Brands of life |N.H|

33/ Adiós Darren...

Durante mi corta vida, jamás tuve tanto miedo como en éste momento, mi desesperación aumenta con tan solo escuchar el sonido de la respiración de una persona. No quiero abrir mis ojos, no quiero ver qué hay en éste lugar sospechoso, siento el ambiente silencioso, oscuro, y el frío es intenso. Mi cuello duele como los mil demonios, y recuerdo que fue debido a esa inyección, imagino que se encuentra morado y maltratado.
Mi memoria falla, no puedo recordar quién me trajo hasta aquí, solo veo a una persona, pero no logro observar su rostro.

Decido abrir los ojos lentamente, mis párpados duelen, se sienten pesados, mi vista es borrosa por unos instantes, luego comienzo a ver con mayor facilidad.
La habitación es tal y como se imaginan, la habitación es oscura, hay humedad en las paredes y parte del suelo, hace mucho frío y siento mis manos congeladas, están quietas, mis dedos apenas se mueven. Mis dientes comienzan a apretarse y tirito, no sólo por la baja temperatura, sino por el miedo que estoy sintiendo en estos momentos, y lo primero que se me viene a la cabeza es

¿Por qué yo? ¿Por qué justo a mi?

La puerta se abre haciendo un ruido muy quejoso, desde el exterior entra un resplandor que parece ser del sol, entrecierro mis ojos por la iluminación y me echo hacia atrás al ver que entran tres personas; uno se encamina hacia mi hasta llegar a mi espalda, me quedo quieta, sin saber qué hacer, de repente, una tela gruesa tapa mis ojos, siento que desatan el nudo que amarra mis manos, éstas se sueltan y una mano me toma del brazo bruscamente haciendo que me levante. Mis piernas flaquean pero la persona que me obstruyó la visión me sostiene fuertemente, luego siento su brazo rodear mis hombros y de un empujón me tira hacia lo que parece ser una silla, nuevamente mis brazos rodean el respaldo de la silla y siento la soga alrededor de mis muñecas. Sin saber lo que pasa, escucho que arrastran otra silla hasta llegar a mi lado, la tos de una persona resuena en toda la habitación, escucho un gemido de dolor, proviene de un hombre.

-Siéntate.-

La voz varonil de una de las personas presentes ordena, al parecer el otro individuo no obedeció y la furia del tipo aumentó.

-¡Te dije que te sientes!-

El cuerpo choca contra la madera haciendo escándalo, luego de eso es todo silencio, nadie habla, nadie se mueve, nadie hace nada.
Yo no dejo de respirar con dificultad, mis manos tiemblan y mis piernas se mantienen quietas, mi labio inferior involuntariamente comienza a tiritar, me gustaría decir que estoy calmandome ante toda ésta situación, pero aunque así lo quisiera, no podría.

Los pasos de éstos psicópatas se escuchan nuevamente, y la cercanía de uno de ellos se hace presente en mi. La tela que tengo en mis ojos se afloja hasta que me lo sacan de un tirón, vuelvo a pestañear varias veces para lograr una mejor visión, y así lo hago. Tres personas, tres personas están delante de mí, con unas terroríficas máscaras, los miro aterrada, reconozco que hay una chica involucrada, que también, tiene una máscara en su rostro. Giro mi cabeza hacia la derecha y en la silla se encuentra un hombre, es algo mayor, su panza es visible, el cabello es castaño y muy poco cuidado, en su rostro tiene heridas, tanto graves como algunas son leves. Miro hacia el frente y las tres personas están allí, observando nuestras caras de horror, como si estuviesen disfrutando de ésta escena totalmente neurótica.

-¿Estás asustada?- Pregunta uno de ellos, no respondo, mi mente está totalmente en blanco, el sujeto gruñe y en un acto seguido arroja violentamente un tubo a su costado, salto del susto y prácticamente corre hacia mi sin paciencia, sus manos se colocan en los brazos de la silla, y la cara de esa máscara está más cerca de lo que yo podía imaginar. Mi corazón palpita velozmente, temiendo por mi seguridad.

-Si quieres permanecer viva, responde a todas nuestras preguntas, y más te vale que seas sincera.- Dice escupiendo cada palabra que sale de su maldita boca. - ¿Tienes miedo?- Vuelve a interrogar.-