Su cuerpo me inmovilizaba contra la pared. Mis manos se enredaban en su cuello. Sus labios, separados de los míos por milímetros, me susurraban. Notaba su aliento, y el pequeño soplo de aire que desprendían al susurrarme tan cerca. La música y la gente cantando, hacían imposible escucharlo, y la cercanía me impedía ver el movimiento que hacía, por lo que intentar descifrar sus palabras, tampoco era sencillo.
Su mano derecha descansaba apoyada en la pared , mientras que la izquierda, como quien no quiere la cosa,me acercaba hacia su cadera de una forma poco inocente.
Sus labios se acercaron, los míos lo recibieron encantados; se entreabrieron y nuestras lenguas empezaron a rozarse. La situación no era incomoda. No podía enfocar bien. La sensación de flotar era realmente agradable. Nuestros labios se fundieron más y más en el beso. Creo que estoy alcoholizada de más. No sabía su nombre y el no sabía el mío. Yo tampoco lo recordaba.
Quería sentir más, esto no me llegaba a nada. El dejó de besarme en la boca para lentamente acercarse y seguir en mi cuello. Se me escapó una sonrisa. Mis brazos dejaron de rodear su cuello, para de una forma involuntaria, como un reflejo, pasaran a rodear su cintura y acercarlo agradablemente a la mía.
Como si no le gustase, él se separo de mí, y como si necesitase de él para respirar, me desequilibré. Agradablemente me cogió de la mano y me dirigió a la salida del local. En el trayecto no podía dejar de sonreír. Mis ojos eran incapaces de abrirse del todo. Sentía que volaba. A la salida, un agradable portero me selló en la mano, para poder volver a entrar allí.
El aire fresco, la falta de música y de gente alrededor, me hizo estremecerme. De pronto había bajado bruscamente de donde volaba, para darme de bruces contra el suelo. Aturdida apoyé una mano en la pared, o las dos, no sé bien que hago.
Vomitaba, eso hacía, vomitaba.
Ese chico que tanto interés tenia en mí, ya no estaba. Estaba sola en sabe dios donde, borracha. Y sabe dios quien estaba haciendo esto, porque yo no se el nombre de esta chica.
Pero a ver... cómo no voy a saber el nombre de la chica, claro que lo sé, pero habrá que hacerse de rogar un poquito. Bueno más bien aún no lo tengo decidido.
El dolor de cabeza al abrir los ojos,era insoportable. Vuelve a cerrarlos, vuelve a cerrarl... o no! Arcada. Inclínate, inclínate.Y sin saber quién fue, a la esquina de la cama, se encontraba una tina donde "sin preocuparme"pude ...
Ya sabéis lo que hizo, no lo vamos a describir, que muchos habréis comido algo y...
Un poco más recuperada, dejé caer lentamente la cabeza sobre la almohada. Parecía que la cama había pasado de ser un colchón situado en un suelo plano y quieto, a ser un colchón con vibración en un barco inestable, en la peor tormenta... mmm no, más bien era un colchón en una barca en una piscina de olas en un barco en la peor tormenta del mundo, en un mundo en continuos terremotos, y el mundo en un continuo tornado y el tornado.. mmm tanto pensar... otra arcada...Sus manos agarraron mi cabello suavemente, como haciéndome una coleta. La vergüenza de la situación me produjo ganas de desmayarme. Me limpié con la manga de la camiseta, y avergonzada, cerré los ojos y me volví a dejar caer en la cama. Por el rabillo del ojo intenté descubrir quién estaba a mi lado.
Mierda! No lo conocía, Dónde coño estaba?, Qué había pasado?... asustada mire la habitación. Era una habitación blanca,me fije más...Era de hospital. Estaba ingresada. Ay dios! Una borrachera, joder, no me sabían llevar a casa?, Tenían que hacerme pasar por esto?
-En cuanto te encuentres mejor,podrás coger tus cosas e irte a casa- de forma tranquila me dijo el joven enfermero, o auxiliar de enfermería o quién fuese.
-Muchas gracias, ya me encuentro mucho mejor, no tardaré- contesté roja por la vergüenza.
Debió de sentir lo incómoda que resultaba la situación para mí, por que en ese mismo instante se levantó y me dejó sola. Me levanté de la cama, sin hacer movimientos rápidos, para no perder el equilibrio. Cogí la tina y fui hacia el baño para limpiarla. El simple movimiento de agacharme para recogerla, me produjo una arcada... Cuándo iba a parar esta sensación?
Limpié y coloqué todo lo mejor que pude. Recogí mis cosas, para ir a casa. Deseaba con todas mis fuerzas,preparar la bañera y darme un buen baño de agua tibia que me despejase.
Al salir, apoyado contra la pared, en frente de la puerta de mi habitación, se encontraba el enfermero.
-Muchas gracias, siento haber molestado. Estoy segura de que tienen pacientes que necesitan mucho más su atención. Lo siento mucho.
No sabía como disculparme, me sentía tan inmadura por esto...
-No pasa nada.- dijo amablemente. Me sonrió pero sus ojos me miraron con una pizca de tristeza o confusión, no sabría decirte muy bien-Lo importante es que te encuentres mejor.
Me dio unos papeles, imagino que sería el alta o algo parecido, seguido de un: ya está todo en orden,que tenga buen día.
Su tono era triste, tenía curiosidad de saber el porqué del tono, pero el malestar que sentía por la resaca, me impedía el pararme a hablar o pensar o... dios tengo que llegar a casa.
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Psiques
RomanceElla comenzó una nueva etapa en una ciudad sencilla. Pero no sabía que aquella nueva ciudad le abriría las puertas para poder seguir la luz sin estar muerta.