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Sino recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado. Shakespeare es un sabio en ese aspecto, me encontraba en la cúspide de emociones encontradas, solo me ridiculizaba frente a 2 hombres que no conozco.

Me encontraba en la sala de la gran casa sola, recordando cada momento, no entiendo porque Theo solo no se negó a mi beso, es decir, sé que cualquier hombre no se resiste a unas piernas abiertas, pero después de ese beso me soltó dejándome caer al agua y caminando de regreso a la orilla del mar, mi gran secreto ya había sido descubierto, —Si sabes nadar—, dijo mientras me ponía de pie y tratando de alcanzarlo.

La televisión hablaba sola, yo estaba perdida en mis pensamientos, era un día libre en el itinerario de PLUS, saqué un bote de helado de vainilla y me disponía a comerlo sola, pero mi celular sonó, era Phillip, pensé en ignorar la llamada, pero como estúpida contesté.

—¿Dónde has estado? No has contestado ninguno de mis correos—, suspiré, —Phillip—, lo escuché sonreír, no sabía como pero sonrió, —¿Cómo has estado en California sin mí?—, sonreí y me senté en un rincón del gran sofá, —¿Estás con alguien?—, pausé la televisión, —No, es solo la televisión—, el aire chocaba con la bocina de su teléfono, —¿Cómo soportas el clima de California en esta época?—, me confundió, me puse de pie para mirar el patio trasero, había viento llevándose algunas hojas, —¿Cómo sabes que el viento es tedioso ahora?—, el viento seguía a través de la bocina, —Yo lo sé todo cariño, oye... Te tengo una sorpresa, es decir, aquel día no pude darte tu regalo de navidad, porque te fuiste—, recordé la propuesta de matrimonio, —Agh, Phillip no te preocupes estaré bien—, el viento era incomodo a través del teléfono, —De acuerdo, pero me parece que mi regalo ya llegó a tu residencia californiana—, no pude evitar sonreír misteriosa emocionada, así que caminé al lobby, —¿Ya lo viste?—, negué, —No, no hay nada, ¿está en una caja?—, buscaba por todas partes, —No estoy seguro, ¿ya viste en tu buzón?—, caminé hasta la gran puerta, —No, no hay...—, abrí la puerta y ahí estaba Phillip, con esa sonrisa y el teléfono en una oreja, —Lo encontraste—, estaba sorprendida, —Phillip... ¿Qué haces aquí?—, dio un paso a la casa, —Quise dar un paseo, ver donde te alojó la empresa—, se quitó el saco y caminamos a la sala, él observaba cada detalle de la casa, —Además, te fuiste sin despedirte—, incliné la mirada, —Ambos sabemos el porque—, quiso abrazarme pero velozmente me alejé hasta la cocina, —¿Quieres algo de beber?—, asintió mientras miraba la sala y cada detalle, —Si que le diste al pez gordo, ¿te quedarás aquí?—, serví dos copas de vino blanco, —No, solo es por dos semanas—, caminé hasta donde él y nos sentamos en el sofá, —¿Te interrumpí?—, dijo viendo la pantalla pausada y el bote de helado, —¿ah? no, no, yo iba a...—, sonrió de esa forma como me volvía loca, —De acuerdo, iba a ver una película, pero llegaste de sorpresa—, sonrió y se acercó a mí, —Te he echado de menos Grace—, solté una risilla y bebí un poco del vino, —En serio, no es broma, Australia no es lo mismo sin Grace Richards—, lo miré mientras bebía de golpe el vino, e hice a un lado la mía, —Claro, como digas..—, puso un brazo detrás de mí, —En serio Richards, no entiendo como lo crees imposible, para mi Australia se siente vacío sino estás—, ahí vamos de nuevo, supongo que la pregunta es ¿cómo me enamoré de un cretino como él? Pero es que ese cretino tenía un no se qué, que realmente me volvía loca, además del sexo, pero realmente me enamoré de la única persona que notó mi presencia en la triste Australia —No sé Phillip, Australia gira al rededor de cualquier otro menos de mí, eso lo puedo asegurar—, se acercó a mí haciendo a un lado mi cabello, —Te ves preciosa en la reviste PLUS—, Lo miré sorprendida, —¿Cómo sabes de ello?