La gente en aquel lugar me miraba raro, no todo el mundo pero gran parte de ellos si. Quizás ellos también pensaran que era mi culpa. ¿Sería yo la culpable de todo aquello?
Hace un par de horas mi vida era completamente normal. Problemas de amor, estudios, familia y un sin fin de cosas que me parecían complicadas. No estaba lista para esto. Solo tenía 18 años de edad. Era inexperta en muchas cosas y se suponía que ahora tenía que salvar al mundo de las crueles garras de un ser que intentaba matarme.
¿Os acordáis cuando os dije que mi vida no tenía acción ni aventuras? Pues ahora las tengo o las tendré.
- ¡Cuando pedía aventuras no me refería exactamente a este Dios!
- ¿Hablando sola?
- Más o menos.
Él era Mathew, lo acababa de conocer en aquella cueva. Nos habíamos hecho amigos. Parecía simpático.
- ¿No te estarás volviendo loca?
- Desde que desperté en el año 2017 comenzó mi locura así que si, me estoy volviendo loca.
- ¡No desates tu furia contra mi!
- Te aniquilare.
Él salió corriendo y yo detrás de él. A mitad de camino choque con él ya que se detuvo. Me sostuvo en sus brazos un rato sin dejar de mirarme. Sus ojos eran verdes y su sonrisa muy bonita pero no era Ian. No era él. Muchas veces cuando veía sus ojos me recordaban a los de Ian pero no lo eran. Cuando hablaba con él tenía la sensación de que era Ian pero luego me daba cuenta de que no lo era. No sabía porque sentía aquello pero así era. ¿Por qué confundía al chico nuevo con el que era el amor de mi vida?
Era.
Ya no era el amor de mi vida.
Me había traicionado, de la manera más vil en la que se podía traicionar a alguien.
- Eh, ¿te has muerto?
- ¿Qué?
- Es de mala educación contestar con una pregunta.
Lo mire atónita. Cada cosa de él me recordaba a Ian. Su forma de hablar ahora también lo hacía. Eso era algo nuestro, del antiguo Ian y mío. Siempre que le contestaba con una pregunta el me decía eso y luego reíamos a carcajadas.
- Eso dicen.
Me aleje de él y me fui a mi habitación. No quería que me viera en ese estado. Echaba tanto de menos al antiguo Ian y a la vez lo odiaba por hacerme todo aquello. Mi pecho aún estaba vacío. Cada día sentía que el hueco era más profundo.
De camino a mi habitación pude escuchar la conversación que tenía el líder del grupo con mi hermano y otros vicepresidentes.
- Tenemos que buscar comida.
- No queda nada Alan.
- No podemos arriesgarnos a salir, lo sabes muy bien Travis.
- Pero moriremos de todos modos, déjame salir a mí, sé que puedo hacerlo. Ya lo he hecho antes, me he pasado un mes buscando a Anaïs y no he muerto.
- No quiero perder a nadie más de este grupo. He dicho que no.
¿Así que faltaba comida? La verdad es que no me venía nada mal salir a despejarme. Tendría cuidado y si el amo de Ian me encontraba pues mejor para todo el mundo.
Espere hasta la noche para poder salir. Cuando todo estaba oscuro y las personas dormían decidí salir del refugio seguro que me habían brindado. Lo difícil ahora sería descifrar el laberinto. Me pase horas andando en aquel laberinto, era complicado de descifrar, me guiaba por mi instinto. ¿Desde cuando tenía instinto?
Finalmente conseguí salir de aquel lugar cuando alguien me sujetó por detrás dejándome completamente inmóvil. No esperaba que mi excursión durase tan poco. El miedo de apoderó de mí cuando oí una risa en mi oído.
- Pero serás imbécil.
Mathew reía a carcajada limpia. Le pegue hasta que me quede bien conmigo misma.
- Si ibas de excursión me podrías haber avisado.
- No.
- Sí.
- Niñata.
- Atontado.
Suspiré. Me alegraba de que estuviese conmigo. No quería andar sola por aquel bosque oscuro.
- Entonces, ¿a dónde vamos?
- Eso me suena a multitud.
- Te acompaño.
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Confusión
RomanceEl primer amor es algo que aparece sin avisar, que te cala en lo mas profundo de tu ser. Que te inunda como el aroma del chocolate que mamá preparaba cuando era pequeña. Sin embargo, era algo complicado de encontrar. El amor. El primer amor. El p...