Llevaba horas caminando por el bosque, tendría que cruzar las Montañas Nubladas y eso me aterrorizaba. Lo peor es que Legolas me seguía de árbol en árbol y se creía que yo no lo oía.
-¿Sabes que tengo el oído de un elfo?-Dije mirándolo.-Si tienes que irme siguiéndo al menos baja y así no estaré sola.-Dije molesta.
Él bajó y se puso a mi lado.
Unos minutos después oí que algo se movía entre los arbustos.
Empezé a seguirlo hasta dar con un conejo.
Lo atrapé y lo examiné, no era un conejo normal.
Era un conejo de Rhosgobel.
-Es un conejo de Rhosgobel.-Dije mirándo a Legolas.-Podríamos enviarle un mensaje a Radagast el Pardo, quizá nos presta un águila.
Le susurré el mensaje a Radagast y dejé suelto al conejo, que se adentró en el bosque.
-Ahora tenemos que esperar.-Dije mientras me sentaba.
-Te ofrezco un trato.-Dijo Legolas. Yo lo miré.-Te acompañaré a Bree tal y cómo le prometí a Gimli, y luego nos separaremos y tomaremos caminos separdos. ¿Trato?
Yo lo miré y me lo pensé.
-Trato.-Respondí.
Me miré le herida.
Aún tenía sangre y quizá estaba infectada.
-Herida, sin familia y sin hermana. Genial.-Dije sarcástica.
Se me cayó una lágrima.
Luego otra y otra.
Y en menos de un minuto me encontraba llorándo.
-No seas tan exagerada. A mí también se me murió la madre, a mucha gente se le mueren personas que ama.-Dijo Legolas serio, y, claramente molesto.
Ahí la furia me entró.
-¿Se te murió la madre, eh?-Dije molesta mientras Legolas me miraba serio. Él tenía los ojos llorosos.-A mí se me murió la madre meses después de mi nacimiento, mi padre, la persona a la que más amaba en éste mundo, a los nueve años humanos. Me secuestraron los orcos hace 14 años. Y en éstos 14 años me acabo de enterar que la Compañía de mi padre, la única família que me quedaba, está muerta. Y mi medio hermana, la única persona que quedaba con mi sangre en la Tierra Media, está desaparecida y probablemente muerta.-Hize una pausa. Cerré los ojos.-Lo peor de todo es que no pude despedirme de ellos.
Me levanté a punto de irme a cualquier sitio a llorar.
Legolas me miraba sorprendido y con pena.
-Lo siento yo... yo me he comportado cómo un completo estúpido.-Dijo Legolas mientras se levantaba y daba un paso hácia mí.
Ambos nos mirábamos a los ojos.
-Lo siento.-Dijo él.
Yo lo miré.
-No lo sabías. Tú no tienes la culpa de nada.-Dije mientras me volvía a sentar con la espalda apoyada en un árbol. Legolas se sentó delante mío.
-No sabía que tenías una hermana...-Dijo serio.
-No sabes nada, Legolas Hojaverde.-Dije seria.
Yo cerré los ojos.
-Se llama Edith, ¿Verdad?-Yo lo miré.-Ayer la nombraste.-Dijo él.
-Sí.-Susurré.
-¿Era mayor o menor que tú?-Preguntó Legolas.
No sabía si responderle, no podía confíar en él. Pero si Gimli confiaba en él yo también lo haría.
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Étaín
Fanfic¡HISTORIA SIN EDITAR! -Escribí este libro hace años; tiene faltas de ortografía y me inventé muchas cosas que no forman parte del lore durante el proceso. Gracias de antemano. Hay leyendas que hablan de una niña, hija de un enano y una elfa. Una ni...