Capítulo 4

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Publicado Originalmente: 1 de Julio de 2016

Actualizado: 23 de Mayo de 2020

Actualizado: 23 de Mayo de 2020

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            Matt se levantó de inmediato y observó a su alrededor con cuidado. No podía verle, pero sentía su presencia muy cerca.

—Vamos... debemos sacarte de aquí —dijo calmado para no asustarla.

Alía no lo dudo mucho y se levantó también. Ambos nadaron completamente en silencio. Estaba preocupada, algo no marchaba bien y Matt no le iba a decir nada. Después de todo eso que dijo de que iban a ir tras su pista podía ser cierto. ¿Qué es lo que se supone que haga con todo eso? Si decidía quedarse, no iba a estar a salvo. Sus padres, su amigo, los animales, todo aquello que quería corría peligro.

Si decidía irse, no sabía cómo actuaría tampoco. podía ser una sirena pura, pero seguía siendo una simple chica humana que recién incursionaba en ese mundo.

«¿Qué es lo que estaba pasando?» se preguntó mientras le seguía el ritmo al tritón.

—Matt... ¿estamos en peligro? —se atrevió a preguntar.

El silencio le estaba desesperando. Y deseaba saber la verdad. Pensó que ya habían superado esa brecha. Quizás se equivocó. Matt tenía cada musculo de su cuerpo tenso. Podía ver como apretaba los puños a cada uno de sus costados.

—Hablaremos cuando estés en un lugar seguro. Hay un lugar donde podemos quedarnos. Esta cerca de aquí. Solo hay que nadar más rápido, apresúrate.

Ella tragó en seco. Miró hacia atrás viendo absolutamente nada. Intentó nadar lo más rápido que pudo tratando de seguirle el paso. Se sentía agotada por el esfuerzo que estaba requiriendo nadar. «¿Será que mi golpe ha afectado de alguna forma mi cola?» pensó, desecho la idea de inmediato al no encontrarle sentido.

Cuando llegaron al lugar ella respiró muy hondo. Había perdido todas sus energías. Matt parecía más sereno. Más le valía que le explicara qué es lo que estaba sucediendo. Antes de que realmente huyera de todo eso.

Entraron al cuarto y Alía lo observó todo despacio. Era un lugar muy bonito y acogedor. Matt la miró por primera vez reparando en su presencia. Se veía agotada y ya se imaginaba el porqué. Tenía que sacarla de allí lo más pronto que podía. Esa maldita persona había estado muy cerca de verla y no podía darse el lujo de que alguien más supiera que era la heredera de Oceanys. Sospechaba que era uno de los guardias de la princesa Kayla. Si era como pensaba, entonces las cosas iban empeorando.

Alía se sentó en la cama y se quedó mirando por la ventana distraída. Podía ver a las personas en el pueblo, viviendo sus vidas sin imaginar que la de ella había cambiado grandemente. Todo le resultaba sorprendente y aun así no se sentía espantada. Nunca se imaginó que existieran tantas maravillas en su planeta. Nunca imaginó que realmente existiera un mundo bajo el mar, como el suyo.

Alía: Luchar por un reino sin conocerlo (HDM #2) (Disponible en Amazon) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora