Capítulo 2

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  Una voz grave y ronca interrumpió nuestra conversación e hizo que las dos volteemos.

—Alexandra Smith —dijo Rob sonriente con los brazos abiertos.

—Director Rob. —le devolví la sonrisa mientras me levantaba y le pasaba la mano, la cual estrechó —Un placer.

—El placer es mío. Adelante. —señalo la puerta corrediza de madera de su oficina.

  Al entrar, tuve que conterner la respiración. Nunca habia visto una oficina tan grande y bien decorada. Las paredes estaban pintadas de un color crema que lo hacía parecer más grande e iluminada, los muebles eran de roble con pequeños diseños en los bordes.

—Tome asiento.

—Gracias —respondí. De nuevo, acomodé mi cuerpo a la almohada colocada sobre la silla, hecha del mismo material de los otros muebles.

—No soy el tipo de hombre que da vueltas. Vayamos al grano, ¿le parece? —asenti con la cabeza apoyando su postura —Has oído hablar de One Direction? -preguntó arqueando su ceja derecha.

—Claro que sí. —Ojalá tengan algún pariente, pensé. Parecen ser buenos chicos, pero no eran de mi agrado.

—Tengo entendido que están gravemente amenazados. Han recibido cartas y llamadas anónimas, sus agentes están muy preocupados y temen que los guardias no tengan experiencia suficiente para reaccionar adecuadamente ante un atentado.

—Entiendo. ¿Dónde entro yo? —pregunté con esperanzas de que no sea lo que creía. Rob sacó un sobre azul de cajón de su escritorio.

—Debes asegurarte de que la persona que esté en este sobre esté lo más segura posible.

—De eso puede estar seguro. Daré lo mejor de mí. —Bueno, es mi trabajo, ¿no?

—¿Lo lees o lo leo? —dijo agitando el sobre azul.

—Lo leeré yo. ¿Puedo? —dije estirando la mano.

  Él colocó el sobre en su escritorio y lo deslizó hacia mí. Insegura, tomé el sobre y me preparé internamente. Abrí los ojos como platos al leer las letras negras impregnadas en la hoja blanca.

—Pareces sorprendida. ¿No te lo esperabas? —preguntó con confusión. Lo veía venir, pero esperaba estar equivocada.

—La verdad, estoy un poco sorprendida  —MUY sorprendida. ¿No ves mi cara?.

—Conozco a este chico. Hará el trabajo más llevadero, es muy agradable. —Aha, que bien. Pero no estoy intersada, chao.

Estúpidos pensamientos que revolotean por mi cabeza. ¡SALGAN!.

—Eso espero, director. —dije forzando una sonrisa, la cual él devolvió.

—Si desea, puede retirarse. —dijo amable.

—Oh, claro. De vuelta, un placer. —dije extendiendo mi mano para que la estrechara, lo cual hizo.

—Hasta luego, Smith —se despidió con una de sus clásicas sonrisas mientras abría la puerta de madera y me daba paso.

  Salí de su oficina, Érika me estaba esperando en el mismo lugar en donde estábamos minutos atrás. Le hice un par de gestos indicándole que me acompañe a la cafetería. Sabía que vendría con su interrogatorio. Al llegar, nos acomodamos en una mesa cerca de la ventana de vidrio polarizado.

—¿Y bien? —preguntó curiosa la castaña.

—Toma. —dije pasándole el sobre de mala gana. Escondí mi cara entre mis brazos, los cuales estaban apoyados por la mesa. Abrió el sobre impaciente y sacó el papel blanco. Hubo un largo silencio, cosa que me preocupó, así que levanté mi cabeza y me encontré a Érika mirándome con una sonrisa perversa.

—¿Qué? —pregunté sin entender su reacción.

—No puedes tener esa cara, amiga  —dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.

—¿Y eso por qué?

—Es Niall Horan. El chico más tierno y simpático de la faz de la Tierra.

—¿Y...?

—Ponte feliz. Niall es un dulce. Tú me entiendes. —dijo con una picardía al mismo tiempo que me guiñaba un ojo.

—¡Hey! —exclamé y pegué su hombro mientras reía.

—Quieres guerra, ¿eh? —y antes de que pueda reaccionar, ya tenía una marca roja en mi brazo con la forma de su mano.

  Y así fue como las dos terminamos de pegarnos, a reventar de la risa. Nos atajamos de la mesa para no caer. Cuando por fin pudimos recuperar el aliento, descubro sobre el hombro de Érika a un muchacho que contemplaba la tan bizarra escena que habíamos armado a unos tres metros de nosotras.

—Uhm, ¿Érika? No voltees, pero un muchacho detrás tuyo nos está mirando. —susurré tratando de no mover mucho los labios. Pero mi queridísima amiga hizo todo lo contrario, y de golpe dio vuelta y preguntó "¿Dónde?".


   Tragame tierra.

Perseguida. {n.h.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora