One-Shots Kuroko No Basket x Lectora

Aomine Daiki #3

Narra: (1).

—Mamá, ¿dónde está la comida de Michi?

—Donde siempre hija.

—Mierda.

Para alcanzar a la puta bolsa tuve que subirme a una silla, serví en el tarro donde guardábamos suficiente comida, y luego le daba a ella.

—Come mi niña.—dije acariciando su espalda mientras ella comía.

—¡Hija! ¡¿Me prestas tu calculadora?!

Busqué la calculadora dentro de mi bolso y se la llevé a mi madre. Estaba sobre la mesa con papeles, a lo lejos pude ver, resúmenes de tarjeta, el gas, el agua, la luz, el colegio.

—Te amo mamá. —dije para besar su coronilla por un rato.

—Y yo más hija.—contestó para después suspirar.

Hace dos meses que todo a subido. Y con el salario de mi mamá casi no llegamos. Esa noche no pude dormir. Tengo una idea y seguramente a ella no le va a gustar.

—Mamá. —la llamé, estamos almorzando juntas.

—¿Qué pasa hija?

Su voz sonó ronca, tiene ojeras, ella tampoco pudo dormir.

—Quiero trabajar.

Levantó su mirada del plato para mirarme con el ceño fruncido.

—No (1), tienes que estudiar.

—Te prometo que no voy a dejar de estudiar. Repartiré los tiempos para los dos. Te quiero ayudar, aunque sea con algo.

Suspiró frustrada, quiero ayudarla.

—Por favor.— dije arrastrando las letras.

—Bien, si llegas a bajar tus notas dejas de trabajar.

—Gracias mamá.

(...)

—Aomine.

Subí las escaleras de la azotea, me encontré con él acostado.

—Vamos, despierta.

—¿Qué pasa?

—Te necesito.

—Eso ya lo sé.

—Ay, lo dije mal, no en ese sentido.

—Duele.

—Perdón.

Me senté junto a él, me abrazó por la cintura, apoyó su pera en mi hombro.

Como comenzamos de nuevo. Es cariñoso, aveces es frío pero..., siempre me muestra cariñoso de distintas formas.

—(1).

—¿Hm?

—Te quiero, tonta. —me abrazó más y hundió su cabeza en mi cuello

—¿Por qué?

—¿Por qué de qué?

—¿Por qué después de tantas, me eliges a mi?

Se encogió de hombros.

—No lo sé. Pero sé que contigo fue diferente. No sé si habrá sido porque... Eras virgen.

—¿Te sientes culpable?

—Un poco, nunca..llegué a 'desflorar' a una chica. Pero..., al menos estás conmigo.

—Lo qué es el destino.

No hablamos más. Escuchó su respiración en mi cuello.

—Quería pedirte un favor.