Alía es una joven de 20 años que trabaja en el zoológico de Starlight. Vive a la sombra de sus famosos padres, dos doctores veterinarios bastante conocidos y dueños del zoológico donde trabaja. Con la extraña habilidad de hablar con los animales y u...
Corregido: 17 de Agosto de 2017, 13 de Mayo de 2020
Segundo capítulo listo. Espero que esta nueva historia les guste mucho.
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Alía se despertó con el corazón latiendo con fuerza. Comenzó a llorar sin poder entender lo que estaba pasando. Sentía una presión en su pecho que no podía controlar.
Se levantó de la cama mientras se secaba las lágrimas. No entendía que estaba pasando. ¿Porque se sentía nostálgica, triste? No recordaba el sueño que había tenido, pero el dolor que sentía era muy real.
Todo en su cabeza giraba, era muy caótico. Desde que ese tritón le contó todo, no podía dejar de pensar en los reyes, en esa historia. Todavía tenía flotando por su mente las palabras de Matt.
Fácilmente podría fingir que nunca tuvo esa conversación con él. Continuar con su vida como si nada hubiera pasado. Su rostro pálido le devolvió la mirada en el espejo.
—Entonces fingiría que no sé qué soy una sirena, que esta pulsera es lo único que cambia mi vida y seguiría pensando que es raro hablar con animales —murmuró en voz baja.
Sin contar que ya se había visto con cola. Recordó la sensación que sintió al verla, era como si una parte que desconocía despertara. Reconociendo que era parte de ella. Vio la hora en el reloj de la mesita de noche. Tenía tiempo para ir hasta la playa y despejarse un poco.
Se cambió y tomó las llaves de su auto. Antes de montarse observó su casa. ¿Cómo es que sus padres nunca le dijeron la verdad? ¿Por qué quisieron alejarla sin decirle nada? Podría entenderlo si sus padres reamente mostraran preocupación por ella. Cosa que nunca ha visto.
Sabía que no estaba volviéndose loca. Si no lo hizo cuando niña, menos lo haría ahora. Aun así, no sabía cómo manejaría el tema. No tenía ni idea de si aceptase la propuesta o no.
Vio el sol que alumbraba con fuerza. Al llegar a la playa, sonrió. Estaba desierta a esa hora por lo cual era estupendo. Se quitó las sandalias y caminó por la orilla dejando que sus pies hicieran contacto con el agua. De lo único que estaba segura era que llamaría a sus padres... sus padres adoptivos.
No había dudas de lo que era realmente. Y atrasar esa conversación solo la haría estresarse.
Además, no podía olvidar al tritón. Él esperaba una respuesta y debía darla pronto. No podía obligarla a hacer algo que no quisiese. Así que debía pensar bien lo que haría.
—Dios mío, todo esto es una locura —dijo mientras se detenía.
Matt estaba nadando por el área. Ya tenía todo en orden para la partida. Solo debía esperar a la hora para poder hablar con ella. Alzó la mirada y la vio a lo lejos. Esa melena roja que contrastaba con el verde oscuro era difícil que no pasara desapercibido.
