Nuevos amigos, nuevos sentimientos.

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-Estamos aquí arriba. Encima de tu cabeza.

Cuando miré para arriba, vi a una chica y a un chico, casi idénticos, cabello rubio, de ojos azules y tez pálida. Los dos estaban colgados de la rama de un árbol que había encima de mí. Agitaban su mano, en modo de saludo, mientras me sonreían.

-Yo soy Demian, y ella es mi hermana gemela.

-Y yo soy Mery, y él es mi hermano gemelo.

-Me llamo Alice.-Saludando amablemente-Esto...¿habéis visto a un lobo, como yo, con orejas blancas?

-Ahora que lo dices, hemos visto a un chico así...

-Hacia el Norte, pero no parecía muy contento. ¿Acaso es tu novio?

-No, no es mi novio.-Sonrojada- Él solo es mi mejor amigo.

-¿De verdad?-Los dos a la vez-¿Entonces por qué estás tan roja aquí?-De repente aparecieron detrás mía y cada uno me tocó una mejilla, del susto di un salto hacia adelante. Parecían mayores que yo, pero su actitud era muy infantil.

-¿Cuando habéis...? Da igual, tengo que irme.-Me di la vuelta dispuesta a irme, pero volvieron a sorprenderme aparecieron delante mía y dándome otro susto- ¡Podéis dejar de hacer eso!

-Nos aburrimos mucho, ¿Podemos ayudarte a buscar a tu novio?-Hicieron un pucherito de niños pequeños-Además es peligroso que vayas por este bosque tú sola. Dicen que un osos gigante y que si te lo encuentras no vuelves jamás.

-Soy un licántropo, sé cuidarme yo solita.¿ Y como sabéis que hay un oso, si se supone que el que lo ve no vuelve jamás?

-Nosotros lo hemos visto.-Volvieron a hablar los dos a la vez-Somos vampiros.

-Y por eso somos casi inmortales, tenemos 2100 años, pero para que la gente no se asuste de nuestra edad, decidimos que tenemos 21. ¿No es gracioso?¿Cuántos años tienes tú?

-Tengo 16 y bueno...no es por ser grosera, pero tengo un poco de prisa y debo buscarlo, así que...

-Claro, lo entendemos.

-Yo todavía lo tengo a la vista, podemos ayudarte.-Demi se dio la vuelta, mirando hacia atrás.

-¿Eh, cómo...?Yo no lo veo.-Mirando en la misma dirección.

-Nuestra es mil veces mejor que la vuestra, está a unos dos kilómetros, te guiaremos hacia él.

-Gracias, de verdad.-Me convertí en lobo y salí corriendo, ellos iban por lo árboles y los seguía desde el suelo. Rato después, lo vi cerca del lago y mientras me acercaba a él, debió de sentir mi presencia y también se giró hacia mí. Cambié mi forma de nuevo y me fui acercando, lo notaba distante, como si no quisiera verme, pero aún así tenía que saber porqué se había ido tan de repente.-Sam, ¿por qué te has ido de esa manera?

-Yo...no quería molestarte, cuando estabas con él.

-¿Por eso? No te preocupes, al final no ha pasado nada, me dijo que me dejaría tranquila sin tener que hacer yo nada.

-¿De verdad?-Sorprendido-Alice, yo...¿hum, quiénes sois vosotros?

-Ellos me han ayudado a encontrarte, Demian y Mery. Gracias por ayudarme, os lo agradezco mucho.

-No ha sido nada, espero que nos volvamos a ver pronto, Alice.

-Oye...Esos que están ahí atrás...¿También vienen con vosotros? Están a unos ocho o diez kilómetros más o menos.

-No, son mis hermanos, tenemos que irnos. Adiós y muchas gracias.

Los dos nos transformamos y salimos corriendo lo más rápido que podíamos, a nuestros destino original, salir del bosque. Y después de un par de horas, llegamos hasta la ladera de una montaña, teníamos que subir y cruzar las montañas, pero a medida de que subíamos más, hacía mucho más frío. Para un lobo de montaña como yo, no estábamos acostumbrados  a tan baja temperatura, lo bueno era que el viento hacía que nuestro olfato fuera inservible, así que aunque Will fuera un buen rastreador, no podría hacer nada aquí arriba, lo que nos daba cierta ventaja. Paramos para descansar y nos metimos en una cueva, era oscura y húmeda, pero al menos nos protegería del viento. De repente vi que él volvió a ser humano, y que se estaba quitando la sudadera, quedando completamente desnudo de cintura para arriba. Me sonrojé un poco al ver, su torso tonificado y claramente bien entrenado, e intenté mirar para otro lado, ocultando lo roja que estaba.

-¿Acaso no tienes frío?-Abrazándome con fuerza a mí misma, para entrar en calor-

-Vengo de un lugar que es incluso más frío que este, donde siempre nieve. Esto para mí no es nada.-Nos sentamos contra la pared- Es peligroso hacer fuego aquí, además de que con este viento y humedad, sería claramente imposible.

-Eso no es bueno para mí, me muero de frío.

-Ven aquí.-De repente sentí sus brazos rodearme, lo que me ponía nerviosa, y antes de que pudiera decir nada, notaba como el frío se iba, sintiendo una sensación de calor que me gustaba mucho.-¿Y ahora como estás?

-Mucho mejor, ¿pero cómo...?

-Los lobos de nueve, nos calentamos así, nuestra temperatura corporal es mucho más alta que la de los demás. Descansa bien, todavía nos queda camino para llegar.

-Si...-Me sentía muy a gusto entre sus brazos, y sin darme cuenta de lo que hacía, yo también la abracé. Cerré los ojos, y apoyé mi cabeza contra su pecho, escuchando el relajante latido de su corazón. Tal vez aquellos vampiros no estuvieran tan desencaminados, no era mi novio, pero en mi interior sentía mucho aprecio hacia él, algo más que una simple amistad, algo que hacía que me sonrojara y que me sintiera muy feliz, cuando estaba cerca de él.

El Pacto del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora