Capítulo 4

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Un nuevo día. Me preparo rápidamente dándome un baño, aprovechando que por alguna razón Ezra no estaba cuando desperté. Se sigue comportando extraño, creo que tal vez hoy cuando vuelva tendré que hablar con él al respecto.

Al estar lista, tomo todo mi material para hoy y bajo las escaleras. Me quedé dormida, así que mi desayuno tendrá que ser una manzana en el auto. Hoy Drew y yo debemos continuar con la entrevista y las pruebas que faltaron por aplicar, insistió en hacerlo en su habitación de hotel, y la verdad me siento bastante insegura al respecto.

Me coloco un abrigo y salgo de la casa rumbo a mi auto, el cielo está increíblemente nublado y escuché en la televisión que para hoy se avecina una tormenta. Genial, ¿no?

Continúo avanzando, subiéndome en mi auto y encendiéndolo poco después. Me miro por un par de segundos en el espejo retrovisor, asegurándome de que no luzco todavía como si acabara de despertar, aunque así sea. Pongo el auto en retroceso y es así como finalmente inicio mi trayecto.

Saco un pequeño trozo de papel de mi bolso, el cual lleva el nombre del hotel donde Drew se hospeda escrito, lo reviso y lo mantengo entre mis dedos mientras conduzco y devoro lentamente mi manzana. La luz de un semáforo se pone en rojo, y es entonces cuando los pensamientos me atacan, ¿Por qué de todos esos guardaespaldas tenía que tocarme precisamente él? Si la reunión de ayer fue increíblemente incómoda, no quiero ver cómo será la de hoy. Un nudo se forma en mi garganta y me quita el apetito cuando comienzo a recordar cada detalle de su aspecto. Tenía demasiado tiempo sin verlo, hasta había bloqueado parcialmente aquellas cosas que solían quitarme el aliento, como su forma de mirarme, su manera de hablar, o cómo simplemente es el mejor ocultando sus sentimientos. Todo esto fue como arrastrarme de vuelta al pasado en un par de minutos, tanto, que la sensación de despersonalización me invadió de inmediato. Llegué a preguntarme si se trataba de algún juego producido por mi cerebro, si realmente estaba soñando o era mi realidad. Para mi sorpresa, nada de esto es una mentira.

Le doy un leve vistazo a mi manzana, la cual ya no puedo continuar comiendo. La coloco sobre una servilleta y en ese instante, la luz se pone en verde y continúo mi camino. Mis dedos tamborilean ansiosamente sobre el volante, y comienzo a morder el interior de mi labio inferior como resultado de mi nerviosismo. Los minutos pasan tan rápidos que desearía poder detenerlos, pero entonces llego a mi destino, y no hay vuelta atrás. Estaciono el auto justo al frente del hotel, me miro nuevamente en el espejo retrovisor y suspiro.

¿Por qué tengo tanto miedo?

Cierro los ojos con fuerza y respiro hondo, antes de abrirlos nuevamente, tomar mis cosas y salir del auto. Avanzo atravesando la calle mientras aferro mis carpetas a mi pecho, con la fuerza suficiente como para casi lastimar mis dedos con los bordes. Un guardia me abre la puerta, y me deslumbro con el lobby perfectamente decorado, intento no distraerme demasiado y tomo el ascensor para ir hasta la habitación de mi "paciente". O algo así.

La música del elevador, en vez de hacerme sentir en ambiente, me estresa mucho más, y al abrir las puertas y llegar al pasillo, puedo escuchar a muchos de los huéspedes conversando de manera animada. Camino, queriendo ir despacio, pero con los nervios que me atosigan en este momento hago completamente lo opuesto, a medida que me acerco al número de su habitación mis palpitaciones incrementan a niveles bíblicos. 

Entonces estoy frente a la puerta. Habitación 618. Doy un respiro hondo, y finalmente llamo a la puerta. Intento estar calmada, pero no lo logro. Drew finalmente abre la puerta y me congelo cuando sus ojos se posan sobre mí. 

Cabello levemente despeinado, rostro inexpresivo... Puedo notar a la perfección que está despierto por obligación.

—Hola. —le digo, casi en un susurro inaudible.

La Venganza (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora