Capítulo 4 *OTRO CAMARERO*

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La noche pasó lentamente para Magnus. No podía conciliar el sueño, a causa de la excitación que sentía. Al final tuvo que ayudarse de su mano, para aliviar su "situación"

Cuando por la mañana despertó, fue a la habitación de su amigo, interesado en ver como se encontraba, no obstante, no lo encontró por ningún lado.

–Probablemente estará desayunando. –dijo en voz alta.

Su estómago lo saludó con un rugido, pidiéndole alimento, haciéndole saber que existía. Se dirigió al baño para asearse y vestirse, y una vez perfectamente vestido, encaminó sus pasos al restaurante del hotel.

 Se dirigió al baño para asearse y vestirse, y una vez perfectamente vestido, encaminó sus pasos al restaurante del hotel

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Halló a su amigo en la terraza del comedor, tomándose un té. Los rayos de sol daban de lleno en sus rubios cabellos, iluminándolos, volviéndolos de un dorado tan claro, que parecían blancos.

–¿Qué estás... haciendo la fotosíntesis? –preguntó con sorna, removiéndole algunos mechones de la cabeza.

–¡Jajaja! –fingió una carcajada– Te crees muy gracioso, ¿verdad? –habló el rubio torciendo su boca en una mueca de disgusto.

–Bueno y... ¿cómo amaneció hoy mi esparrago triguero?

–Muy bien. –expresó Ragnor, ignorando el apelativo con el que lo había llamado su amigo.

–He pensado que esta mañana te podría llevar a conocer la Sagrada Familia, o la basílica de Santa María del Mar, o la catedral o quizás...

–No te esfuerces. –lo interrumpió el rubio– Pero ya tengo planes.

–¿Planes? Ragnor, quedarte todo el día en el hotel, esperando que te broten hojas, no es un buen plan.

–Que me broten hojas no creo, pero justo ahora tengo al lado un capullo. Pero... sabes que te digo, que mejor voy a ignorar tus comentarios hirientes. He quedado con una mujer.

–¿TÚ? –curioseó, alzando la voz con asombro– Pero si no sabes hablar español, alma de cántaro.

–Pues verás... he conocido una mujer; es inglesa, muy simpática y guapa. –suspiró– Ha venido de vacaciones con una compatriota, pero su amiga tiene jaqueca, así que, ha bajado a desayunar, y al oírme hablar en inglés, me ha sonreído. Al ver que estaba solo, se me ha acercado, me ha preguntado si podía sentarse en mi mesa, por supuesto, yo le he dicho que sí, y bueno, hemos empezado a charlar, una cosa ha llevado a la otra y.... Ya sabes.

–¿Ragnor desde cuando hablas solo? ¡Oh Dios mío! Sabía que la falta de abono podía afectarte, pero no pensé que te volvieras tonto tan pronto. –Magnus lucía preocupado, bueno, más bien lo fingía. Tocaba y observaba minuciosamente su cabello.

–No hablo solo. Ha subido a su habitación para ver si su amiga ya está mejor. En cuanto baje nos vamos. ¿Y qué demonios haces con mi pelo, chalado? –lo miró con extrañeza.

LAS VACACIONES DE MAGNUS Y RAGNORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora