[1] Cero nueve: Yo cargaba con el par sucio, él cambiaba su par todos los días.

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Zara

"Un minuto más o un minuto menos; da igual, todo se fue a la basura" –SNBrito


El resto de la semana pasa volando mientras intento ponerme al día con todas mis clases perdidas. Para el fin de semana Cristián me obliga a pasar el día de San Valentín atrasado con ella. Quedamos viendo tres películas de tragedia en la misma sala en la que estuvimos. Para el lunes, ya estoy de vuelta a clases y además de eso, agotada. 

Camino entre el pasillo repleto de chicos hormonales que van a sus diferentes salones de clase y otros a su receso. Por mi parte, me dirijo hacia la cafetería y espero hasta tener mi bandeja lista. Diviso a Cris y otra chica en una mesa, por lo que me acerco a ellas.

—¡Hola! —Saludo, tomando asiento. Ambas devuelven el gesto, a lo que yo me quedo observando a ¿la nueva? Es que siendo sincera, nunca la había visto.

—Soy Karen, compartimos varias clases. —Se presenta y la reconozco. Es la chica lista de la clase de física y cálculo. Sonrío.

—¡Claro! La genia de los números —apunto, viéndola sonreír.

—Bueno, bueno,  chicas —interviene, la rubia, llamando nuestra atención —. A comer, que se nos va el tiempo —murmura.

Cuando suena el timbre, volvemos a clase. Me apresuro al salón de Biología, pero me detengo frente a mi casillero, recordando la postada que había dejado el chico en su página. Veo la hora en el reloj del pasillo, apresurándome para abrir y buscar el papel arrugado de la otra vez.

Cuando lo tengo, vuelvo a concentrarme en ir hasta mi clase y me regaño cuando la profesora llega justo cuando voy a entrar.

—Señorita Clark —saluda —. Espero que esta la única vez que llega tarde a clases —advierte.

Saco mi teléfono para observar la hora, notando que ella también llegó tarde.

—Un minuto más y los alumnos la dejan sin dar clase, ¿no es así, profesora? —En ese momento cometo el error más grande de mi vida, después de haberme enamorado de un patán.

La mujer se queda en silencio unos largos minutos en los que siento varias miradas sobre mí. Debí al menos aceptar la corrección y no hacer algo estúpido como cuestionarla. Es superior a mí aunque me cueste aceptarlo, pero sé que ambas somos un saco de huesos humanos y no deberíamos ser pisoteados solo por un cargo.

—Dé la clase hoy, señorita Clark. Seré su alumna —y con eso, cruza la puerta para sentarse en uno de los pupitres vacíos. Los alumnos la miran con asombro, a la vez que me observan con burla en cuanto pongo un pie dentro del salón.

Veo a mi mejor amiga mirándome como si no pudiera creerlo, al parecer sabe que algo hice y ahora pago las consecuencias, pero no me inmuto en lo absoluto. Estoy al día con lo que ha dado, además de que pude estudiar.

—S-Saquen sus cuadernos de apunte —murmuro. Todos se ríen, exceptuando la profesora y Cristián —. He dicho que saquen sus cuadernos de apunte —repito, molesta —. Arranquen una hoja, voy a poner un examen.

Escucho murmullos y quejas de todos, mi amiga frunce el ceño sin poder creerlo, hay gente que me mira de manera molesta y otros no lo logran asimilar.

¿Qué hago yo, una alumna no sobresaliente, impartiendo un examen que ni siquiera sé si voy a llenar bien? Te respondo: pago mi consecuencia.

—Imbécil —escucho que alguien bufa, mientras otros se ríen.

—El valor de la prueba será de veinte puntos, agradézcanle al favorito de la clase —musito, tomando el material para comenzar a escribir en la pizarra. Cuando menos me lo espero, hay algo golpeando mi cabeza con fuerza, mientras todos se alborotan por lo que he sentenciado.

Volviendo a amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora