𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟾 "𝙽𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚍𝚊𝚍"

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Hoodie

No pude decir ni hacer nada antes de Christa me dejara en aquel sillón lleno de mugre acumulada por lo viejo que era, pues  todos teníamos demasiado desinterés en mantener la cabaña como un lugar decente, no le consideramos un hogar, así que... ¿Por qué cuidar de el?
Sabía que Christa no se iría y tampoco moriría tan fácil, pero de ahora en adelante no podía permitirme tocarla de no ser necesario.
Me inundaba un sentimiento parecido al que tenía cuando la miraba de lejos, sin poder acariciar su rostro o cabello; sin poder hablar con ella o cualquier otro acto que significara que ella tuviera en cuenta mi existencia.
Contuve fuertemente mi necesidad de tocar su puerta y rogarle porque no se alejara de mí, aunque me tragué mis ganas y fui en busca de Tim para intentar tranquilizar un poco la ansiedad que me invadía, tal vez automedicarme como idiota serviría, o cualquier otra mierda que a Slendeman le beneficia que hagamos para que estemos a su merced.

— No tenía idea de que llegaría a esos extremos...— Exclamó Masky dándole una calada a su cigarro corriente mientras notaba que un aire frío comenzaba a invadir más el bosque. Estaba tan perdido en todo que no había notado que el año estaba por terminar y el invierno había llegado.
Le pedí un cigarro a Tim y él me ofreció uno sin dejar de mirar a los gigantescos árboles que rodeaban nuestra existencia.— Lo siento. Christa no me agrada, pero nunca hubiera querido que le pasara aquello. Sé lo mucho que... La amas.— Habló encogiendo los hombros.

—No tienes de qué disculparte, no tienes culpa de esto. En todo caso, es mi culpa por creer que podríamos tener una relación común en presencia de Slender.— Puse el cigarrillo entre mis labios y Tim me prestó su encendedor plateado, el cual ante un movimiento de mis dedos, activó su mecanismo que entregó una delicada llama la cual prendió la punta de mi cigarro.
El sabor y olor era fuerte, Tim solía preferir cigarros que tuvieran ese sabor tan marcado a tabaco, cosa que a mí no me agradaba tanto porque no acostumbraba a fumar mucho.
El lado bueno es que tanta concentración de tabaco me comenzó a dar una sensación de relajación en todo el cuerpo.

— ¿Y ahora qué piensas hacer? —Preguntó Tim volteando a verme con sus gruesas cejas haciendo una mueca llena de duda e interés.

—Nada, en realidad... —Murmuré después de sacar el humo del cigarro por mi boca algo herida por el frío y la deshidratación.

— ¿De verdad? Wow... —Devolvió su mirada hacia el bosque. —No te creo. — Tiró lo último quedaba del cigarro que era el filtro y lo pisoteo en el suelo con sus botas militares.
Sonreí con desánimo y alcé los hombros al mismo tiempo que miraba el piso.— No te culpo, si yo encontrara a una mujer que me hiciera sentir así, tampoco dudaría en venderle mi alma al Diablo. — Sacó otro cigarro de aquella cajetilla blanca.

— Tú no eres así, conoces los riesgos de todo eso y los valoras bien.—

— Que los conozca y me aterroricen no significa que no sea capaz. Después de todo, no estoy aquí por voluntad.— Encendió su nuevo cigarro.

— ¿Este es un intento hipócrita para animarme?—Pregunté.

—Tal vez.— Miró al cielo expulsando el humo por la boca.
Me dio unas palmadas la espalda y se despidió colocándose su característica máscara; miré cómo poco a poco se iba alejando y yo por mi parte recargue mi espalda en la fría madera que estaba fuera de la cabaña.

Kat

Cuando llegué por primera vez con Slender, me sentía aliviada y querida, después de todo; era tan solo una niña huérfana.
Él no se llevaba a cualquier persona y eso me lo dio a entender más pronto que tarde... Llegué a verle como un padre, uno con mano dura pero que procuraba a su pequeña hija adoptiva, sin embargo, mientras fui creciendo me di cuenta de que (por más que quisiera no creermelo) no me veía más que como un instrumento para él.

La suerte del lunático [Hoodie proxy love]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora