Capítulo 12- Needle

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-¿Eres tú, Francis?
Dije. La bestia se levantó y me miró con sus vacíos y oscuros ojos. Sí, no estaba equivocada,  era Francis.
-Que alegría verte de nuevo. Temía no poder volver a verte.
Me acerqué al animal (o lo que fuese, un demonio, diría yo) con intenciones de acariciar su larga melena, acción por la que la bestia se alejó en una caminata ligera.
-¿Q-qué sucede?
Quise seguirlo.
Hecho esto, Francis solo se echó a correr.
Sólo escuchaba los pesados pasos que daba al realizar la acción mencionada anteriormente.
No tuve mejor idea que seguirlo. Me adentré demasiado en aquel lugar, que ya no podía ver nada. Puesto que la luz tenue no era suficiente para alumbrar por completo ése lugar de tinieblas.  Lo único que me servía de guía era el retumbar de sus pisadas.
Se detuvo, a lo que yo también decidí detenerme. Estaba completamente perdida en la oscuridad, esperando alguna señal de que alguien siguiera allí.
En cuestión de segundos, escuche unos susurros totalmente aterradores, como esos que suelen poner en las películas de terror.
-¿H-Hola?
Mi voz retumbaba, como si estuviese en una inmensa cueva.
Sentí un dolor agudo (para ser más clara, un pinchazo) en mi hombro. Volteé de inmediato.
-¡H-Hey!. Dije con voz quebradiza.
Escuché risas, al parecer ser reían de mi.
-Pobre niña -dijo una voz masculina- Hey Allan ¿Qué hacemos con ella?
-No lo se...-respondió a la pregunta otra voz masculina, pero ésta era más suave y calmada- Ah, ya lo se...Usemos agujas.
No podía verlos, pero suponía que eran solo dos; o al menos eso esperaba. La sola razón de no poder verlos, ni saber donde estaban ubicados me causaba un gran terror.
-¿A-Agujas?
Pregunté. A lo que el chico que yo suponía "más calmado" respondió:
-Oh si, agujas; Supongo que sabrás lo que son ¿No?, ¿Te gustan las agujas?; a mi me encantan. Tanto así que de pequeño pinchaba mis dedos y extremidades con éstas, hasta dejar mi piel totalmente arruinada.
Ésta anécdota me heló la sangre.
Uno de los dos chicos encendió una linterna, y así finalmente pude verlos.
El chico de voz serena llevaba unos pantalones cortos, dejando ver sus huesudas y heridas piernas, zapatillas las cuales estaban totalmente sucias, y un buzo con capucha, el cual tenía las mangas cortadas. Ésta capucha cubría por completo su rostro, sin dejar verlo claramente.

-Hola, mi querida Evelyn. Soy Allan.
Se quitó la capucha.
Tenía el cabello blanco y despeinado, ojos morados y opacos, también llevaba una herida en su mejilla derecha. Era bastante bonito. Pero había algo que le daba un toque aterrador; su sonrisa.
-Y él...-apuntó con su linterna por detrás mío- él es mi querido amigo, Andy.
Volteé; me quede sin aliento. Nunca había visto algo tan aterrador y horrible en lo que había vivido hasta ahora.
Sentí como un gran temblor recorría todo mi cuerpo.
Lo que lo hacía tan aterrador, era una cabeza (manchada con sangre) de una especie de animal a el cual le faltaban los ojos, teniendo en su lugar dos grandes agujeros negros.
Éste animal, o lo que fuese, tenía un pico largo, unas orejas peludas y unos cuernos gigantes. Parecía un ave del demonio (o quizás lo era, no lo dudo)
-Hola, Eve.
Andy apoyó sus manos sobre mis hombros, a lo que volví a sentir el mismo dolor agudo, pero ésta vez 10 veces más doloroso. Ahí es cuando me di cuenta que tenía las agujas incrustadas en sus dedos de una forma horrorosa.
Allan se acercó a mi con una gran sonrisa en su rostro.
-Tranquila, ni siquiera hemos comenzado.
Sacó por detrás de su espalda una hacha y la alzó en el aire.
En eso, lo interrumpió una voz que se me hacía familiar.
-¡Eve! ¡Despierta!
Era Wendy. Gracias a ella no terminé hecha pedacitos.
-Agh -se quejó Allan y volvió a guardar su hacha- de seguro despertarás en cuestión de segundos, y no queremos morir aún.
Extendió su mano hacia mi y me entregó un papel con una dirección.
-No lo pierdas, sigue esa dirección y nos encontrarás -dijo- te revelaremos todo lo que no sabes. -Tomó de la mano a Andy; acción la cual me pareció muy tierna- te esperaremos. Vamos, Andy -sonrió a lo que Andy respondió con la misma-
-Ven si o sí, si no, nos encargaremos nosotros mismos de ir por ti -dijo Allan-
Dicho esto, ambos muchachos salieron corriendo en una dirección desconocida, desvaneciéndose por completo en la profunda oscuridad. Guarde el papel, en mi bolsillo; me pregunto a qué lugar me guiará esto.

Evelyn's Diary Donde viven las historias. Descúbrelo ahora