Odiaba ver como Sam sufría aquella paliza por mi culpa, veía como la nieve se teñía de un rojo intenso, al igual que su pelo, lo que hacía que me preocupara mucho más. Verlo tirado en el suelo gravemente herido, me rompía el corazón y que hacía que múltiples lágrimas salieran de mis ojos llorosos. Will se puso encima de él para darle el golpe final, pero tenía que detenerla.
-¡Por favor, no, no lo hagas! Es mi culpa, déjalo...-Estaba muy nerviosa, y quería detenerlos de cualquier forma.
-Su castigo ya está decidido, se acabó.
-Hacéis mucho ruido, ¿A qué viene todo esté escándalo?-Cuando escuché aquella vez ladeé mi cabeza hacia a un lado, y vi a Daniel sentado sobre la nieve. Y cuando me vio se echó a reír.-Vaya, que coincidencia vernos otra vez, ¿Verdad?
-Daniel, por favor ayúdalo.
-Hum...lo haré encantado, siempre y cuando hagas un trato conmigo, ya sabes como va esto.-Sonriendo.
-¿De dónde has salido tú? Tobi encárgate de él.-Tobi se levantó dejándome libre, pero cuando fue hacia Daniel, él ya había desaparecido de nuevo, los tres estaban desconcertados y lo buscaron con la vista por todos lados. Me senté en el suelo, también bastante extrañada, cuando sentí algo que me tocó el hombro y al girarme lo vi detrás mía.
-Lo que sea, pero ayúdalo.-Se acercó a mi oreja.
-Cásate conmigo.-Al escuchar aquellas dos palabras me quedé completamente en shock, ¿lo había escuchado bien?¿Quería que me casara con él?.
-¿Qué? No, no puedo hacer eso, come mi alma, pero no me pidas hacer eso.
-Entonces creo que aquí sobro.-Se dio la vuelta y agitó su mano, despidiéndose.-Ha sido divertido hacer tratos contigo, pequeñaja. Y a ti te veré muy pronto, muerto en el submundo. Adiós.
Se iba a ir, no podía permitir que mataran a Sam, aún si eso significara tener que casarme con él, prefiero que esté vivo a que mi propia felicidad. Me levanté y corrí hacia Daniel, y cuando llegué hasta él lo abracé con fuerza, escondiendo mi cabeza.
-Espera, acepto...pero sálvalo.
-¡No!¡No!¡No aceptes, Alice!-Nos había escuchado, y seguramente mis hermanos también, se había separado de Sam para ir a por nosotros.
-Sabía que aceptarías.-Se dio la vuelta, cogió mi brazo y volvió a morderme, enterrando sus dientes con mucha fuerza, justo como la primera vez. Dolía muchísimo, sentía como la herida me ardía y como si una aguja se metiera dentro. Pero antes de que volviera a caer inconsciente, pude girarme solo esperando que Daniel cumpliera su palabra y de ver a mis hermanos por última vez.
-¡Suelta a nuestra hermana!-Vinieron a por nosotros, pero yo notaba como mareaba y como los ojos se me cerraban solos.
Ya no notaba frío, ni el viento, no escuchaba nada...había un gran silencio, pero notaba que estaba tumbada en un sitio muy cómodo, cuando abrí los ojos lo primero que vi fue una gran lámpara de cristal en el techo. Después recordé lo que había pasado y me levanté enseguida, estaba en una habitación iluminada por la luz que desprendía el fuego de una chimenea encendida. Las paredes estaban pintadas de un rojo muy oscuro, los muebles eran negros o marrones oscuros, dando un aspecto muy elegante a la habitación. Detrás del sofá donde estaba había una mesa de comedor muy grande, donde había un par de candelabros plateados y un pequeño mantel en el centro. Aquel lugar era cálido y tal vez...demasiado tranquilo, había estanterías llenas de libros perfectamente colocados y ordenados. Esta debería de ser su casa, y este el salón principal. Cuando me revolví el pelo me quedé completamente confundida y empecé a asustarme, ¿qué ha pasado con mis orejas y mi cola? Ya no las tenía, y mi pelo...era completamente blanco.
