5. Erebor

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Después de unos minutos de silencio incómodo por parte mía y de Legolas, que estába observándo los paisajes que se veían desde abajo, me dispuse a hacer lo mismo.

Empezé a admirar el paisaje que se veía a tanta altura, que no me di cuenta de lo que estába enfrente mío.

Desde muy lejos, se veía el hogar de mi padre, Erebor, la Montaña Solitaria.

Rápidamente, me levanté cómo pude del águila, pues Legolas me tenía bien cogida.

-¡Étaín, baja! ¡Es peligroso!-Dijo Legolas alarmado.

Pero no tardó en darse cuenta de que estába mirándo la montaña de Erebor, y lo peor era que era la primera vez que la veía. Estába muy lejos.

-¡Parad!-Grité.

Radagast me miró.

Y las águilas se quedáron quietas, volándo en la misma posición, sin avanzar ni un centímetro más.

-¿Qué ocurre, Étaín?-Dijo Radagast, sentádo en el águila.

-Esa montaña de ahí... ¿Es Erebor?-Susurré, con los ojos llorosos.

-Sí, es la Montaña Solitaria.-Me dijo Radagast con una sonrisa.

Yo volví a mirar Erebor.

-Se parece a las historias que me contaba mi padre...-Hize una pausa.-Ojalá pudiera ir ahí.

-Yo te acompañaría encantado.-Susurró una voz en mi oreja. Del susto, di un paso atrás y casi me caigo, de no ser por Legolas, que me había cogído por la cintura.-¿Te he asustado?

-Un poco.-Susurré, sonrojada.

-Me gusta cuándo te sonrojas. Y más cuándo yo soy el motivo.-Me susurró en los labios. Y luego me besó, un beso suave y lento. Yo rodeé mis brazos en su cuello.

Vaya, hace unas horas le odiaba y ahora siento algo por él.

Sí, sé lo que siénto. Siénto cómo mariposas en el estómago cuándo me toca.

Nos separamos, yo lo miré. Él me sonreía. Desvié mi vista a Erebor y luego empezé a pensar. ¿A mi padre le gustaría que estruviera enamorada del hijo de Thranduil? ¿La misma persona que, nos traicionó? ¿De el elfo que, junto a su padre, encerró al mío y a su compañía en su reino?

-Yo no soy mi padre.-Me susuró en la oreja. Yo lo miré y sonreí.

-¿Podemos continuar?-Dijo Radagast. Asentí, y me senté, pero antes, volví a mirar Erebor. Y, junto a una gran roca que, sobresalía, vi a mí padre. Lentamente me levanté y miré fijamente aquellla roca.

Mi padre estába mirándo Erebor, y luego, se giró y me miró, con una sonrisa. Y a su lado, estába la compañía, y Fili y Kili.

-¿Qué ocurre, Étaín?-Dijo Legolas preocupado, se levantó y se puso a mi lado.

-¡Parad!-DIje.-¡Id ahí!-Dije señalándo la roca.

-Cómo desées.-DIjo Radagast con una sonrisa.

Me llevó ahí y yo salté del águila junto a Legolas, quedándo de pié en la roca. Radagast se quedó con su águila y la nuestra, esperándonos.

-¿Qué ocurre, Étaín?-Me susurró Legolas preocupado.

Pero yo di un paso más, quedándo a un metro de mi padre.

-¿Papá?-Susurré.-¿Papá, eres tú?

Mi padre me acarició la mejilla.

-Étaín...-Me susurró.

Y me abrazó.

-Mira qué mayor estás...-Hizo una pausa.-Ojalá hubiése sido yo el qué te enseñó a usar la espada, y el hacha, y las dagas...

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⏰ Última actualización: May 07, 2017 ⏰

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