Capítulo tres: Rubber Soul a la rápida.

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Ambos cogimos el Rubber, nos quedamos tiesos observando nuestras manos en el álbum sin siquiera mirarnos a la cara. Lo único que podía pensar era: ''¿Quién se creía éste? Lo siento amigo, pero llevo más de siete meses buscando este maldito disco y no me lo vas a quitar''.- Respiré profundamente y noté que él hizo de igual manera, para luego así, ambos voltear a vernos las caras con miradas de un odio tan filoso que el mismo aire podía cortarse. Nos lanzamos rayos con los ojos y comenzamos a forcejear.

¡Olvídalo, yo lo vi primero!- Sujeté el disco con ambas manos.

- ¡No es cierto, yo lo cogí primero!- Sujetó el disco de la misma manera.

¡Ni lo sueñes, suéltalo!

¡No, suéltalo tú!

¡No pienso soltar el maldito disco!

¡Niña grosera, no lo mereces!

Las personas presentes comenzaron a voltear para mirarnos mientras forcejeábamos como niños peleándose por un dulce. Las meseras comenzaron a jalarnos por detrás intentando separarnos, pero ninguno de los dos soltaba el disco. Al parecer él muchacho era igual de fan que yo, pero no iba a permitir que me lo arrebatara justo frente a mis narices. ¡Oh, mi querido Rubber Soul, no te dejaré ir! Yo lo vi primero.

Las personas comenzaron a tomar fotografías con sus móviles y el escándalo hizo que llamaran al dueño del local. Ahora ambos estábamos en el piso tironeando hacia los respectivos lados el pobre álbum.

- ¡Qué lo sueltes niña tonta, vengo esperando mucho por él!

¡Al igual que yo, no dejaré que te lo lleves!

¡Hobbit endemoniado suéltalo!

¡Tallarín con patas, suéltalo tú!

Las niñas tragaron aire con miedo al ver que entró el dueño del local y se dirigía hacia nosotros, todo el mundo guardó silencio a excepción de nuestros quejidos.

¡Sé podría saber qué diablos está pasando en mi tienda!- Gritó desaforadamente el dueño.

Nuestro horror fue tanto, que ambos soltamos el disco y este voló por los aires, para nuestra buena suerte, cayó en la freidora con aceite caliente de la cocina. Ambos gritamos con dolor y caímos de rodillas, como si nos hubiesen pateado el hígado. Levanté la mano intentando alcanzar el disco pero ya era tarde, fue la escena más dramática de mi vida.-¡Mira lo que has hecho!- Nos gritamos al mismo tiempo, íbamos a volver a discutir pero la respiración enrabiada del dueño nos hizo retroceder lentamente.

- ¡¿A Dónde diablos creen que van?!- Nos miramos asustados y luego lo volvimos a mirar a él.- ¡Los dos van a pagar el disco y los daños y no quiero que vuelvan a entrar jamás a mi tienda! ¿Está claro?

Estaba asustada, llevaba unas pocas horas en Liverpool y ya estaba metida en un grandísimo lío, no tenía tanto dinero como para ayudar a pagar los daños, con mucha suerte me alcanzaba para el disco.

Sí señor, mire sobre los daños...- El muchacho aclaró su garganta y comenzó a hablar.- Quisiera pedirle disculpas en nombre mío y de la dama, por los disturbios provocados en su tienda y...-

Pero de qué diablos estaba hablando este chico, sólo podía mirarlo extrañada pero, a mitad de su discurso de disculpas, siento que de manera sutil, me coge firmemente del brazo.-

- Y... Creo que eso es todo porque ¡NO PIENSO PAGARLE NADA!- Todos quedaron estupefactos, al mismo tiempo en que gritó, salió corriendo por la puerta y me llevó del brazo con él.

¡¿Qué estás haciendo?!

¡Salvando tu vida y bolsillos, ahora corre!

Sentía como el dueño del local y otros dos hombres nos perseguían, una adrenalina intensa recorría todo mi cuerpo, la gente de las calles volteaba a vernos, jamás había corrido tanto como aquella vez, creo que corrí tres veces la distancia que había recorrido.- ¡Deténganse!.- gritaban los guardias.

¡Rápido niña, corre!

Oh no, ya no puedo más...- dije mientras frenaba e intentaba recobrar el aliento.

¡No, no te detengas, tú puedes!

- ¡Mis piernas son muy cortas, insensible!

Algo habrá que hacer entonces...- Lo miré horrorizada descubriendo sus intenciones.- Ni se te ocurra, ¡¿Me escuchas?!

- ¡Muérdeme!- En menos de tres segundos me llevaba cargando en uno de sus hombros, luché bastante para que me bajara pero al divisar a los guardias acercándose detrás de nosotros, cambié mis gritos de odio por alientos.

-¡Vamos corre idiota, más rápido! ¡Corres como mi abuelita!

Entramos por un montón de calles que parecían un laberinto eterno, no sabía a dónde diablos nos dirigíamos, no sabía con quién estaba y no podía creer que había freído un maldito disco de The Beatles.

Ya estaba anocheciendo, por lo que el chico no encontró una mejor idea que ocultarnos en un callejón oscuro, apenas entramos en este me voltee hacia él.- ¡Maldita sea, casi nos matan por tu culp- No me dejó terminar, me contrajo hacia él y cubrió mi boca con una de sus manos.- ¡¡Shhhh!!- Hice caso, me quedé inmóvil por el miedo y la adrenalina, sólo se escuchaba el agitado ruido de nuestras respiraciones, podía sentir el corazón del chico cuando estaba contra él. Sin soltarme aún, se puso contra la pared y observamos como los hombres que nos perseguían nos perdieron el rastro y siguieron de largo.

I Wanna Be Adored [Miles Kane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora