Confusión

Capítulo 4 | Sonrisas involuntarias

Aún seguía dándole vueltas al hecho de que el capullo de la universidad fuese el chico de mi ventana de al lado que no parecía ser tan capullo como el susodicho.

Me senté en el asiento del copiloto, en el coche negro de mi hermano. Llegue a la universidad con pocas ganas de encontrarme con él pero siempre que pedía con todas mis fuerzas evitar a alguien me lo terminaba encontrando.

"Gracias Dios" musité con rabia cuando lo vi en la puerta de mi clase de química. ¿Cómo iba a pasar a través de él? Era imposible. A no ser que me colara por la ventana o por el conducto de la ventilación. Esas opciones sonaban menos peligrosas que hablar con él.

Mis sentimientos se encontraban confusos. No sabía cómo tratarlo. Finalmente me acerqué. Este mundo no está hecho para los cobardes.

- Tú otra vez.

Me sonrió.

- Lastima que no pueda decirlo con tanta felicidad como tú pero "Tú otra vez"

Imité su voz a lo que el correspondió con una sonrisa. La verdad es que no intentaba formular un chiste, cosas que pasan.

- Pensé que eras igual que ella.

- ¿Qué?

- ¿Por qué ese "qué" me suena tan familiar?

- Es de mala educación contestar con un pregunta.

Él abrió los ojos como platos y pude comprobar que si era él.

- Eres tú.

- Yo soy yo y tú eres tú. Sí, creo que sí.

El río pero volvió a adoptar esa mirada de confusión.

- No me refería a eso.

- Se a lo que te referías chico del otro lado.

El chasqueo los dedos y yo entré en clase. Lo oí gritar algo inteligible para mis oídos ya que justo el profesor cerró la puerta, probablemente hechandole la bronca.

Sonreí.

Suspiré.

Este chico era tonto.

Volví a sonreír.

No sabía porque lo hacía pero era involuntario.