—, sonrió, —Cariño, yo lo se todo—, lo miré retadora, —De acuerdo—, soltó una risilla mientras acariciaba mi oreja, —Tuve que saber donde estabas metida, así que soborné a un chico de sistemas para que me diera tu paradero, el cual el jefe se rehusaba a decirme, cuando me dijo le pedí que me consiguiera la revista donde te publicaron y cuando te vi en esas fotos, me dije a mi mismo: ''Diablos Phillip, ¿cómo dejas ir a una chica como Grace?—, por un momento mi lado emocional estuvo a punto de creerle, —¿En serio?—, asintió y mordió mi oreja, —Y cuando supe donde estabas tomé el primer vuelo a Los Ángeles, tenía que verte de nuevo—, me estaba convenciendo, realmente no tenía salida, sus movimientos me estaban dejando débil, —Realmente te he echado de menos Grace, tienes que volver pronto—, comenzó con mi cuello, estaba dispuesta a ceder, tomar mis cosas, abandonar todo y volver, pero tenía que cerciorarme que él de verdad vino porque siente algo por mí, —¿Qué hay de Jenna?—, suspiraba, comenzaba a excitarse, eso quedaba claro, quiso besar mis labios, encimarse pero lo detuve, —Phillip, te hice una pregunta, ¿Qué hay de Jenna?—, se detuvo y sonrió, —¿Qué quieres saber de ella?—, alcé las cejas estupefacta, —¿Es en serio? Phillip, le pediste matrimonio y ahora me preguntas que quiero saber de ella después que me pides que vuelva—, sonrió y se sentó junto a mi de nuevo, —Si van a casarse, ¿verdad?—, suspiró, era obvio, solo quería tener sexo y volver a retomar su vida con esa mojigata, me puse de pie enojada, caminé hasta donde su chaqueta y me siguió, —Mi amor, Grace, detente, déjame explicarte—, abrí la puerta y lo empujé, —No hay nada que explicar Phillip, puedes volver a Australia y continuar con tu vida, olvida mi nombre, mi cara, olvida que existo—, estuve a punto de cerrar la puerta cuando la detuvo, —¿Estás segura Richards? No encontrarás a alguien como yo, nadie te hará sentir como yo, ¿no recuerdas lo bien que la pasábamos en la cama, o en el auto?—, lo empujé pero se detuvo, queriendo volver a entrar, nunca vi eso, hasta que Theo apareció de la nada y lo empujó hasta afuera, —¿tú quién eres?—, las palabras de Phillip me dolieron, realmente me dolieron, estaba admitiendo que yo era el comodín sexual, —Lárgate—, dijo Theo, pero Phillip se rehusaba, —Regresa por donde viniste niño bonito, este asunto es entre ella y yo—, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, —Dijo que no quiere verte—, Phillip soltó una risa sarcástica, —¿Quién te crees? ¿Su guardaespaldas?—, Theo quiso entrar y cerrar pero Phillio lo detuvo, —¿Con qué él es tu nueva aventura? No tardará ni un par de segundos y te dejará Grace—, Theo lo empujó y le dio un golpe, Phillip retrocedió tocando su quijada, iba a regresar el golpe, pero mi cuerpo se movió solo, —Vete Phillip—, sonrió y escupió algo de sangre, —Adiós para siempre Grace—, se dio la vuelta, no iba a desperdiciar un momento como ese, entre lágrimas caminé por delante de Phillip y golpeé su pierna, mis impulsos me llevaron dentro la casa con Theo.

Caminaba en círculos llorando, —¿Te encuentras bien?—, dijo Theo, comencé a reír, me sentía libre, me sentía como nueva, me sentía ligera, me había quitado un enorme peso de encima, —¿Grace?—, caminé a la cocina, tenía que hablar con Greene, decirle lo que pasó, —¿Grace te hizo daño?—, Pero como era de esperarse, Ni Greene, ni Laura tomaban las llamadas, encaré a Theo y regresé en sí.

