7. Después.

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—¡Bienvenidos, sobrevivientes! —Sádico parecía emocionado. 

—¿Por qué estás tan feliz? —dijo Pandora mientras ayudaba al chico a sentarse, lo había llevado a cuestas hasta la zona segura. Liam estaba herido, la pelea con Theo lo dejó en malas condiciones, pero mejores a que si Pandora no hubiera intervenido. 

—¿Por qué no habría de estarlo? Todo va conforme al plan. 

Esta vez la joven cerró los ojos, no podía más. Se sentó en el suelo, cerca del chico. Percibía que no resistiría mucho sin explotar. No todos podían ser como Liam, él siempre luchaba por ser positivo y mantenerse con calma. Pandora, en realidad, guardaba todo para sí misma, sin embargo, en aquella situación no se culpaba por reaccionar así. 

—¿Y cuál es el plan? —preguntó en voz baja, mordiéndose la lengua, cerrando con más fuerza los párpados, a segundos de estallar. 

—Tal vez sea hora de decirlo. No es como si fueran una amenaza, al contrario, sería todo más sencillo.

Se hizo el silencio. 

Pandora y Liam no podían creer lo que escuchaban. ¿Era una trampa ideada para que se tranquilizaran? ¿O lo diría, pero todo sería una mentira?

—Prometo que diré la verdad. Si algo debieron aprender sobre mí, es que soy un perfecto titiritero y un ejemplar hombre de palabra —dijo Sádico, rompiendo con el ambiente pensativo—. Aunque claro, tengo una condición. 

Pandora estrelló su puño contra una de las paredes, mientras soltaba un gruñido. Posteriormente, inhaló y exhaló, recuperando así su control. 

—Dinos lo que quieres —accedió con lo que simulaba ser una sonrisa cargada de frustración y deseos de sangre. 

—Oh, no te alteres —pidió él—. Solo es una pregunta para cada uno que quiero que respondan correctamente.

—¿Hay algún truco? —habló Liam por fin—. Olvídalo, siempre hay uno, además que justo ahora puedes mentirme. 

—Buen chico —aprobó Sádico—. Te adaptas a las circunstancias y aprendes. Perfecto —se aclaró la garganta—. Sí, tienes razón. Tengo un as bajo la manga, espero la campeona en póquer, Pandora, no tenga uno igual. 

—No te preocupes por eso, has quebrado un poco mi mente, me será difícil ahora —ella agitó una mano despreocupada. Sí que era honesta. 

—Vale, juguemos. Pandora, ¿sabes por qué los elegí a ustedes? —inició Sádico.

—Hace poco lo descubrí, es porque somos asesinos famosos adolescentes, cada uno se volvió popular de diversas formas, nuestro historial fue expuesto y así nos colocamos en tu mira, ¿estoy en lo correcto?

—Oh, sí —se escuchaba tan solo un poco sorprendido—. Acertaste completamente, espero Liam corra con la misma suerte —hizo una pausa y prosiguió—. Liam, ¿conoces por qué están ustedes aquí? ¿por qué he reunido a siete jóvenes asesinos famosos?

Pandora presionó el puente de su nariz. Ninguno tenía idea, esto era un caso perdido. 

—No sé, ¿querías darnos vacaciones del mundo? ¿transmites esto en televisión por cable? ¿te atraen sexualmente los menores de edad? ¿qué sé yo? —Sádico no se espera tal sarcasmo provenir de ese chico, es decir, no era de ese modo. Estaba cambiando, todo a consecuencia del juego.

—Incorrecto —dijo con verdadero enojo. 

De la nada, ambos chicos fueron separados, Pandora sintió como una fuerza desconocida obligó a que se precipitara contra la pared blanca del lado izquierdo de la habitación; Liam, en cambio, hacia el lado derecho. De las paredes se materializaron cadenas que los aprisionaron. 

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