Capítulo 5 *OYE, PUES NO ESTÁS NADA MAL*

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Los días fueron pasando y Magnus no consiguió ligar con nadie, y encima, para mayor desgracia suya, Joan lo evitaba creyendo que era un pervertido o algo parecido

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Los días fueron pasando y Magnus no consiguió ligar con nadie, y encima, para mayor desgracia suya, Joan lo evitaba creyendo que era un pervertido o algo parecido.

Magnus y Ragnor tomaron la rutina de dedicar las mañanas a tomar el aperitivo, y luego visitaban algún monumento o algo destacable de la ciudad.

Un día que Ragnor se estaba duchando, Magnus entró sin saber que su amigo estaba en el baño. Lo sorprendió desnudo, secándose con una toalla. Las gotas de agua resbalaban por su cuerpo, rodando por su torso bien delineado, bajando por sus músculos abdominales, para perderse dentro de la toalla que tenía atada a la cintura, dejando una imagen muy sexy del rubio.

–¿Qué demonios haces aquí, es que no sabes llamar a la puerta?

–Perdón. No sabía que te estabas duchando.

Se dio la vuelta. A través del espejo del lavabo observaba el cuerpo desnudo de su amigo, entreteniéndose más de lo necesario en lavarse los dientes, mientras el de cabellos claros se quitaba la toalla y empezaba a vestirse.

Vaya, no sabía que Ragnor tuviera ese cuerpazo. Quien lo hubiera imaginado. La verdad es que... no estaba mal, pero que nada mal.

¿Pero qué demonios estoy pensando? Él es mi mejor amigo. Magnus tranquilízate se dijo a si mismo, esto tiene que ver con la falta de sexo.

Cuando ambos estuvieron yavestidos y aseados, bajaron al comedor a desayunar. Se sentaron junto a unaventana. Los rayos de sol daban de lleno en la cabeza de su amigo. Ragnor teníael cabello tan claro y rubio. La discrepancia entre estos y sus ojos negros lefascinó. Siempre le había llamado poderosamente la atención, el contraste de estas cosas. Su mente recreó en unos leves segundos, la imagen del cabello negro y los ojos azules de Will Herondale. Ragnor continuaba hablando, pero él solo asentía y sonreía sin prestar atención a lo que este le estaba contando. El sol había bronceado ligeramente la pálida piel de su amigo. La verdad es que le quedaba muy bien esa nueva tonalidad.

¿Desde cuándo la boca de Ragnor se veía tan apetecible...? ¿Por qué de repente le entraron ganas de probar esos labios? ¿A qué sabrían? ¿Cómo se sentiría oír esa boca gimiendo su nombre, y susurrando por más?

–¿Magnus me estás escuchando?

–¿Qué? –preguntó confuso, perdido en sus pensamientos– Sí, sí claro, continua.

–Bueno, pues como te iba diciendo, esta noche Lorraine y yo...

Magnus no le quitaba ojo a Ragnor. Este parloteaba sobre algo. Su amigo solía ser una persona muy seria y, habitualmente bastante, cascarrabias, no obstante, la verdad era que hoy lo encontraba muy sexy.

¿Cómo sería en la cama...? ¿Sería apasionado? Seguro que sí, todos esos que parecen muy sosos y contenidos, luego entre sabanas se transforman en auténticas fieras. Sí, seguro que sería muy fogoso. Tal vez... Pero no.

LAS VACACIONES DE MAGNUS Y RAGNORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora