Capítulo 30

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¿Esta chica por que no llega?, recién me dijo que iba a llegar en cinco y cuánto tiempo ha pasado veintisiete y medio minutos. Sí, los llevo contados, ¿algún problema?

- tranquilízate, de pronto se le pincho una llanta o está atascada en el tráfico...- dice tranquilamente.

- Pues se le pincho todo el auto al parecer- pienso.

Escuchó las llantas del auto contra el pavimento fuera de la casa, creo que no fueron las llantas.

- ¡IGUANA!- escuchó gritar justo después de percibir un golpe seco que proviene del carro de ella.

- ¿Que?- la miro inquisitiva-mente.

- Ehm, ya llegué- responde titubeando.

- Créeme que si no me dices, no me doy cuenta- levantó mi ceja-. - Lo siento iguana- me mira con esos ojos de cachorro mojado. 

-Pues siéntelo cuanto te diga que no vas a ir conmigo a Los Ángeles para el cuatro de julio- presumí, mientras que por dentro me moría de la risa.

- ¿Que?- dice estupefacta. - Tú no durarías ni un día a tu merced en L.A- la miro con una expresión desafiante. - Me corrijo, no durarías ni una hora en ese lugar ternurita- me sonríe. 

No me contengo más y suelto una carcajada del tamaño de Marte. - Lo siento no puedo creer que te la hayas tragado entera- le informó.

Su mirada es tan blanca como la leche, pero leche normal o leche deslactosada, esa es la gran pregunta.

- Ya déjate de estupideces, mejor cuéntale lo que tienes pensado- me reprocha.

- Ya puedes quitar esa mirada de tu cara, Crys- le digo.

- Bien- cambia su expresión en un parpadeo.

- ¿Que tienes pensado?- pregunta.

- Algo para el cua...

- ...drado?- escupe lo primero que se le ocurre para completar la frase.

 - No- la miro como bicho raro.- ¿Cúa...- repito.

- ....drilatero?- vuelve a intentar sin éxito.

- Nope, ¿te rindes?- le cuestionó.

- No, espera ¿Tiene que ver con un número?- me mira.

- Sí- tamborileo mis dedos de la emoción. 

- ¡Cuarentena!- exclama.

 - Y no- concluyó.

- C-U-A-T-R-O de Julio- le informó.

-  Ya lo sabía- presume.

- Claro, bueno he planeado irnos a Los Ángeles- le digo.

- Irnos- hace una pausa. - En plural, significa más personas-.

- Eh no, sólo nosotras-.

- ¿Que hay de los chicos?- me cuestiona. 

- ¿De que chicos hablas?, no conozco a ninguno- digo nerviosa.

- Tu chico, ¿tal vez? - mueve su dedo hasta el celular que se encuentra en mi mano, justo cuando suena el tono de notificación. - Ese chico confirma-.
Miro mi celular y justamente es un mensaje de él, es mago o se hace.

- Le avisaras y todos seremos felices para siempre, por lo menos hasta que yo dejé de existir- sonríe.

- Pos no- me defiendo.

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