Capítulo seis.

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"Nuevas amistades"

Dakota's POV

—¡Saldré al jardín!—Grité, para que mi abuela me escuchara, está un poco sorda la anciana.

—Bueno, bueno. Si te escuché.—Respondió desde el comedor, con la típica voz tierna que tienen los viejitos.

Cerré la puerta luego de salir y me fui a ver las flores. Estaba caminando por entre los árboles cuando sentí pasos. Me volteé, pues parecían venir de atrás. Pero no había nadie ni nada, así que decidí seguir con mi camino.

Y escuché los pasos otra vez.

—¿Hay alguien ahí?—Pregunté, pero me di cuenta de que era una pregunta estúpida, así que decidí quedarme callada, con la navaja en mi mano derecha revisando el jardín.

Y ahí lo vi. Era un perro, y parecía perdido. Hace mucho que no había visto a un perro, pues los caminantes se los comen también, pero estos no se convierten, solo mueren.

—Hola pequeño.—Dije sarcástica, era un labrador de color dorado.—¿Cómo has estado?—Acaricié su lomo, y comenzó a mover su cola de felicidad.—Espera, quédate ahí.—Le dije y se sentó.—Ay, que lindo.

Fui a la cabaña a buscar a Lukas, cuando lo encontré estaba con Chloe, así que los llevé a los dos a ver al perro.

Fui a la cabaña a buscar a Lukas, cuando lo encontré estaba con Chloe, así que los llevé a los dos a ver al perro

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—¿Cómo le pondremos?—preguntó Chloe acariciándolo.

—No lo sé. Pero primero tenemos que preguntar si podemos quedarnoslo.—Aclaré.

—Para mi tiene cara de Louis.—Dijo Lukas, sentándose al lado de su hermanita.

Solté una risa.

—No, tiene cara de Eddie.—Dije.

—¡Es verdad!—Chloe saltó de la emoción y abrazó al perro.

—Bueno... Ahora que lo pienso, sí.—Dijo Lukas, y soltó una carcajada.

—Vamos a entrarlo a la casa, debe tener hambre.—Hablé, haciendo que Eddie me siga.

—¿Qué le daremos para comer?—Preguntó Chloe.

—En el garaje vi comida para perros, quizá este perro era de los dueños anteriores.—Lukas estaba caminando hacia el garaje en busca de la comida.

Entramos a Eddie a la casa, lo dejamos en la sala de estar, y para que estuviese más cómodo le pusimos mantas en el piso, y unas almohadas para que pudiera recostarse en ellas. Lukas había llegado con un plato lleno de comida y un plato para el agua. También había encontrado una correa, lo que sería muy útil.

En cuanto pusimos el plato de comida en el piso, se lo comió en tres segundos. Estaba hambriento, parecía no haber comido hace días, pobrecito.

Cuando papá llegó en la noche, vio al perro y lo aceptó al instante. Al minuto ya amaba a Eddie, y Robert igual. Pero el problema era Rose, que decía tener alergia a los perros.

—Bueno, pueden quedárselo, solo si no se acerca a Rose.—Aclaró papá.

—Lo entrenaremos papá, Rose estará bien.—Dije.

—En ese caso, pueden quedárselo.

—¿Ya le pusieron nombre?—Preguntó Robert.

—Si, se llama Eddie.—Respondió Chloe, mirando al perro.

—Es muy lindo.—Dijo la abuela, que se encontraba en la cocina haciendo galletas.

Cualquiera hubiera pensado que esta era una situación normal, fuera del apocalípsis. Era extraño que todo esto pasara así. Tal vez las películas nos hacían creer que esto era peor, pero no lo era. O tal vez si, sólo que no lo hemos descubierto.

Luego de cenar, me fui a mi habitación y me puse pijama. Fui a lavarme los dientes y luego me dormí. Y a la mitad de la noche, Eddie se fue a dormir a los pies de mi cama, y luego de unos minutos dormido, sentí que levantaba la cabeza, había percibido un ruido. Pensé que era alguien que se había levantado para ir al baño, pero en cuanto Eddie se levantó de mi cama y bajó las escaleras, decidí ponerme de pie e ir a ver que pasaba abajo.

Cuando bajé las escaleras, escuché un gruñido de caminante junto con un ladrido. Eddie estaba en problemas.

Con la navaja que traía en la mano (si, estaba debajo de mi almohada) fui hacía donde escuchaba los gruñidos. Había estado un caminante golpeando la puerta todo este rato. Como la puerta era de cristal, se le podía ver, entonces prendí mi linterna para cerciorarme de que era sólo uno, y así era. Así que aparte al perro y abrí la puerta solo un poco para poder clavarle la navaja en la cabeza. Dicho y hecho me lavé las manos y volví a dormir.

A la mañana siguiente me desperté por un grito, que parecía ser de Rose. Exaltada me levanté de un salto y bajé corriendo las escaleras a ver que ocurría. La pobre había visto al caminante en la puerta que había matado en la noche. Casi le da un infarto.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2016 ⏰

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