Zara
"Tienes varias oportunidades: aprovéchalas todas, hasta que te toque crear muchas más" –SNBrito.
La cafetería está repleta de personas que van, vienen y hablan sin parar. Algunos que otros murmullos puedo escucharlos y enterarme de algunas cosas. Nos encontramos sentadas delante de la mesa de unos guapos chicos, aunque ninguno parecido a los chicos que a nosotras nos gustan. Sonrío al escuchar algunas estupideces que dicen.—¿De qué te ríes? —Pregunta Karen. La miro, ha estado mejor después del día de la graduación. Tiene el semblante decaído, pero aun así, eso no parece afectarle mucho lo ocurrido.
—De todo lo que dicen —respondo.
—A Arthur no le gustaría oír eso —dice Cristián guiñándome un ojo. Resoplo.
—Arthur es mi amigo, deja eso así —la veo reír.
—Los amigos no se besan en la boca —murmuran las dos al unísono haciéndome ruborizar. Intento esconder mi rostro al escucharlas, pero no me dejan.
El tiempo se va entre risas y pláticas. En uno de los momentos los muchachos detrás de nosotras se acercan para comenzar a coquetear. No logro ponerles atención a ninguno pues lo único que saben hacer es alardear de todo lo que tienen.
Mi mejor amiga está tan hastiada, que levanta una mano, callándolos a todos.
—Ustedes tres sólo saben hablar y hablar de las maravillas que hacen, pero nunca se han detenido a preguntarnos qué nos gusta de ustedes, o más bien, del sexo masculino en sí —comienza, mirándolos con suficiencia —. Se los diré: nos gusta que sean caballerosos, detallistas y menos egocentristas, como ustedes —los señala y ellos se quedan mudos, dejando de sonreír —. Cuando consigan una cita, asegúrense de preguntarle a ella qué le gusta, qué hace en su tiempo libre, qué comen si es necesario, qué hablan, qué traman para su futuro y después díganle que tienen muchas cosas en común aunque sea mentira, con el tiempo esas cosas se convertirán en algo ya de ambos. Ahora, vuelvan a su mesa y dejen de molestarnos —concluye, haciendo que se levanten para alejarse de nosotras. La miro sorprendida.
—Ese lado cruel nunca falla —me burlo. Ambas se ríen, asintiendo.
Nos quedamos allí un rato más y luego pagamos la cuenta entre las tres para salir a caminar.
—Chicas... ¿Qué creen que puedo hacer con respecto a Christopher? —Pregunta de repente Karen. Cristián y yo nos miramos.
—¿Qué sientes? —Demando mirándola. Ella me mira, frunciendo el ceño —. Por Chris, ¿qué sientes?
—Es complicado porque lo amo y a la vez sé que nunca tendré nada con él. Somos como agua y aceite, además de que tengo un novio en México. Imagina llegar allá y que le digas que no quieres nada porque te enamoraste de un gringo que va a darte la residencia —trata de sonreír, pero fracasa rotundamente cuando empieza a sollozar —. Tengo tan poco tiempo conociéndolo...
—Es complicado, pero es tu vida. Amas y dejas de amar, se dice que hay tres oportunidades y quizás Christopher no es el verdadero amor de tu vida. Puede que esté en México y no sea tu novio, sino alguien irrelevante... Así que no te estanques. Aprende a sentir, vívelo cada minuto de tu vida, hasta que ya no quede nada y aprendas a fijarte en el camino correcto —emito, sonriendo.
Nos abrazamos entre la tres, antes de seguir caminando a donde nos lleve el viento. Nuestra última parada es en una librería que reconozco al instante. Aquí fue donde vi a Arthur por segunda vez; las chicas entran a buscar los libros que desean, mientras que yo prefiero quedarme a fuerza, observando las calles del lugar.
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Volviendo a amar ©
Roman pour AdolescentsZara Clark es una joven estudiante de término año de la secundaria que ha pasado toda su vida siendo amada, o eso es lo que cree ella, por alguien que la engaña a sus espaldas. Es por ello que después de descubrir lo que nunca pensó que pasaría, de...