De repente se escucharon pasos viniendo hacia donde estaba yo, y vi como el manillar de la puerta se movía y se abría la puerta. Y apareció de nuevo ese pelirrojo, venía hacia mí y yo solo retrocedí, intentando alejarme, pero cuando choqué contra el sofá ya no podía echarme más para atrás.
-No estés asustada, no tienes porqué estarlo.-Estaba frente a mí, cuando noté su mano acariciar mi mejilla lentamente.-Ahora esta también tu casa, después de todo ya estamos casados.
-¿Qué ha pasado con Sam?
-Un trato es un trato, y yo nunca rompo mi palabra, lo he llevado de vuelta a su manada, seguro ya lo estarán curando y estará bien.
-¿Por qué ya no están mis orejas y mi cola?
-Has dejado de pertenecer a los lobos, ahora que te has casado conmigo, tu alma se ha ido completamente convirtiéndote en un demonio como yo.
-Un demonio...yo, pero...-Quería llorar, lo había perdido todo, mi familia, mi mejor amigo y ahora también mi vida.
-Te acostumbrarás pronto, además...-De repente noté su mano bajar hasta el mentón, levantándome la cabeza y después sentí como sus labios rozaron los míos- Nos divertiremos mucho.-Y lo que me estaba pensando se hizo realidad, me besó. Se sentía extraño, nunca antes había besado a alguien, no era desagradable, pero siempre pensé que mi primer beso sería para el lobo con el que me comprometiera, no con un demonio...ya que no podía negarme, solo me dejé llevar por él cerré los ojos y le respondí el beso de la misma manera. Y segundos después noté como deshizo el beso, pero todavía sin separarse de mí.- Ven, ten enseñaré la casa.
Cogió mi mano y lo seguí, salimos del salón y me impresionó ver lo grande que era la casa, era muy lujosa y elegante, nada comparado con la casa de mis padres, pequeña y acogedora. Todo seguía el mismo estilo como el salón, haciendo que fuera muy oscura. Subimos hasta el segundo piso, y entramos en lo que era la habitación, era muy espaciosa, con una gran cama, un escritorio con un par de papeles por encima, más estanterías con libros, un armario empotrado contra la pared, y una puerta que seguramente daría al baño. Pero lo que más me llevó la atención fue que había un puerta de cristal que daba hasta un gran balcón, fui corriendo hacia allí, abrí la puerta y cuando vi el exterior me quedé completamente atónita.
-¿Dónde estamos?
-En el submundo. -Todo era igual de oscuro, y en vez de haber ríos o lagos, había lava, había calles de piedra, y otra gente por allí pero que parecía como si estuviera muerta, y otra parte que no. No había ni sol, ni nuebes, ni luna, ni estrellas...
-Este lugar es algo siniestro...
-A los humanos les gusta decir que este lugar es el infierno, hay otros demonios por aquí, y también está las almas que nos llevábamos, deambulando muertas.
-¿Y mi alma?
-Tu alma desapareció, los demonios no tenemos alma. Y como te has convertido en uno de nosotros , simplemente se esfumó.
-Ahora viviré aquí...-Estaba un poco deprimida, esto no era lo que quería cuando deseé salir de esa celda.
-Te enseñaré lo que tienes que hacer si no quieres morir de hambre. Además esto es lo que querías,¿no? Ser libre y viajar a lugares nuevos. Al final he cumplido tu deseo y te he sacado de los planes de Sam.
-¿Planes?¿Qué planes?-Lo que había dicho me había entrado curiosidad,¿qué estaba tramando Sam conmigo todo este tiempo?
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El Pacto del Demonio
WerewolfCuenta la historia de como una pequeña adolescente, hombre lobo, escapa de su horrible tradición con su mejor amigo a cambio de un pequeño trato con un demonio que cambiará su vida por completo.