—Theo.. Lamento que hayas presenciado eso—, sonrió y negó con la cabeza, —No te preocupes, ¿te encuentras bien?—, asentí, —Me alegra que hayas estado, no quiero imaginar lo que hubiese pasado—, asintió y vi su mano, tenía los nudillos ligeramente morados, —¿Te duele?—, miró su mano y sonrió, —No—, tomé su mano y se quejó un poco, —Déjame ayudarte—, fui por la caja de primeros auxilios, —Lo vendaré para que no tenga tanto contacto con objetos y el dolor sea menos—, asintió, comencé a vendar su mano tan despacio y delicado como pude, —Listo—, lo miró y sonrió, —Gracias—, asentí, él me miraba preocupado, —¿Dios te dijo que estaba en peligro?—, soltó una risilla dejando ver sus dientes blancos, sus ojos arrugados, —No, vine a... Traerte un respaldo del vídeo de ayer—, me dio un USB, y sonreí al recordarlo de nuevo, —Gracias—, asintió, —Hay algunas cosas extra que no incluí en el vídeo, ya lo verás después—, lo miré, ¿por qué era tan amable conmigo? —Theo, ¿tienes algo que hacer mañana? Es decir, como tendremos estos 3 días libres pensaba en ir, ah... No sé, al cine quizá—, sonrió y asintió, —¿Y Travis?—, incliné la mirada, no supe de Travis desde que se fue con Jeffrey, —Él ha estado muy ocupado—, asintió, —Iremos a acampar—, pensé en su novia quizá, —Oh, lo siento... Ella es más importante—, arqueó una ceja burlona, —¿Ella?—, asentí, —Si, tu novia..—, soltó una carcajada, —Tienes una imaginación bastante amplia, no tengo novia Grace—, mi subconsciente se emocionaba al oír eso, —¿no?—, negó dos veces con la cabeza, —No, unos amigos quieren ir a acampar a un lago—, asentí torpemente y solté una risa —Guau, entonces diviértete—, sonrió, incliné la mirada, tenía que hacer algo rápido, sonar interesante, hacerle saber que no pasaré estos tres días encerrada viendo películas, —¿Grace?—, lo miré, —¿Tienes algo que hacer esto días?—, sonreí, vaya cliché, quizá sintió mi soledad, quizá tiene un radar que detecta las vidas miserables a un metro de distancia, —Claro que sí, renté un par de películas, quizá las vea en estos días—, sonrió, —¿Quieres encerrarte y solo ver películas?—, asentí y el sonrió, —¿Qué tiene de malo?—, negó, —Ven con nosotros al lago, es decir... Conmigo, si quieres...—, Sonreí ligeramente, ese radar funcionaba a la perfección, —¿No se molestarán tus amigos cuando me vean?—, adoraba la forma en la que su cabello salía por esa abertura de la gorra, —Para nada—, sonreí, no tenía nada que perder con él, ya había visto lo peor de mí, —De acuerdo—, nos pusimos de pie, —De acuerdo—, dijo repitiendo lo mismo, —No olvides repelente—, asumía que ya se iba, —No lo haré—, caminó a la sala y tomó asiento reproduciendo la película, —¿Qué haces?—, me miró y sonrió, —Rentaste películas, al menos que valga la pena haber gastado dinero en ello—, sonreí, quise quitar las copas, —No, déjalas, pidamos algo para comer—, lo miré sorprendida, realmente sorprendida, —¿Pizza?—, sonreí burlona, —Pizza—, sonrió y me senté junto a él, y en lentos pasos sin dejar de mirar la televisión, tomó mi mano, creo que le daba cierto derecho después del beso que le robé ayer en la playa.

—, Sonreí ligeramente, ese radar funcionaba a la perfección, —¿No se molestarán tus amigos cuando me vean?—, adoraba la forma en la que su cabello salía por esa abertura de la gorra, —Para nada—, sonreí, no tenía nada que perder con él, ya había v...

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Encuentros InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora