𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻 "𝙲𝚊𝚜𝚝𝚒𝚐𝚘"

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Christa

Antes de que pudiera hacer algo o quejarme, Hoodie ya me llevaba en brazos de vuelta a nuestra base.
Veía sus heridas, no eran para menos pero noté que le importaban poco.

Hoodie 

Enfrentarme con Smile no fue sencillo y sabía a la perfección que este demonio era casi imposible de matar, aunque se le podía neutralizar y eso hice.
A Christa parecía no irle tan bien y por ello no dudé en echarle una mano, pero Jeff sí la había dañado bastante y eso me enojaba demasiado.
No me importaba cuánto ella me hiciera rabietas, no permitiría que sus heridas se hicieran más graves y más conociendo que el tipo al parecer ya ha hecho un contrato mayor con Zalgo.

La llevé a mi cuarto, que era el más cercano en toda la casa y busqué mi botiquín para ayudarle.

—Tranquila, hiciste tú mejor esfuerzo...—Le decía mientras desinfectaba sus heridas y quemaba su piel para cauterizar bien dichas. Pero mis palabras no le satisfacían y lo supe cuando sus ojos verdes comenzarón a llenarse de lágrimas que parecían contener toda la rabia del mundo.

—No quiero hacer mi mejor esfuerzo, quiero la cabeza de ese maldito lejos de su cuerpo y su existencia eliminada para toda la eternidad.—Sollozó y volteó su cabeza a otra parte para evitar que yo viera sus sufrimiento.

—Masky lleva años queriendo lo mismo y ese deseo no lo ha llevado a nada bueno.— Contesté tratando de arreglar algo.

—Que consolador... ¿Existir aquí realmente nos llevaría a algo bueno? Hoodie, repites muchísimas estúpideces y te considero de los más inteligentes aquí.— Tenía todo su cuerpo tenso, cosa que me entristecía demasiado. Hace tiempo que ya no veía a la Christa que era antes de todo esto...
Me armé de valor para apretar sus delicada mano izquierda llena de heridas y la acaricié, ella quiso apartarla de inmediato pero la sostuve con fuerza y la empecé a limpiar.
Su rojizo cabello que llegaba a mitad de su nuca se encontraba todo enredado y sucio por la pelea.—Ríndete de una buena vez, jamás podremos tener algo. Nuestro destino no es normal y no podemos intentar tener una vida normal... « Nunca podrás salir de esto. Estás eternamente condenado, así como todos aquí lo estamos.»—
Recordaba bien esas palabras, pues eran las mismas que dije cuando me salí de control.

—Repites una y otra vez que nunca podremos estar juntos por la situación en la que nos encontramos pero jamás rechazas sentir algo por mí y eso es muy extraño.—Limpié su cara con delicadeza notando rápidamente un leve sonrojo en sus mejillas.
Sostuve su rostro por la mamdibula con mi mano diestra y la obligué a que me mirara a los ojos.

Christa

Él ya me había acorralado, me conocía bien y no sé por qué le subestimé si sabía la capacidad empática e intelectual que él tenía.
No quería verlo frente a frente, era cobarde para aceptar esa calidez que siempre sentí a su lado.
Tenía miedo de perder a alguien más en este pantanoso camino y sabía que si el Operador se enteraba, nos castigaría a ambos... Y él sabría muy bien cómo hacerlo.
Mis manos sudaban un poco y no paraba de mover mis largas piernas con ansiedad, no podía dejarme llevar por la situación y las palabras que había dicho Slenderman se escucharon en eco dentro de mi memoria.

«Espero que sepas cuál es tu lugar»

—Ya basta, Hoodie. Es la hora de mis pastillas y es obvio que Slenderman jamás confiaría la medicación en ti.
Si quieres que cumpla con mi petición, deja que me vaya a mi cuarto e idee algo para no tomar esa mierda.—Aparté con brusquedad la masculina mano de Hoodie de mi mejilla.
No dejó de mirarme, cosa que no paraba de estremecer todo mi cuerpo y provocar que tragara saliva duramente.

La suerte del lunático [Hoodie proxy love]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora