Tenía bastante que hacer y quería terminar rápido para apuntarme a las prácticas y no quedarme sin plaza en los mejores laboratorios. Me estructuré en mi cabeza un planning. Me dirigí a mi primer destino. La librería de al lado de la universidad ya tenía los manuales que nos habían mandado comprar. Genial.No tendría que esperar a que llegasen. Aproveché en la librería y me compré ya una carpeta, folios, subrayadores y bolis.
Me quedaban un par de recados más y para casa. Pasé por la biblioteca, para hacerme socia, por el gym para lo mismo, una compra en el supermercado que me llevarían sobre las ocho de la tarde a casa y solo me quedaba ir al hospital para agradecerle al enfermero las molestias que causé.
Os perecerá una chorrada que vaya al médico a eso, a mí también pero joder, no se me ocurre otra forma de hacer que se encuentre con el enfermero, y como soy yo la que escribe, va allí y punto.
No sabía como se llamaba, ni si era enfermero, doctor... ni nada. Iba a la aventura. Algo en mí pensaba que agradecérselo era necesario o simplemente ir y volver a verlo. Algo en mi interior me hacia ir.
-Cassandra, Cassandra- escuché que me gritaban, me giré sorprendida, era Antía.- Hola!Estás bien?Te pasa algo?- me preguntó con un tono donde se apreciaba un poco de preocupación.
-No no, no me pasa nada- dije rápidamente y sonriendo para tranquilizarla, me devolvió la sonrisa, se la veía muy contenta- Vengo a saludar a una persona. Y tú?Estás bien?
-Si, si, estoy muy bien. Vine a ver a mi novio, que está ingresado.
-No quiero ser impertinente, pero qué le sucede?- dije con un tono de preocupación, quitando mi sonrisa de la cara.
-Ya está bien , hoy o mañana le darán el alta, estoy muy contenta.
-Me alegro mucho- dije intentando imitar la alegría que desprendía.
-Estuvo en coma- mi expresión cambió a seria rápidamente-, tuvo un accidente en moto, y parecía que no iba a salir de está, durante un mes estuvo en coma, sin dar ningún síntoma de futura mejoría...pero así como un milagro el domingo a la mañana estaba en la habitación vestido, peinado y arreglado por el mismo.
-Antía me alegro muchísimo, en nada ya está contigo por la calle como si nada hubiese pasado.
-Bueno Cassandra no te quiero molestar más, nos vemos mañana- y se volvió rápidamente con la mujer con la que estaba.
Igual no era su cumpleaños ,sino está la razón por la que la felicitaban.
Fui a la planta en la que había estado ingresada y pregunté a varias enfermeras por el joven que me había atendido el domingo a la mañana, pero a nadie le sonaba.Me recomendaron que viniese por la mañana que probablemente era un joven en prácticas con turno de mañana. Me sentí un poco tonta buscando.Después de unos paseos por los pasillos, desistí y decidí ir para casa.
Pulsé el botón para llamar al ascensor. Las puertas del ascensor se abrieron, estaba vacio. Pulsé la planta cero, la puerta se cerraba y ...de pronto un pie se colo entre las puertas, haciendo que se volviesen a abrir y hay entraba el chico que estaba buscando. Con su bata y una carpeta con documentos. No se fijó en mí. Se puso mirando para la puerta y yo no sabía que hacer... lo único que se me ocurrió, como retrasada que soy, fue toser. Se giró un poco y me vio.
-hey! hola, te sigues encontrándo mal?- me preguntó un poco preocupado.
-Eh... no!no!, solo venía para darte las gracias por haberme ayudado.- Ay dios! Tenía que haber pensado que sería ridículo decir esto.
-Bo, no tienes que dármelas, para eso estamos. Te encuentras ya bien, verdad?- dijo clavándome la mirada, unos ojos verdes oscuros, que brillaban de una forma familiar. Mis mejillas se calentaron, se me escapó una sonrisa tonta.
-Sí, sí, muchas gracias.
La puerta del ascensor se abrió, y él con una sonrisa y un gesto con la cabeza se despidió. Me quedé como tonta observando como se iba mientras las puertas se cerraban y el ascensor me bajaba hasta la planta de la salida.
Como se iba... ese joven alto, moreno, su pelo corto como con un flequillo rizado, la barba recortadita y cuidada. El cuerpo tonificado... Hoy no parecía triste, ni cansado, como el anterior día.
Aún habiendo sido una situación incómoda y ridícula, me sentía bien.
Evité coger el bus, y fui caminando hasta el ático, tenía ganas de ir caminado. Estaba realmente feliz,sin saber ni porqué. Era una sensación satisfactoria, extraña.
Saqué las llaves y me dispuse a abrir la puerta del portal. Se encendió la luz, y Cristina, una de mis vecinas liantas, corría para abrirme la puerta.
-Cass, fiestas, que eres una fiestas eh!- dijo golpeándome el codo de forma amistosa- Que no viniste el sábado a dormir a casa... Te fuiste con el guaperas de la disco.- Mi rubor de las mejillas, se encendió, ocupando toda la cara, y poniéndome roja como un tomate, nunca mejor dicho.
No saía que contestar, asiqué disimulando mi vergüenza solté un risa jajajaja e intenté cambiar de tema.
-Vas a correr?- llevaba una mallas y una camiseta pegadita que marcaba sus curvas y unos deportivos.Su pelo largo, rubio recogido en una coleta alta.Pintas de running.
-A correr, no. Voy a andar en bici, con unos amigos,si quieres un día te vienes.
-No tengo bici aquí.
-Se pueden alquilar Cass, excusas tontas no. Bueno me voy que tengo prisa, después te subo a visitar y me cuentas que tal el sábado... Qué no te libras!- me gritó la última frase, yéndose a paso rápido.
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Psiques
RomantikElla comenzó una nueva etapa en una ciudad sencilla. Pero no sabía que aquella nueva ciudad le abriría las puertas para poder seguir la luz sin estar muerta.