En otras circunstancias aquel extraño sonido parecería el quejar de un monstruo atrapado en el armario al no poder salir, con mas atención se escucharía su llamado de auxilio a sus demás compañeros monstruos para salir de su trampa exprés solo para ir en busca de una pobre alma albina para espantar. Pero lejos de todos esto solo fueron quejidos de cierto hombre de ojos esmeraldas ahogándose entre la suavidad de una ya babeada almohada bajo si, la pobre almohada soportó los ronquidos del mayor, el constante babear de su acolchonado ser y la hambruna de su dueño al morderle pasadas las tres de la mañana. Pero lo peor no se lo llevó ese objeto sino el ser vivo que yacía recostado a su lado dormitando tan pacíficamente como si la energética siesta de su acompañante no hubiese sido nada.
Se mantuvo como roca, inerte sin moverse mas que sólo para huir del abrazo caluroso de su pareja. ¡Era plena primavera! Ni con sus dos trabajos ni los ingresos del pelirrojo podrían pagar un aire acondicionado y así evitar pegarse como golosinas bajo el sol ardiente, mas ellos mismos se lo buscaron al querer vivir juntos sin ni siquiera haber terminado la universidad.
Pero todo valió la pena.
Como si supiera que el reloj estaba a punto de sonar un ligero espasmo le despertó, al recobrar un tanto la cordura saboreó por última vez en esa mañana a su almohada antes de soltarla, palpó el colchón aun incapaz de abrir los ojos a pesar de la negrura de la habitación, al encontrar lo deseado se convirtió en una oruga y se arrastró hacia el cuerpo del menor acurrucadose en su espalda.
-Veinte minutos, duerme -le informó.
¿Cuanto tiempo estuvo despierto? Solo él lo sabia.-Tenemos tiempo para algo rápido -si, su somnolencia seguía, la idiotez por tener medio cerebro dormido, la mitad de la cara babosa y una buena erección matutina.
¿Por qué no darse un buen polvo mañanero?
-Escuche que el sexo en la mañana es muy bueno -su respiración chocó con intención sobre la nuca de su pareja dejando besos cortos sobre esa blanca piel a la par su mano no se quedó quieta al estar acariciado con lentitud el pecho ajeno.
-¿Donde escuchaste eso? -por su parte Allen se obligó a permanecer imperturbable, como si los toques dados no fuesen nada-. De seguro tu lo inventaste
-Me atrapaste -una fina sonrisa acompañó a su broma aunque no fue del todo mentira, ese tipo de actos provocaban un mejor humor a cualquiera que lo practicara, ellos como mejor ejemplo- ¿Hay alguna queja? -aquella mano que se paseaba con lentitud sobre toda esa tersa piel descendió hacia los límites de la única prenda que mantenía al albino vestido, delineó con la yema de los dedos el borde del bóxer tentando a Allen un poco mas y de paso acrecentar la erección del Bookman por la espera.
-Si, eres un mentiroso, roncas mucho y... -las quejas del menor se quedaron en el aire y fueron sustituidas por un momentáneo silencio, sus músculos se tensaron por la osadía del pelirrojo al introducir la mamo bajo su ropa interior y estimular su hombría semi despierta, acto seguido suspiró dejando las palabras a un lado y disfrutar el tiempo que les sobraba para intimar.
¿Se podría decir que eran adictos al sexo? No precisamente, el pelirrojo amaba con locura a Allen, cada faceta del menor que iba conociendo le gustaba, su adicción era precisamente él, aquellos momentos de placer eran un bonus ¿Y como no serlo?
Ese menudo cuerpo se sacudió bajo si conforme marcaba el ritmo, poco a poco el menor cedió y sólo mantuvo las caderas alzadas, no necesitaba más. La poca luz que comenzaba a colarse del amanecer le brindó una mejor vista de la espalda ajena de la cual delineó con su mano hasta llegar a donde esta perdía su nombre, se aferró a sus caderas con ambas manos y aumentó el vaivén, el obsceno movimiento inundó la habitación junto con la voz de Allen.
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Tenshi [ D. Gray Man ]
FanfictionEnamorarte de tu ángel guardián siempre tiene sus consecuencias, y mas si aquel ángel nunca fue hecho para proteger a un humano, sino para exterminar a su propia especie. ¿Cómo no enamorarte de un ser de aparente luz? ¿Cómo pasar desapercibido las s...