Publicado Originalmente: 2 de julio de 2016
Actualizado: 23 de mayo de 2020
—¡¿Por qué rayos estás tan molesta?! —preguntó Santiago mientras la detenía antes de que saliera de la oficina—. Anoche te llamé unas cien veces y no contestaste. Hoy andas muy distante, quiero saber qué pasa.
—No me grites, Santiago. Mis oídos andan sensibles —dijo masajeándose las sienes—. Lo siento, no escuche el celular.
Intentó zafarse, pero Santiago se negaba a dejarla ir.
—No te creo nada. Eres tan mala mintiendo que en serio jamás podrías meterte en problemas porque no saldrías con facilidad de ellos. Ahora dime que mierda está pasando. Ayer estuviste muy extraña y tú no eres así.
—Es muy complicado de explicar. Solo puedo decir que estoy bien. Lo digo de verdad.
Salió de allí casi corriendo. Lo ignoraría, luego lo llamaría y le pediría perdón por la forma que se había comportado.
Tenía que admitirlo, estaba furiosa porque el príncipe Matt se fue sin decir ni una palabra. Al menos hubiera insistido un poco más y eso no le hubiera molestado. Además, odiaba esa corriente que no desaparecía de su cuerpo. Esa atracción que sentía hacia él.
Desde hace mucho tiempo que no se sentía así de interesada por alguien. Esa mañana sintió muchas ganas de besarlo. Y todo en su cabeza gritaba que estaba mal. Empezando por qué no lo conocía de forma real y terminando por la sencilla razón de que si él está con ella es porque es su trabajo.
Convencerla y ayudarla de salvar un pueblo. Solo eso.
Así que esa atracción debía eliminarla de su sistema lo más pronto que pudiera. Esa sensación tenía que desaparecer.
Al medio día fue hasta su casa y se dio un baño. Se puso la ropa del trabajo ya limpia. Luego paso la tarde trabajando como guía y culminó alimentando a los animales. Terminó cerrando el zoológico a las cinco y media de la tarde. Tenía una hora y media libre para tomar una decisión definitiva.
—Hasta mañana, espero que estés de mejor humor —dijo tranquilo Santiago. Alía suspiró y fue hasta donde él deteniéndolo.
—Santiago, lamento mucho mi comportamiento de hace un rato. Me comporte como una estúpida.
Él se encogió de hombros restándole importancia.
—Sí que lo hiciste, pero no te culpo por eso. Puedo ver que algo te preocupa y que prefieres no decirlo. No debí haber insistido. Aunque tú falta de confianza me duele. Nos conocemos de hace muchos años.
—Lo sé, lo sé y por eso te pido disculpas. Ayer igual intentaste ayudarme y no te deje. No me gusta alejarte, eres mi único amigo completamente sincero aquí.
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Alía: Luchar por un reino sin conocerlo (HDM #2) (Disponible en Amazon) ©
FantasyAlía es una joven de 20 años que trabaja en el zoológico de Starlight. Vive a la sombra de sus famosos padres, dos doctores veterinarios bastante conocidos y dueños del zoológico donde trabaja. Con la extraña habilidad de hablar con los animales y u...