Prólogo.

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Mi mamá solía decirme que todos nacimos para ser felices, pero creo que ella se equivocó.

Cuando yo tenía seis años, papá fue a la guerra. Ahí fue cuando mi hermano se enfermó. En ese entonces yo no entendía qué era el cáncer, pensé que él se iba a poner bien.

Cuando papá regresó, Jonnie, murió.

Dos años más tarde mi mamá y mi hermana también empezaron a sufrir lo mismo que mi hermano. En ese momento pensé que la vida no era justa y no entendía porque no podía ser feliz.

Mi papá decidió trabajar más cerca, así podía cuidarnos a todas. Él se veía muy mal, creo que era porque estaba perdiendo a toda su familia poco a poco.

—¿Crees que mami y Cait se van a ir como Jonnie? —le pregunté una noche, antes de dormir. Él me observó y suspiró derrotado.

—Espero que no, Perrie. —me dejó un pequeño beso en la frente y le sonreí un poco triste.

—Yo no me voy a ir, papi. Te lo prometo.

Esa fue la primera vez que lo vi sonreír sinceramente desde hacía muchos años.

Desgraciadamente, al día siguiente se fue Caitlin. Un año más tarde fue mi madre.

Hoy en día pienso que quizás mamá se equivocó. Yo no había nacido para ser feliz.

Perdí casi toda mi familia con solo nueve años.

"Papá, creo que me siento mal."

—¿Qué tiene mi hija, doctor?

—Temo decirle que sufre leucemia sumamente avanzada, señor.

—¿Cuánto tiempo de vida le queda?

—Dos o tres semanas, un mes cuanto mucho.

A mis dieciséis años confirmé que yo no había nacido para ser feliz.

No temo tanto por mi vida, no me importa no haber dado mi primer beso o no haberme enamorado, no duele pensar que nunca formaré mi propia familia.

La única cosa que duele de mi enfermedad realmente, es haberle fallado a mi padre.

Papi, perdóname. Pensé que me quedaría contigo por siempre.

Aviones De Papel [Jerrie Thirlwards] |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora