Después de ayer

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Esa mañana salimos temprano de casa, Flor y yo íbamos conversando, era uno de esos días en los que no amanecía adolororida y estaba de buen humor. Me contaba algo que había soñado y yo le hacía muchas preguntas que ella respondía sin distraerse. Llegamos a la esquina de Quiñones con Secada a esperar el colectivo, seguimos conversando y a la vez estando atentos a los letreros de los carros. Volteé un momento a la derecha y ví a lo lejos un motocar azul con bolsas de pan, un chico conduciendo y otro parado atrás, en la parrilla.
Mi hermana continuaba hablando y yo dejé de prestarle atención al ver a ese hermoso chico acercarse. Lo ví, me vió, me sonrió como con la mirada, fui feliz. Nuestros cuellos giraron al límite para continuar viéndonos, el motocar dobló para entrar por Secada. Le respondí vagamente a Flor, sabía disimular, aunque no tenía que hacerlo ya que ella sabia que era gay, pero todo esto era muy nuevo para mí, no sabía qué hacer.

Es el chico que viste ayer, ¿lo recuerdas?

El inicio, es la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora