La semana más incómoda de mi vida.

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Día 1 y comenzando: No me arrepiento para nada haber matado a esos humanos, en verdad lo disfruté como nunca y amé la adrenalina que corría por mi cuerpo. Lo único que odio de todo esto, es que Max tuvo que venir conmigo cuando se pudo haber zafado. Dormir en una sola cama juntos, tener que estar con él en esas clases juntos, verlo todos a todas horas por siete días.

Coloco mi maleta a un lado de la cama, y cuando estoy a punto de recostarme, llega un hombre de aspecto sombrío y sonrisa perturbadora a sacarnos de esa celda. Nos empuja hasta hacernos llegar a un aula que contiene una mesa y dos sillas con cuadernos encima.

-Mocosos, soy el profesor Carl Wood.- sí, igual de arrogantes que todos los profesores.

-Excelente, bien por usted.- digo en voz baja.

-Señorita, no toleraré su falta de respeto a mi persona.- mi rostro de confusión me delata.- Tengo super oído y ahora basta de idioteces, vamos con las clases.

La clase comienza de inmediato, coloca las reglas de los vampiros más importantes según él y comienza a explicar, contar anécdotas, darnos algunas advertencias y solo puedo pensar en la mala suerte que tengo al verme involucrada en esta mierda. Max está de lo más concentrado, se supone que todo esto él ya lo sabe, pero ahí está, como un niño pequeño que se ha descubierto como colorear.

¿Cuánto duró la clase? No lo sé, unas dos o tres horas. Dejé de poner atención desde el momento que comenzó con sus cosas algo personales y poniéndose de ejemplo en cada una de las anécdotas. Llega un guardia y nos devuelve a la "celda", y ahí estamos de nuevo Max y yo solos. Mierda, no puede ser así de incómodo cada vez que estemos solos.

Me recuesto al lado de mi cama y le doy la espalda, no quiero verlo, no quiero escucharlo, no quiero que esté aquí conmigo. Sé que en esta semana él tratará de acercarse más a mí para ver si así podemos llevar una buena relación aunque solo sea de amistad. ¿Yo quiero eso? ¿Quiero dejar que un arrogante vuelva a entrar en la fortaleza que he construido? ¿Será diferente? ¡Puufff! Sólo mírenlo. Desde el comienzo se ha comportado como un idiota, piensa que porque tiene más años en esto de ser convertido, puede decirme lo que tengo o no tengo que hacer.

¡IDIOTA!

Día 2 y me quiero ir al carajo: No sé en qué momento cerré los ojos para poder despejar mi mente un momento y cuando los he abierto ya había pasado lo que restaba del día anterior. Nuevamente un guardia nos lleva a otra aula y esta vez no hay cuadernos y mucho menos lápices, de hecho el aula está vacía.

-¿Está seguro de que es aquí?

-Seguro, niña. La profesora no tardará en llegar.

Se va y volvemos a estar solos.

-Has estado muy callada.

-No tengo nada que decir, es todo.

-¿Estás enojada?

-¿Enojada? ¿Por qué debería de estarlo? Fui yo quien quiso matar a ese humano y tú solo me advertiste que no lo hiciera. La pregunta aquí es, ¿por qué si pudiste haberte zafado no lo hiciste?

-No es tan fácil como crees. El consejo no es tan flexible.

Antes de que pueda decir una palabra más, una mujer de cabellos dorados, ojos color miel, estatura de 1.76 y linda, aparece en el salón. Ambos volteamos a ver a la mujer que no deja de vernos con aires de superioridad y al momento quiero borrarle su maldita sonrisa. Cuando camina, sus tacones resuenan haciendo un eco y se planta justo enfrente de nosotros.

-Profesora Alicia Anderson.

-Blanca Suárez y Max...

-nos interrumpe- Sus nombres no me interesan. A lo que vinimos.

Este es mi secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora