II: Bandida.

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Al día siguiente, la misma enfermera que me había impulsado a salir llegó a la habitación.

—¿Qué hora es? —le pregunté observando hacia la ventana. Una sonrisa se formó en su rostro.

—Apenas serán las cuatro, Perrie. —murmuró. —Pasaste todo el día preguntando por la hora, ¿hay alguna razón?

Me levanté, buscando un vestido blanco entre mis cosas.

—¿Sabía que hay una cárcel de mujeres al final del campo? —hice señas para que me ayudara a ponerme el vestido. —Hay una chica de mi edad, creo. No hizo nada grave y es muy agradable. Su receso es a las cinco y me gustaría hablar con ella.

Ella asintió.

—¿Tu padre sabe eso?

—No... —encogí mis hombros, restándole importancia. Me acerqué a un espejo y me observé. —¿Puedo saber cómo te llamas?

—Soy Jesy, linda. —me guiñó un ojo con cariño. —Tu amiga pensará que te ves hermosa. Realmente lo estás.

Un sonrojo se apareció en mis mejillas y sonreí. Salí del lugar emocionada y recorrí el mismo camino con más lentitud, observando el cielo y el pasto.

¿Hasta cuándo podría disfrutar de esta vista?

Escuché el mismo chirrido a lo lejos, entonces empecé a correr, sabiendo que Jade me estaría esperando.

—¡Jade! —chillé jadeante en cuanto noté la reja. Ella soltó una risita e hizo señas con sus manos. —Me perdí un poco en mis pensamientos, lo siento.

—Tranquila, princesa. —su sonrisa se mantuvo en su cara mientras me observaba. —¿Cómo pasaste tu día?

Pensando en ti... —mascullé en mi mente. —Aburrida, ya sabes... No hay nada emocionante en estar en cama todo el día.

—¿No estabas en un internado? —preguntó, frunciendo un poco el ceño. Mis mejillas se tornaron rosa ante mi error y reí nerviosa.

—Estamos de vacaciones. —mentí. —No salgo de ahí, puesto que mi padre trabaja siempre...

—Oh... Entonces estás tan encarcelada como yo.

Asentí, aún nerviosa.

—¿Puedo preguntarte algo? —murmuré.

—Ya estás preguntándome. —respondió burlona.

—¡Sabes a lo que me refiero!

Ambas nos sentamos, ella sobre el cemento y yo en el pasto, con cierto nerviosismo.

—Dispara...

—¿Cómo terminaste aquí?

Ella bajó la mirada y suspiró, quizás decepcionada.

—Soy huérfana. —empezó. —No tenía como comer, así que pasé mi vida mendigando por comida, pero no siempre se puede ser una linda niña, ¿no? —volvió a suspirar. —Empecé a robar para poder comer... Entonces, las cosas se volvieron interesantes en el pueblo y muchos niños perdieron a sus padres, así que yo me hice cargo de alimentarlos a todos, burlándome de la seguridad de los guardias. —Soltó una risita. —Era una clase de Robin Hood, solo que un poco más loca.

Mi corazón se llenó de ternura.

—¿En serio hiciste todo eso...?

—Sí... —murmuró. —Un día, simplemente habían demasiados guardias, pensé que podía saltarlos como siempre, sin embargo, terminé aquí.

La campana sonó y ambas nos levantamos.

—Gracias por contarme tu historia, Jadey...

—No fue nada, princesa. —se sonrojó ligeramente, mordiendo su labio. —¿Nos vemos mañana?

—Por supuesto.

Ella se retiró corriendo, mientras que yo tomé un tiempo más sentada en un lugar cercano, observando el atardecer.

Me hubiera gustado ser una bandida para el bien, tal como Jade.

N/A: Hola :) se suponía que iba a subir capítulo ayer, pero lo olvidé. Lo siento muchísimo.
Hasta el próximo domingo :) salu2 y besos xx

Aviones De Papel [Jerrie Thirlwards] |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora