiado ni un poquito.

Una de sus amigas la llamó, resoplé para mis adentros ya que no quería hablar con ella.

- Bueno cariño, nos vemos luego, chaito.

Acto seguido la bruja de los cuentos desapareció.

- ¿Así que eres amiga de Amber? Entonces no lamento haber obstruido el paso hacia tu taquilla.

- ¿Perdona?

- Seguro que estás en la universidad para ligar y que te aprueben por tu cara bonita.

¿Este que se creía? No era el reí del mundo ni mucho menos.

- Seguro que tu especialidad en el instituto es la manicura.

Este no sabía con quién se estaba metiendo.

- Mi especialidad es química y la tuya es la de ser un machista y un misógino. Anda, cómprate un libro de modales, no te vendrían nada mal.

Le regale una mirada asesina y me fui a mi siguiente clase.

ConfusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora