2 años antes.
El tiempo estaba frío y desolado, la vista en un publicito fuera de Barcelona y muy difícil de encontrar en los mapas turísticos era donde me encontraba justo ahora a las tres de la mañana, café en mano y lágrimas junto a nuestra canción eran mi compañía ¨Place de la Republique¨.
-Suspire- la misma canción, el mismo recuerdo, el mismo miedo, la misma noche y el mismo resultado, soledad.
Alce mis brazos para estirarme, levante mi cuerpo del polvoroso piso y me dirigí al interior del pequeño amueblado para ir a descansar las dos horas antes de mi vuelo de regreso. En la misma fecha tomaba un descanso del trabajo y volvía a mi pueblo de origen donde podía llorar hasta secarme, gritar hasta que doliera mi garganta o simplemente estar en un silencio que me consumía a los más aterradores pensamientos.
5 años después.
-¡Joder tia, corre o llegaras tarde a las muestras de pasteles y solo Dios sabrá lo que pasara si Andrew lo elige!- grito una Shane alterada de esperarme.
-Ya estoy bajando gruñona- dije bajando las escaleras con notable sueño.
-Ni un milagro te quita la cara de mal follada que te cargas.
-No es mi culpa que Miriam y tu se dedicaran a follar y a gritar como si de gatas en celo se tratase- solté el comentario sin piedad para ver a una pelinegra esconderse tras unas gafas oscuras de aviador.
Tomamos nuestras cosas y nos dirigimos al local donde se encontraba mi futuro pastel de bodas.
Tantas cosas habían pasado en cinco años, buenas y malas, pero ninguna podía ser cambiada.
