Prólogo

132 11 4
                                    




Prólogo

"Recordar es fácil para quien tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón"

Gabriel García Márquez


Querida y amada Carmen:

He decidido poner en práctica los conocimientos que se supone he adquirido en mis muchos años de vida, trabajo y universidad. Voy a escribir. Si, como lees, voy a volver a escribir tras años de letargo.

Esta vez no será otro de tantos artículos como los que me has visto narrar a lo largo de nuestra vida juntos. No será ningún encargo de revistas o periódicos. Escribiré por el puro placer que a mis dedos le otorga la sensación de sujetar una pluma, de acariciar una tecla. La sensación que a mi oído le provoca el sonido de la mina del lápiz consumiéndose poco a poco y sin pausa. La sensación que a mi corazón le provoca dejar fluir al exterior todos mis sentimientos, cual rio desembocando su cauce en el espeso y negruzco mar.

Escribiré con entusiasmo y emoción, dejando atrás la monotonía que me provocan los temas mundanos sobre los que me encargaron trabajar en incontables ocasiones, para poder escribir sobre algo que me llena, alguien que hace mis días más afables y mis noches un poco menos oscuras; alguien que me acompaño en cada paso que di hacia delante y que me impulso cuando daba uno hacia atrás. Voy a escribir sobre ti Carmen. Voy a escribir sobre el amor de mi vida.

Una vez hecha esta confesión, debería narrarte el por qué he decidido hacer lo que hago. Si fueras tú la que me está explicando esto, un simple y conciso "porque te amo" hubiera sido válido, pero estamos hablando de ti Carmen, una mujer luchadora, valiente y sobretodo cabezota, muy muy cabezota. Ese simple razonamiento no te valió en innumerables ocasiones y esta no iba a ser la excepción que confirma la regla. Hago esto porque quiero que veas lo importante que fuiste, eres y serás en mi vida; que veas que no solo yo cambie tu forma de mirar la existencia, que veas los mil nuevos colores que esparciste en mis días, semanas y meses como si fueran estos, uno de tantos lienzos que tu pintaste y que ahora decoran las paredes de nuestro hogar.

Cuando nos conocimos tu me preguntabas de forma constante qué veía en ti, qué me hacia estar a tu lado tenazmente. Al avanzar nuestra relación y darnos cuenta de que nuestros lapsos solo servían para unirse, tú y tu inseparable pesimismo cuestionaban la razón por la que no te abandonaba. Creo sinceramente que esta clase de preguntas han sido el fundamento de nuestra relación y también profeso que ha llegado la hora de responder a estos enigmas.

Por si estas razones siguen sin ser suficientes para ti y aún continuas sin comprender porque le voy a dedicar un libro a la mujer de mi vida y madre de mis hijos, ahí te va la última y para mí la más importante:

Escribo esto porque no quiero que me olvides. No le tengo miedo a mi muerte, tampoco a la tuya y tú deberías pensar lo mismo. El dolor al fin y acabo tiene fecha de caducidad y llega un día en el que de un modo u otro dejas de sentirlo. Pero... si hay algo a lo que he tenido pavor desde el momento en que nos conocimos, ese "algo" es al olvido. Temo que tus pensamientos dejen de evocarme, porque eso es algo que nunca tendría fin ni solución. Soy muy consciente de que el olvido no solo concierne a la memoria y también lo difícil que es olvidar cuando tienes corazón, pero hay cosas contra las que un simple humano no puede luchar y, si llegara el día en que las garras de la indiferencia se apoderen de tus recuerdos y yo ya no esté ahí, podrás acudir a este libro, anotaciones o escritos y descubrir como si fuera la primera vez, lo que es una historia de amor.

Con concisión, te escribo este libro Carmen, tan solo para que no me olvides.


Espero de todo corazón que os enamoréis de esta pareja  y sobretodo de su historia, que esperéis con ansia un nuevo capitulo y sobre todo, que os guste tanto como a mi escribirla.

Gracias por hacer esto posible.

CarmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora